lunes, 25 de febrero de 2013

Taller de Creación Literaria Don Chico...


Las luces de esta ciudad son palomas inquietas,
en la bruma,
en la miseria de palafitos sembrados en las aguas del Atlántico,
la lluvia llora plena y precisa

Los bosques furibundos me miran con su golpe de tambor.

¡Ah, la miseria que pasamos de lejos!
Esa q no es con nosotros,

qué más da el cachorro lagrimeando por comida.

Por ahora, la lluvia sigue llorando copiosa y llana...

Embrujada.

 

Todo esto porque  no quería ser transportado en un carro funerario.

Al Don lo tomó por sorpresa aquello.

Estando en la platina d la cama helada de la morgue, solo se escuchaban llantos.

Lo peor es q ya no le dicen el Don. Solo es el cuerpo vacío que deambulara en un transporte funerario, una estopa a punto de convertirse en restos humanos.

Y el Don que no se resigna, bajo el sol de mediodía prefirió guiar a su propia comitiva funeraria. A mil costos y a pie, porque  los muertos no manejan. Ya sin el rigor mortis q le aquejo el día anterior, llego hasta el mero hoyo donde se iba a ahogar entre tierra y flores de muerto...
 
Para La Coleccionista de Espejos:
                                              Jill Barquero

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