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Mostrando entradas de febrero 27, 2022

La Bacinilla de mi Abuela...

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  Cuento inédito, incluido dentro de historias del Infortunado Tamuga.  Derechos de autor autorizados por Carlos Francisco Zúñiga Díaz, bajo custodia de Dlia McDonald El vacilón lo inventó Tamuga, podía no. Y la torta del susto también. Según el decir de la abuela, el Viernes Santo, después del descenso de la cruz, deben rezarse treinta tres credos. Si se hace con devoción, explicó, se ganan indulgencias. Cuando le pregunté que era eso, me salió con uno de sus enredos y consiguió, como siempre, dejarme en babia. El negocio de una rebaja de trescientos días por aburrirse tantísimo con el rece y rece, para mí, era chueco. Si uno se palma está la confesión y si no se confiesa, no lo dejarían nunca guindando en el purgatorio o de camino. La misma Abue pagaría las misas. Entonces, me preguntaba, ¿para qué el sacrificio de decir treinta y tres veces lo mismo? Pero caí en la cuenta de que ella pitara antes, pues tenía derecho anticipado por su reviejera y hacer fila desde un ca...