De los Nombres del Negro

(Con el perdón de Fray Luis de León) A Rebbeca Waterhouse Por haber aceptado el reto Al iniciar mi primer año de la secundaria, Tomá s Guido, uno de mis profesores, me dijo: “Póngase de pie, levante la cabeza y con hidalguía y aplomo diga su nombre otra vez...Sí, continuó, porque después de todo, es de las pocas dádivas que se le otorga al ser humano al nacer; todo lo demás se gana, se paga con dinero, lágrimas esfuerzo y hasta sangre....” Me sorprendió tan impresionante despliegue filosófico en torno a un asunto tan sencillo y cotidiano como es el nombre. Claro está que entonces desconocía la situación tan compleja que había entorno al nombre del negro, especialmente en la diáspora. Situación que se encuentra íntimamente ligada a las ansías de identidad del negro porque como dice Eulalia Bernard “No puede ser idéntico a sí mismo quien desconoce su propia identidad..." ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Hacia dónde me dirijo? ¿Acaso soy? ¿Cómo sé que soy? ¿Realmente existo? ¿Quién es...