A Julie Linox., Don Luis, y en especial para mi primo, Mario James Woolery; la luz de Dios sobrepasa todo
entendimiento...
No sé qué será la muerte.
Un sueño, un recuerdo, un listón azul puesto de lado sobre la
mesa. Un detalle, ¿olvidado, quizás?¿Qué?..
Quizá sea esa tristeza de los días.
El oriflama de las pequeñas diferencias, distancias, los olvidos
¿casuales?, ¿Qué?
Dirá la vasija al artesano: he sido rota por mi propia
fragua...
Dirá el artesano a la vasija, el ovillo me habla porque no
sabe que se descose por una sola hebra...
Sé, que nuestros ancestros decían que antes de ser viejo y
sabio primero había que ser joven y
estúpido, ¿Qué mejor manera de resumir que la vida es la mariposa que
vuela aún si sabe que no es bella? ¿Será
que en nuestros ojos el segundo en que ella vuela es algo más allá que un
minuto, o que la muerte es la única aduana por la que por voluntad propia y de
la mano del CREADOR vamos sin miedo...?
Nunca nos preguntaron si sabíamos que al final de la corta
cuerda del artesano, dónde empieza y termina ese jugar quedó con los amigos, entre
cuchillos de plata siempre perdíamos algo más; por eso cuando descubríamos que del
asombro de las cosas por las que llorábamos nacían nuestros sueños e ilusiones que
siempre estarían ahí para nosotros; sabíamos entonces que valía la pena llorar
por los que se iban y nunca volvían, porque realidad nunca nos dejan los
muertos amados, por el contrario, zurcen nuestros momentos felices con el hilo
maravilloso de la memoria; ¿Será que la vida jadea y suspira flores fragantes
que nos hacen vivir aunque no queramos hacerlo de la manera en que lo hacemos?..
Es tan corto,
tan corto,
lo que antecede las ilusiones y los recuerdos, que para bien o para mal
nos llevan a ser ese deshilvanar que se nos va entre errores, suspiros y amores
rotos, construyendo de nosotros lo que nunca fuimos: la posesión más valiosa y bella de
alguien más...
¿Quién nos dijo que las plumas de la dulce compañía del
ángel de la guarda era la hebra que como las luciérnagas, vuela en solitario
por la noche de los sueños nuestros?
Y NADIE nos dijo que la mariposa que deja
el nido sabe lo bella que es, y por eso ¡vuela! sin importar nada más; quizá es solo, como diría Emily Dickinson, que iba
tan rápido que viéndole cansad@ gentilmente detuvo su andar para que
descansara en sus brazos...
Al final, la desnudez de esa mano es la que nos señala que la
hebra ha vuelto al ovillo...
Dell, 14 de diciembre, 2014
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