sábado, 19 de noviembre de 2022

Con palabra de mujer...

                                                  LEDA CAVALLINI SOLANO, San José (1956). 


Cursó la carrera de Artes Dramáticas. Master en Literatura y artes escénicas. Profesora en la Universidad de Costa Rica. Docente en la Escuela de Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica, institución en la que ostenta la categoría de Catedrática.

Escritora de larga data, mucho tiempo, pasábamos una junto a la otra, en los tiempos de Carmen Naranjo y sus presentaciones, sin apenas saludarnos, o saber quién era una, u otra, pero siempre haciéndonos la misma pregunta, ¿Quién será? Después nos amigamos un poco más en los tiempos de ARISTOS, y ahora aquí estamos.

Aunque no es propiamente dicho, una autora de Literatura infantil, muy pocas veces, la literatura escrita, en particular el teatro incluye el rubro infantil. La transición se dio precisamente, porque multiplicativamente inserta en distintos ámbitos, que van desde teatro (la mayoría escritas con Lupe Pérez Rey, Ellas en la maquila (LPR: 1985), primera edición, Pinocho (LPR:1990), Aguirre, yo rebelde hasta la muerte (LPR:1992), Pancha Carrasco reclama (LPR: 1993), Pérea Rey, Lupe. Y en solitario, Ellas en la Maquila: 1995, Magnolia con almanaques:1998, Io coronada de claveles: 1998, Musical garapiñado: 1999, Ocho azucenas para nosotras mismas: 1998, La dulce tragedia de las estrellas (2003, inédita).Hexágonos de Andropeto: 2003, Darío y Gota Mar: 2003, textos diversos en género, pero mayormente infantiles con los que dio un paso que permitió la inserción de su literatura en el lugar preciso: teatro, y más concretamente con el teatro infantil, al menos para mí me parece, a partir de Los Inquilinos del Árbol.

Aunque también escribió ensayo, Tarde de granizo y musgo: 1998, en el que analiza la dramaturgia costarricense actual, Duranta: una flor con nombre de árbol: 2000, primera edición del 2001, una especie de novela, seguido de Cuentos de pocas palabras, Cochero de Estrellas, es el rayo que separa sus aguas.

De Duranta, el texto más revelador hablaremos ahora.

Siendo una especialista en literatura infantil, este texto navega entre camagua y elote: no es completamente un cuento infantil pero tampoco una novela formalmente dicha, sino una estrategia didáctica muy bien organizada para el aprendizaje conductivo que, nos enseña que el amor, en sus distintas manifestaciones, también puede ser encontrada en la naturaleza misma: Duranta es hija de una pitaya que, como la mayoría sabe es una fruta carnosa de sabor agridulce muy propio de los bosques secos, sin embargo, en San José y en Moravia, lugares con cierta humedad también es común encontrar algunas variedades que, sin permiso de la mamá, sino por esa costumbre vagabunda que tienen las semillas de emigrar, un buen día decide ser pionera en su especie, e irse a vivir al TEMPISQUE, por lo que muy modosita aquella mañana, tomó la cazadora, digo autobús a San José, porque según pienso vivía en Barrio Pitaya, y después el autobús que la llevaría a Barahonda para los ticos, porque el nombre correcto es Barra Honda, Nicoya.

En sí, y es un resumen bastante acertado de El camino del héroe que cada escritor debe enfrentar en su momento, y que es un proceso como la vida misma, por lo que en off, un narrador omnisciente, el viaje va transformándose poco a poco, en el desarrollo idílico del autor que escribe sin alejarse de la infancia que de repente, habiéndose criado en una ciudad, descubre que el lugar final de residencia tiene sus bemoles: ella no sabia lo que era una raíz aérea, ni como se comportan las flores de arboles como ella, por lo que el proceso de aprendizaje se convierte en una serie maravillosas de aventuras en las que el sol, la hormiga, el viento, y todo lo que se encuentra a su paso, la ayudan a tener, o más bien, un estado de mejoría con forma pasa el tiempo necesario para crear su propio hábitat.

Sutilmente, el libro hace que despierten los sentidos educativos de investigación y de asombro ante el descubrimiento, evento que desarrolla la función tanto cognoscitiva como conductivista que la literatura infantil, en conjunto con las ilustraciones, y el uso del lenguaje adecuado, debe suministrar para un aprendizaje adecuado, puntualizando de paso, una critica bastante somera a los sistemas educativos convencionales o no, que enseñan solo por enseñar.

Me detengo aquí, porque es lo que el libro ejemplifica para mí…

 

Para La Coleccionista de Espejos: DMcD

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