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David Maradiaga, Managua,
Nicaragua, 1968 San José, Costa Rica, 1995.
De tiempo en tiempo, la cultura costarricense
sufre grandes y terribles pérdidas (y/o ganancias. Todo depende del cristal con
que se mire…) que, determinan cambios necesarios…
Junto con Alexander Obando, de reciente muerte, Jaime Quintanilla, Julio Acuña, y Melvyn Aguilar, el único sobreviviente, creo, conformaban lo que en este tiempo llamarían algunos DARK, o lo que Dell llama la capillita de los poetas malditos. Hace días. Camino al entierro de doña Clo, pasé por una pared y ahí medio cubierta de muchas manos de pintura de agua y maleza, pero perfectamente leíble: DAVID MARADIA VIVE… estaba.
Esa tarde le pregunté a Dell, porque
vagamente recordaba ese nombre, quién era…
Él era un poeta del
que NUNCA sabremos a fecha cierta sobre el día ni la forma de su muerte. Solo
que fue, probablemente, el penúltimo de los llamados Escritores
Malditos costarricenses; quedan en pie, Billy Sáenz Patterson y Melvyn
Aguilar, quizás el más próximo a su camino y tiempo de creación y muerte,
aunque nunca se conocieron, fue Felipe Granados, y ya sabemos cuál fue su fin,
me dijo…
Por tradición, en Costa Rica el escritor
maldito es aquel que muere alcoholizado, olvidado y renegado en algún lugar de
la ciudad; por eso sabremos simplemente que, único e irreverente, gran lector,
y amante de un mundo en el que vivió día a día, David Maradiaga, fue grande a
su propio modo, y por ello uno de los más importantes poetas, en aquel momento,
de los poetas jóvenes que descollaban a finales de la década de los ochentas y noventas.
Su vida, no fue
fácil: fue el producto del caldero en que destacan los cogollos
tiernos del fruto poético que llevaba dentro y que hace verdaderos escritores;
porque sabía muy bien que el escritor de valor, sufre para escribir…
Oficialmente muerto a los 27 años; su cuerpo,
la materia que nos contiene, (reportado desaparecido desde julio, fue
recuperado en la antigua morgue de la ciudad, 6 meses y 2 días después de que
Jaime Bustamante Montoño, Oscar Fallas, y María del Mar Cordero integrantes de
la Asociación Ecologista Costarricense AECO de la que también formaba parte), fue
entregado a familiares y amigos que le buscaban en las primeras fechas de
agosto, con la nota …hallado en
el Parque de los Mangos, Zapote…un día antes de que partiera del país con rumbo
a pasar vacaciones de 15 días en su natal Nicaragua, había desaparecido y no se
buscó antes porque se pensaba que allá estaba.
Bibliotecólogo formado en la UNA desde hace
unos años, y la noticia de su muerte se volvió una vorágine de dudas porque había
dejado de beber, y se reformaba a sí
mismo entre libros por lo que antes y durante su muerte no hay nada. Siempre se
dijo que también fue una muerte tardía fue provocada por la lucha que llevaba junto
con Fallas, Bustamante y Cordero integrantes de la Asociación Ecologista
Costarricense (AECO), contra la
STONE FORESTAL. Creo que ese es el precio de ser consecuente con lo que uno
piensa y es: un maravilloso escritor con una obra portentosa sin concluir. El
que un poeta sea muerto por sus ideas políticas no es extraño: su función en la
sociedad es obligar al pensamiento reflexivo que lleve a soluciones de los
problemas sociales, y no a enturbiarlos por razones personales. Con más
frecuencia de la esperada terminan asilados en cárceles o casas, o muertos como
el caso de Roque Dalton o Violeta Parra, el actual.
Como ya se dijo era de origen nicaragüense; hijo de padres sobrevivientes a la guerra sandinista que, muy joven fue marcado por el suicidio del padre frente a él, que lo marcó con el sino poético que evolucionó hasta llegar a ser una sabia poética floreciente y destacada que no se limitó a ser uno más del montón que buscaba reconocimientos sin méritos...
No vamos a seguir más.
No lo conocíamos lo suficiente como para hacerlo.
Eso lo dejamos en manos de Fernando
Francia, Uruguay en 1973, quién ha
desarrollado su vida profesional en Costa Rica. Es periodista,
diseñador gráfico, productor audiovisual y consultor en comunicación
estratégica. Bachiller en periodismo, licenciado en comunicación de masas y
master en comunicación política quién, nos parece hace una recopilación
más cercana a todo lo demás que circula por internet; quién nos dice:
…Su lucha era por la vida, su lucha era por
la autonomía de las comunidades. Su lucha tenía que ver con la libertad, con la
armonía entre los seres humanos y con su entorno, pero muy especialmente, su
lucha tenía que ver con los más desposeídos y buscaron, siempre, las
oportunidades que se les han arrebatado.
David, además de poeta y brillante escritor,
era un amigo, un amigo de centenares de amigos. Amigos que lo recordamos,
amigos que lo extrañamos, amigos que aprendimos, amigos que todavía lo vemos
caminar, en forma solitaria en las calles de San José, hablándole a las
estrellas quizás o a algún indigente que, a altas horas de la noche, se
acercaba por ahí.
David Maradiaga era un ser especial, a los 14
años ingresó, como poeta, a la cofradía (casi se le puede llamar así) de
Andrómeda, de la mano de otros poetas malditos, como ya casi, casi era catalogado
David.
Su poesía, firmemente comprometida con la
vida, la naturaleza; ácidamente contrario a la hipocresía y al falso pudor de
qué dirán fue premiada, aunque él nunca vio su libro publicado.
David sabía que lo hermoso y grandioso de la
vida estaba en algunas pequeñas cosas. Pero también sabía que la única manera
de hacer de este mundo un mejor lugar tenía que ver con cambiar, no solo la
forma en que se cuida al ambiente, sino, sobre todo, la forma en que deberíamos
cuidarnos unos a los otros, toda la humanidad.
En este mundo de impunidad no es posible
dejar pasar un muerto más. No es posible quedarse sin siquiera inmutarse por la
violencia y la muerte en Honduras. No es posible no reaccionar ante la
desigualdad que provoca la riqueza más absoluta y la pobreza más
extrema. Cuando llegué a San José, hace 12 años, creí que una pared
me hablaba de David. "San José germina en la tragedia del silencio"
decía a 50 metros de emergencias del Calderón, y posiblemente era así.
Pero unos
meses más tarde, frente a la mismísima casa de gobierno, alguien en una pared
de lata de zinc quiso recordarle a alguno de los habitantes de turno de Zapote
que "David Maradiaga vive" y así lo seguimos diciendo nosotros, sus
amigos… David Maradiaga nació en Nicaragua, pero era más tico que
cualquiera de los habitantes de esta tierra. Más bien, diría, era un
centroamericano, orgulloso de la patria grande y conocedor de las injusticias
de esta complicada y conflictiva región del mundo. David luchaba y escribía y
le dolía la injusticia, así como le duele a este mundo tanta impunidad…
Música de animal lluvioso:
Soy un andante en el dédalo del tiempo
animal lluvioso
que agarra la palabra y la blande frente al
hastío
Animal lluvioso me declaro
seguro del sol
que un día nacerá de mis pálidas gotas
Para La Coleccionista de Espejos: G. Moya
Revisado y corregido por Dell
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