Orgullo, del bueno
Ocurrió un sábado de enero, a principios de 2020. Franklin
y yo, interrumpimos la composición de su biografía para ir a tomar un café al
otro lado de la calle frontal de la Universidad de Costa Rica.
Franklin se dio media vuelta. Yo me detuve. La otra muchacha miraba.
La muchacha que
habló, deseaba identificar al profesor, pero yo pocas veces lo presento así. Para
mí, Franklin es el amigo que he tenido desde 1,973. Para la muchacha que
preguntó, él es el Profesor Franklin Perry Price.
ꟷSí. Soy profesor…ꟷUsted me dio clases en el curso
… (tal y tal). Tal vez no me recuerda, pero yo fui alumna suya, lo recuerdo muy
bien…ꟷSí yo di ese curso varias veces
y en varios lugares.
Luego vinieron de parte de ella, más detalles que fueron completando el punto que Mr. Perry buscaba en su memoria. Al instante supe que la pregunta no fue informativa sino de comunicación. Claro, me sentí orgulloso. Pero, hay un orgullo de fondo, el de poder decir: tengo un amigo... Si ese amigo, ha logrado que lo que Franklin, es un valor agregado a su esencia como persona humana.
Esfuerzo, soledad y
agradecimiento
En algún momento
durante la entrevista de esa mañana, se quedó mirando hacia el piso superior
del Edificio de Letras y dijo: Estoy muy agradecido con la Universidad porque
me sacó de la miseria…
Esa declaración
encierra lo que es y quién es Franklin Perry Price. Venido de Limón a los
catorce años, se quedó solo, en San José, para luchar por la superación con
casi ningún recurso. No daré los detalles de ese proceso, pero sí puedo decir
que fue duro hasta que logró graduarse como profesor de inglés y de Literatura
Inglesa en la Universidad de Costa Rica. Hubo personas que lo ayudaron y eso,
el profesor Franklin Perry Price no deja de recordarlo ni de agradecerlo.
Para La Coleccionista de Espejos:
Harold Herrera.
Tomado del Álbum Cultural de la Familia
Afro-Costarricense…
No hay comentarios:
Publicar un comentario