Taller de Creación Literaria Don Chico...
Las luces de esta ciudad son palomas
inquietas,
en la bruma,
en la miseria de palafitos sembrados en las aguas del Atlántico,
la lluvia llora plena y precisa
Los bosques furibundos me miran con su golpe de tambor.
¡Ah, la miseria que pasamos de lejos!
Esa q no es con nosotros,
en la bruma,
en la miseria de palafitos sembrados en las aguas del Atlántico,
la lluvia llora plena y precisa
Los bosques furibundos me miran con su golpe de tambor.
¡Ah, la miseria que pasamos de lejos!
Esa q no es con nosotros,
qué más da el cachorro lagrimeando
por comida.
Por ahora, la lluvia sigue llorando copiosa y llana...
Por ahora, la lluvia sigue llorando copiosa y llana...
Embrujada.
Todo esto porque no quería ser transportado en un carro
funerario.
Al Don lo tomó por sorpresa aquello.
Estando en la platina d la cama helada
de la morgue, solo se escuchaban llantos.
Lo peor es q ya no le dicen el Don. Solo es el cuerpo vacío que deambulara en un transporte funerario, una estopa a punto de convertirse en restos humanos.
Y el Don que no se resigna, bajo el sol de mediodía prefirió guiar a su propia comitiva funeraria. A mil costos y a pie, porque los muertos no manejan. Ya sin el rigor mortis q le aquejo el día anterior, llego hasta el mero hoyo donde se iba a ahogar entre tierra y flores de muerto...
Lo peor es q ya no le dicen el Don. Solo es el cuerpo vacío que deambulara en un transporte funerario, una estopa a punto de convertirse en restos humanos.
Y el Don que no se resigna, bajo el sol de mediodía prefirió guiar a su propia comitiva funeraria. A mil costos y a pie, porque los muertos no manejan. Ya sin el rigor mortis q le aquejo el día anterior, llego hasta el mero hoyo donde se iba a ahogar entre tierra y flores de muerto...
Jill Barquero
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