Esta fue una de las grandes referentes de los inicios de la cultura
afroamericana, y la lucha por los derechos raciales, y fue Borges quien la denominó como
la diosa de Ébano.
Se llamaba Freda Josephine Carson,
Saint Louis, Missouri, el 3 de junio de 1906, en el seno de la familia de Eddie
Carson, quien era percusionista de vaudeville, y Carrie McDonald, lavandera. Al poco tiempo, Eddie abandonó a su familia
y la madre de Josephine se casó con Arthur Martin, un hombre (eternamente) desempleado,
por lo que la situación económica de la familia no sería la mejor por mucho
tiempo. Así, Josephine abandonó la escuela y pasó su infancia trabajando como
doméstica y niñera para ayudar a la subsistencia de su grupo familiar, que se
vio ampliado con dos hermanas y un hermano. Además, como toda persona negra en
aquella época, fue víctima de duras situaciones de racismo.
A los trece años, mientras trabajaba como mesera en The Old Chauffeur's
Club, conoció a quién sería su primer marido por un corto tiempo, Willie Wells.
Acostumbrada a trabajar desde niña, Josephine nunca dependió de sus compañeros
sentimentales económicamente, por lo que nada la detuvo en su búsqueda de la
felicidad. En 1921 contrajo matrimonio por segunda vez con Willie Baker, de
quién se divorció también, aunque conservó su apellido. Cuando cumplió los dieciséis,
se convirtió en bailarina y se unió a un grupo de danza de Philadelphia y viajó
con The Jones Family Band y The Dixie Steppers, pero al
principio fue rechazada como artista pues la consideraban torpe y demasiado
oscura, aunque era lo que los gringos llaman RedSkin, razón por la que en 1923,
logró presentarse en Broadway, y de igual forma en el Plantation Club y en el
Cotton Club de Harlem. Su éxito fue tan rotundo que antes de los diecinueve
años llega a Paris, como corista de La
Reveu Négre, teatro Music-Hall de los Campos Elíseos, donde bailó
vestida sólo con un cinturón hecho de bananas. Con su talento y belleza, donde
brillaría con su rutina Danse Sauvage, los parisienses amaban por su exotismo. Tanto
allá como en su natal país, exigía que en sus presentaciones, el público
estuviera integrado, y cuando el Strok Club de Nueva York la rechazó inició una
batalla periodística, por lo que la Asociación Nacional para el Avance de la
Gente de Color (NAACP) eligió el 20 de mayo como día de Josephine baker en
reconocimiento a sus esfuerzos.
Para 1927, era la artista del espectáculo mejor
pagada de toda Europa y rivalizaba con Gloria Swanson y Mary Pickford por ser
la mujer más fotografiada de todo el mundo. Se dice que se le debe a esta Venus
Negra, como era llamada frecuentemente, el éxito del charleston en Europa. Su
influencia fue tal que las mujeres parisinas de marcada blancura, se aplicaban
cremas de nueces para oscurecer su piel y parecerse a la imponente americana
Baker, porque todas querían esa voz privilegiada para el jazz, ese sensual
cuerpo que mostraba con orgullo levemente cubierto con extravagantes trajes, y
una verdadera aptitud para la danza, fueron la explosiva fórmula con la que
Josephine, también conocida como la Perla Negra o la Diosa Criolla haría
historia; por su lucha contra el racismo y la incomprensión social por ser una
mujer triunfadora en muchos sentidos; a pesar del sorprendente éxito en Europa, no era aceptada del todo por el público
de Estados Unidos, para los que era inaceptable que una mujer y negra
disfrutara de ese poder y esa sofisticación. En 1936, ella intenta actuar de
nuevo en su tierra natal en el Ziegfeld Follies, pero regresa a Europa,
despreciada por su propia gente y con varias ingratas críticas de los
periódicos estadounidenses, tras su ingreso en mundo del canto, donde también cosecharía grandes éxitos,
y re varios largometrajes como La Sirena de los Trópicos (1927), Zou-Zou (1934)
y La Princesa Tam-Tam (1935). Decepcionada por ese trato muda a la familia con
todo y animales (amaba a las mascotas y por ello llegó a tener un leopardo, un
chimpancé, una culebra, un cerdo, una cabra, una lora, un perico, varios peces,
tres gatos y siete perros), desde Saint Louis hasta Les Milandes, en Francia, y
adoptó la nacionalidad francesa, país al que incluso apoyó durante la II Guerra
Mundial sirviendo de entretenimiento a las tropas aliadas, por lo que
condecorada con la Cruz de Lorena de oro.
Al divorciarse del francés, temerosa por las experiencias anteriores, regresa
a los Estados Unidos, y se presenta en el Carneguie Hall, después de un tiempo
inicia una amistad íntima con el artista Robert Brady. Nunca se casaron
legalmente, pero vivieron juntos, y en 1973 realizaron una ceremonia simbólica
por la cual quedaron unidos hasta el fin de sus días. Esto lo supo poca gente,
pues Josephine temía que la ridiculizaran y no tomaran en serio lo que era
fundamental para ella: la integración racial y ser verdaderamente aceptada por
su propia gente.
Durante un homenaje en el Teatro Bobino en París
para celebrar los cincuenta años de su carrera, sufre un breve desvanecimiento,
del que se repondría para entrar en coma y morir, el 12 de abril de 1975 por
una un hemorragia cerebral, y su entierro marcó un acontecimiento impresionante
por ser la primera mujer norteamericana, NEGRA, cuyo funeral desfiló por las
calles de Paris, acompañado de personalidades como la Princesa Grace de Mónaco,
Sophia Loren, en medio de un desfile monumental de personalidades del gobierno,
que pie, acompañaron su féretro condecorado con honores militares hasta la
iglesia y que fue enterrada en Mónaco.
Para La Coleccionista de Espejos, la coleccionista de espejos
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