jueves, 19 de noviembre de 2015

Quién fue y qué hizo...

Mario Chacón Segura

Aunque les repitiese el nombre varios veces, Mario Segura, nadie imaginaria quién era: el autor de Caballito Nicoyano, una de las piezas más representativas del folclor costarricense y uno de los himnos patrios del país; Punto Guanacasteco, Guaria Morada, Caña dulce, Guaria morada, y mi favorita, Amor de temporada; canciones siguen sonando en todas las escuelas y colegios de su Costa Rica.

 Nació el 7 de diciembre de 1911, en San Rafael de Escazú, el mayor, de los cinco hijos del carnicero don José María Chacón Morales, nativo de Heredia, y de Zoila Segura.  A los dos meses de nacido, lo trasplantaron a Santo Domingo de Heredia, donde pasó su infancia entre jocotes, naranjos, trompos pesados de madera, bolinchas, futbol y travesuras como cualquier güililla, de los muchos que por ese tiempo había; y sin embargo, probablemente porque ya traía dentro el germen de la creación de ritmo musicales en ritmo de TAMBITO que se cree derivado de la Danza Española, propio de la región de Guanacaste.
Nunca estudio música, lo suyo era talento natural, y en la Calle Ronda, actual centro de Santo Domingo de Heredia, él aprendió a tocar guitarra de la mano de Mateo Chaves, hijo de un zapatero que sabía de música pues era músico. Entonces, tendría cerca de doce años y para los quince sabría muy bien que son una sola cosa, sabía también que irse a bañar sin permiso a la “Poza del Encanto” costaba tremenda chilillada, y que robarle melcochas a la señora que vendía dulces de tapa frente a la escuela, aunque fueran tan sabrosas, no era buena idea. De joven, vivió en Naranjo (Alajuela) donde trabajó con su padre en un almacén, y de ahí, se vino para San José. En Moravia se casó con Noerní Soto Umaña, con ella trajo al mundo nueve hijos: Roxana, Mariela, Edna, Mario (Q.D.G.), Jhonny, Pepe, Fernando, Norman y Allan.
Chiquito, tocó en el coro de la Iglesia de Santo Domingo de Heredia, y con el mismo candor, años más tarde, se animó a tocar un paso doble titulado “España” en una fiesta de cumpleaños que le hicieran a su entonces jefe Laureano Echandi, en la Secretaría de Hacienda; su impecable ejecución le abrió las puertas de su destino: Gonzalo Pinto, dueño de la radio emisora NUEVA ALMA TICA, le dio oportunidad de cantar con su guitarra en 1929.
Después de eso, con el Gaucho Muñóz, Pipe Madrigal Nieto, y Otto Hutt formó el CONJUNTO LOS ÍDOLOS CRIOLLOS,  y de ahí siempre hacia arriba: apadrinado por el doctor Bañón, formó el Cuadro de Buenos Aires, donde era el director de revista, Antonio Meléndez, Ismael Murillo y Francisco Brenes, y viajaron a México, Centroamérica y Cuba, entre 1948 y 1949, pero al volver a Costa Rica el grupo se desintegró.
Yo crecí, con música de Los ticos, y adivinen qué: él era el director, que se presentaron exitosamente en Centroamérica, Miami, y en México, actuaron en la XEW y El Patio de México. En La Habana (Cuba) alternaron con Pedro Vargas y René Cabel, en el Teatro América, lugares de gran prestigio entonces, y seguí siendo fan, cuando más tarde pasaron a ser el Conjunto Rítmico Los Ticos, que amenizó la boda de mis tíos Fernán y Mayela.
Anocheció y no es más que una parte de nuestra historia olvidada que nos hizo patria…
Para La Coleccionista de Espejos:
Teacher Ana Lu

Datos  e ilustraciones tomados de internet 

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