viernes, 12 de enero de 2018

Sobre...

NEBLINA PURPURA, de Vernor Muñoz.

Por Luis Antillón

Con gran expectativa y después de varios tropiezos, pudo llegar a mis manos un ejemplar, bellamente encuadernado de la nueva obra de Vernor Muñoz, Neblina Púrpura.

Después de haber leído su magistral “Como Ríe la Luna”, no sabía yo qué esperar de un libro cuya temática conocía bastante bien por haber vivido durante las épocas descritas en su admirable narrativa.

El lector se topa con una serie de anécdotas ingeniosamente hiladas por medio de un extraordinario dominio de recursos literarios tan diversos y originales como puede esperarse de un autor en plena madurez y dominio de su oficio.

Aparte de la forma literaria de la obra, lo interesante es la sensibilidad con que ésta toca las fibras en estado latente que quedan más o menos fragmentadas en nuestra memoria individual y, aún más interesante, colectiva.

Es sorprendente cómo nos damos cuenta de que aquellas experiencias, aquellas vivencias y sensaciones que creíamos dominio exclusivo de un pequeño núcleo del cual nos felicitábamos por formar parte, resultan mucho más extensivas, más populares y más profundamente caladas dentro de un importante sector de los jóvenes de aquella “última generación que se atrevió a soñar con imposibles”.

Cabe destacar dos aspectos de la obra que llaman poderosamente la atención por la finura de su recurso: Primero, los hechos se narran en primera persona, pero son dos narradores, dos individuos que de alguna manera provienen de dos planos diferentes de la misma realidad, que traslapan casi tangencialmente su existencia en dos momentos separados después de haber transcurrido un largo tiempo. Segundo, el uso de vocabulario “técnico” para describir situaciones humanas o sentimientos personales. El ejemplo más llamativo lo notamos en la relación entre una pareja, en la cual el esposo vive en frecuencia modulada mientras que ella opera en onda corta. 

Otro aspecto de forma y contenido que encuentro muy interesante son los diálogos con la mujer disléxica, que el autor, sospecho, utiliza para dar rienda suelta a sus más alucinantes (y “psicodélicas”?) combinaciones de palabras y conceptos que de otra manera no podrían tener cabida en una obra literaria “razonable”. 

Para quienes sabemos de qué habla Neblina Púrpura y recordamos a La Izquierda Erótica, Organized Confusion o Fire Yeah, este libro es de lectura y referencia obligada. Es un viaje a nuestro propio interior y un alivio al saber que aquello que vivimos no quedará en el olvido. 

A quienes que no tienen la menor idea de qué se trata esta historia, especialmente a los jóvenes de hoy, les recomiendo leerla de todos modos, para despertar de su pasmosa indiferencia como generación, y porque la obra es en todo caso, altamente meritoria.


Para La Coleccionista de Espejos:
  Facilitado por Vernor Muñoz...

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