Nombre de la obra: Rogelia
y otros cuentos que me han contado…
Autor: Gabriel Vargas Acuña…
Género: Se supone que cuento
Nivel: Ya se verá
Jugo temático: Quizá sea desagradable mi
siguiente comentario, pero es mi forma de verlo y no espero aprobación de NADIE,
sobre todo porque esta es una página de crítica literaria, y su misión es solo compartir objetivo de lecturas, y demás como
lo hace cualquier lector en el mundo que es lo único necesario para hacer una crítica
literaria: leer y que se sepa qu(é) se piensa diferente en algunas cosas…
Antes de iniciar quiero decir un par de cosas de las que
he esperado respuesta durante 9 años y contando:
1. El autor
es el responsable de una presentación literaria del que considero, YO: Dlia
McDonald el peor libro de poesía escrito en Costa Rica, y lo digo fundamentada
en la lectura posterior que me vi obligada a hacer después de las acusaciones
que el mismo y su compañera lanzaron al medio cultural con el panfleto de
CRITICO FANTASMA, difundido con total irrespeto al ARTÍCULO 24.- (Constitución Política
de Costa Rica), (sic)…Se garantiza el derecho a la intimidad, a la libertad
y al secreto de las comunicaciones. Son inviolables los documentos privados y
las comunicaciones escritas, orales o de cualquier otro tipo de los habitantes
de la República…Igualmente, la ley determinará en cuáles casos podrán los
Tribunales de Justicia ordenar que se intervenga cualquier tipo de comunicación
e indicará los delitos en cuya investigación podrá autorizarse el uso de esta
potestad excepcional y durante cuánto tiempo. Asimismo, señalará las
responsabilidades y sanciones en que incurrirán los funcionarios que apliquen
ilegalmente esta excepción. Las resoluciones judiciales amparadas a esta norma
deberán ser razonadas y podrán ejecutarse de inmediato… No producirán efectos
legales, la correspondencia que fuere sustraída ni la información obtenida como
resultado de la intervención ilegal de cualquier comunicación. (Así reformado
por Ley No.7607 de 29 de mayo de 1996), ARTÍCULO
28.- Nadie puede ser inquietado ni perseguido por la manifestación de sus
opiniones ni por acto alguno que no infrinja la ley. Las acciones privadas que
no dañen la moral o el orden públicos, o que no perjudiquen a tercero, están
fuera de la acción de la ley. ARTÍCULO
29.- Todos pueden comunicar sus pensamientos de palabra o por escrito, y
publicarlos sin previa censura; pero serán responsables de los abusos que
cometan en el ejercicio de este derecho, en los casos y del modo que la ley
establezca... por Luis enrique Arce, sin siquiera leer el libro en cuestión,
y menos hasta tiempo después saber que LA COLECCIONISTA DE ESPEJOS, fue creado
por mí, tildado como corresponde, y que en él tengo toda la injerencia que me
dé la gana.
2. Calebth
Aguilar Figuls, existe en Facebook del mismo modo que otras personas: tanto el
autor del libro como su compañera aparecen que la misma manera que él; y si
vamos a exigir señora Prado, que se quiten mascaras y caretas empiece usted por
reconocer que es un escritor pertenece a la crítica, y si no la tiene vaya con
Dios y con su pan se lo coma
3. Si quieren
pensar que la crítica viene por venganza, con toda confianza y si tienen
cualquier disconformidad con lo que tenga que decir sobre este libro, remitanla
a la PROCURADURIA DE COMUNICACION, Avenidas 2 y 6, calle 13, Internet
Http://www.pgr.go.cr Correo Electrónico: procuraduria@pgr.go.cr. Apdo. 78-1003
La Corte. Teléfono 2243-8400, faxes 2233-7010, 2255-0997, 2222-5335, que
gracias a ustedes finalmente existe.
A lo
mío:
Rogelia y otros cuentos que me han contado…
Gabriel Vargas Acuña…
Uno. Antes de La
Coleccionista, ya me había atrevido a cuestionar los lineamientos de lo que se
escribe en Costa Rica, y pensaba que los académicos no deberían ser escritores porque
creo que su ACTITUD DE SABELOTODO no suma, divide. Francisco Zúñiga D., quien
fue uno de mis fundadores medulares también pensaba lo mismo, porque mientras
la historia avanza e intentamos reescribirla, decía, no hay que forma parte de
quienes destruyen, desde mi experiencia, he visto ciertos «patrones» que para
mí no ayudan... Es la tercera vez que leo un libro escrito por académicos con
tan poco que decir, y sí mucho que maldecir. El primero, Insectidumbre, de Carlos
Manuel Villalobos, el prologuista de este, sumando una serie de juegos semánticos
en nada distintos a los que usó Aguilar Figuls en su momento, trata de elevar
un texto rígido y acartonado, escrito sin errores es verdad, pero ¿es de
esperar, sobre todo en un libro de cuentos como este, que todos los lectores entiendan
la problemática tal cual la ve el escritor?, cosa que no es distinto al actuar
y pensamiento de la creadora de Tríptico las mareas, de la académica
Magda Zavala G., de la que tengo la percepción de que se ve a los hombres (siempre),
como opresores y oprimidas (mujeres siempre) y creo que esto no es siempre
cierto. Existen también mujeres que son iguales a lo que atacan. No todos los
hombres oprimen, conozco a fantásticos hombres que aunque no son perfectos, ahí
van, al igual que muchas de nosotras haciendo el esfuerzo por reconstruirnos, y
creo que reconocerlo no es malo; como tampoco lo es, me parece hacer cualquier
reconocimiento a los varones sin que sea visto como traición, porque cuando dejamos
de entender que tenemos sensibilidades particulares y que a veces, no estamos
con una mala persona sino, con alguien que no nos corresponde, que ve el mundo
de manera distinta, pero eso no debería separarnos si en términos generales,
hay valores comunes que nos acercan. Muchas veces, nuestras actitudes logran el
efecto contrario de lo que se espera: para mí, Tríptico las mareas, es un buen
manual de violencia de género, y es más que inclusivo el daño que puede
percutir. Y si eso no es capaz de verlo un hombre, un hombre, o una mujer en
todos sus extremos, ¿Qué puedo esperar yo de Rogelia y otros cuentos que me
han contado, si son todos amigos y dueños de la misma carrera académica?
A veces pareciera que los escritores son nuestros enemigos, veo así, este libro.
Algunos -pocos, es cierto- cuentos nos acompañan en este viaje de aprendizajes desaprendidas,
progresivo y lento llegar a ninguna parte. Hace años era yo quien no entendía este
tipo de lecturas, pero tuve la suerte de encontrarme personas, incluidos los
anteriores, que de manera gentil me guiaron y enseñaron esta niña NEGRA, inmadura,
tonta, pero bastante privilegiada tanto por el país en que vivo, por las
personas que me dieron la lección más importante: que cada quien a su tiempo aprende y asimila y no es intentando imponer
nuestra verdad, que hacemos que se escuche, y perdonen pero la existencia
determina la conciencia, Francisco Zúñiga, es decir que quién no ha vivido, difícilmente
llega a entender muchas cosas como si las entiende un escritor de verdad, o quien
las vive a profundidad. No debí esperar nada más ni nada menos de este libro…
Para La Coleccionista de
espejos: Dlia McDonald Woolery
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