La Coleccionista de Espejos

Juan Carlos Olivas Poesía    Habrán notado, bueno Jill Barquero lo hizo, que hace tiempo no hacemos referencia sobre autores modernos costarricenses, y que por el contrario nos hemos abocado a referirnos a autores de la vieja escuela, algunos, o a los de la supremacía literaria internacional, especialmente norteamericana, y quizás se pregunten por qué. Algunos dirán que es debido a lo que dicen, o han tenido que decir con respecto a la (con) formación de la que suponen es la coleccionista y que según su parecer, por no tener un título profesional no tiene la acreditación suficiente para hacer una   buena crítica o, que los demás somos fantasmas, termino, que al menos a mi mujer, Anne y al resto de las femeninas del grupo les encanta usar, nacen de la afiebrada imaginación de Dell, sin embargo, todo tiene una sola respuesta y es el SOLO HAY QUE VER QUIEN ESCRIBE, emitido por G. Barquero, profecía que hizo que (Dell no, ella no suele decir dos veces las cosas, además ...

El 7 de octubre fuimos Dell y yo a Cartago, esta vez no al Instituto Tecnológico, donde   fuimos invitados dos veces la semana pasada, sino al Museo Municipal de Cartago: la Editorial Costa Rica entregaba la obra: Lo Real y lo Imaginario Ensayos Literarios, del filósofo, político, educador costarricense, Luis Barahona Jiménez.   Ocupando la mesa principal se encontraban los doctores Arnaldo Moya G, Roberto Castillo, Arnoldo Mora R, Macarena Barahona y la master Marcela Echandi.   También estaba María Isabel Brenes en representación de la Editorial Costa Rica y Marisela Mora, difusora de la misma quien hizo de maestra de ceremonia. Tras dar la bienvenida, Brenes se refirió a las peripecias pasadas antes de que viera la luz pública el volumen en cuestión, procedió a la entrega oficial del libro a la familia Barahona: presentes, entre otros familiares sus hijas Dorelia y Macarena varios nietos y una bisnieta. Tomando la palabra, después de María Isabel, la Dra. Macare...

Por Franklyn Perry P.                                                                                                Para Alfredo, mi hermano Juventud divino tesoro te vas para nunca volver... y me alegro que nunca has de volver, pues pocas son las cosas que añoro de tu partida. No las miles de incertidumbres, la eterna dependencia, los adultos sabios, los hermanos mayores, los hermanos menores, la nefasta adolescencia, la iglesia vigilante, las advertencias, el sexo dulce juego conver...