“Nos ha dicho el maestro que es útil solfear
Por eso nos enseña: la, sol, fa, mi, si, re, do...”
En la Limón de mi infancia, la música y los músicos abundaban:
cantar o tocar algún instrumento musical era lo común en casas, escuela
iglesias, logias y clubes de beneficencia.
Por las calles, pese a la reticencia de las autoridades, los del Ejército de Salvación sacaban a la congregación de los templos en desfiles por las calles, y a veces, se adueñaban de las esquinas de la ciudad.
Existían músicos destacados como Monroe Poiser, Jean Gordon, Delfina Booth, Ruferse Escoe. Empero a que este es un minúsculo homenaje a ellos, es de Jane Gordon, virtuosa del piano con quien mantiene un enlace matrimonial que dio inicio cuando ella contaba con solamente cuatro años. Hoy esta unión se ha convertido en una simbiosis total.
Yo, del
aspecto formal de la música no poseo ningún conocimiento, pero cuando escucho y
veo a Jean al piano, las emociones se encargan de superar esa brecha: todo su
ser se transforma en las suaves brisas del Valle Central que como los vientos
alisios y las fortísimas olas del Caribe invaden el recinto mientras ejecuta
las tonadas.
Hace alrededor de 30 que no he visto a Jean; como muchos partió hacia EE.UU para hacer una vida; sin embargo, hace dos años volvió a Costa Rica. Tuvimos la dicha de que nos visitara en el San Pedro Christian Fellowahip, y nos diera una muestra de su talento musical y de nuevo, me transportó a otras épocas de muy gratas de memorias y vivencias.
N
o pude resistir la tentación de entrevistarla para La Coleccionista de
Espejos: nace en Limón, y junto a sus hermanos Carl (que de Dios goce) y Dean,
artista muy conocido en Costa Rica fue educada entre aquella ciudad y San José,
por sus padres Constance Patterson y Arnold Gordon. De su matrimonio con Raymond Douglas, nacen
sus hijos Daniel y Constance, de los que ahora tiene dos nietos que viven con
sus padres en los Estados Unidos.
Como se dijo antes, la formación musical de Gordon, empezó alrededor de
los cuatros, con su madre quien la ponía a practicar en el piano doce horas al
día hasta que cumplió los dieciséis. Cierto fue que se reveló en ciertos
momentos se rebeló pero como se dice en inglés “It eventually paid
off”.
En todo ese tiempo de estudio
con el piano, pasó por la
tutela de varios profesores. De algunos no se acuerda más que del nombre de
pila, entre ellos: Amada, Emilio, Josefina, Marina Jiménez de Bolandi, Zoraida
de Cabezas; pero recuerda bien que fue el profesor Aguilar Machado quien le
hizo las pruebas de ingreso a Artes Musicales de la Universidad de
Costa Rica, lugar dónde tras graduarse con un bachillerato en piano, trabajaría
durante once años.
De vuelta a su natal Limón, su primer trabajo fue en la Escuela General Tomás Guardia, tanto la diurna como nocturna con don Elián Guerrero. De ahí los trabajados se multiplicarían tanto en Costa Rica como en USA. Entre otras: Juan Santamaría en Curridabat, Colegio Superior de Señoritas, Napoleón Quesada, Anastasio Alfaro, Country Day, Liceo de Heredia, Vicente Sáenz de Cartago, Lincoln. También fue asesora de música del Ministerio de Educación Pública. En EE.UU. trabajó en varias escuelas e iglesias, acompañó al piano a varios cantantes tanto líricos como de la himnología evangélica, formó parte y fue pianista de un sin número de coros. También colaboró con la Orquesta Sinfónica de Heredia, el Coro Mozart, Benjamín Gutiérrez y tocó en el Teatro Nacional.
Como vemos su amor por el piano la llevó en viajes culturales por Centro,
Norte y Sur América, además de Europa. Cuando
le solicité un consejo para aquellos que se inician en música y me dijo: ꟷConfíen en Dios y ensayen, ensayen, ensayen…
Al pedirle su opinión sobre la Costa Rica actual, contestó: Es
un país hermoso pero no sé qué les pasa a los jóvenes…en mi juventud había
gente mala también, pero había quien nos guiara también. Ahora no sé…
Hoy, Jean Gordon está retirada, y ha vuelto a su patria.
Vive con su hija Connie y viaja a menudo a Nueva York, a reunirse con su hijo Daniel y sus nietos.
De lo que no se ha retirado, es del piano y conforme pasan los años
aumenta su dominio de ese instrumento...
Para La Coleccionista de Espejos:
Franklyn
Perry P
RV: DMcD
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