Rosita Kalina
Actualmente, pese a que existe mucho escrito por y sobre ella, es una de las voces casi desconocidas dentro de la literatura escrita por mujeres costarricenses. Un detalle que debe ser tomado en cuenta, es que la primera escritora que podríamos llamar de escritura étnica pues, era de linaje judío, y prácticamente la única de ese grupo social, en ser muy activa dentro de la literatura. Poco se sabe sobre su vida en sí, y no es importante ese punto para escribir. Se sabe que:
Nació en San José de Costa Rica. Recibió su licenciatura en
literatura inglesa de la Universidad de Costa Rica. Enseñó el inglés al nivel
secundario y ayudó en la fundación de la Escuela Secundaria de Santa Ana de San
José. De 1965-1970, vivió en los Estados Unidos, trabajando por el Johnson
County Health Department en Iowa City Iowa. Regresó a la Universidad de Costa
Rica donde enseñó el inglés. Kalina publicó mucha ficción corta en los
suplementos literarios de La Nación, un periódico de San José, para el cual también escribió
la crítica social. A menudo, contribuyó a Herencia
judía, una revista
judía de Bogotá, Colombia. En 1988, fue otorgada el Premio Nacional de Poesía
por su obra Los signos y los
tiempos. En su poesía,
exploró temática judía religiosa y existencial en obras como Detrás
de las palabras (1983), Cruce
de niebla (1987),
and Mi paz guerrero(1998).
Con ustedes, un poema de Rosita Kalina:
SOY DE LA TRIBU DE
YEHUDÁ
Soy de la tribu de
Yehudá
La de mis abuelos y
bisabuelos.
La de Salomón, de
Jesús y Einstein.
Por no citar a
Freud,
cuyo valioso
secreto cabalístico
saltó a la silla
del terapeuta.
No perdono los
miles de holocaustos
que en nombre de
fementidas verdades
se urdieron contra
mi pueblo,
contra otros
pueblos antiquísimos,
más sabios que la
ley del blanco.
Me horroriza el
hombre integrado
a religiosas
guerras.
Que somos uno en la
inmensa nave
madre tierra, que
nos transporta
a ilimitadas
dimensiones.
Que todos
respiramos un mismo destino.
Soy universal.
Simplemente una mujer
que se atreve a
soñar con una hermandad
de almas y de alas.
Precisamente por mi
origen,
comprendo bien la
tristeza de otros
venidos a menos por
color o ángulo de los ojos.
¡Que venga la era
del hombre,
maravilloso ser que
puebla la existencia!
En él veo único,
irrepetible,
mi orgullo de ser
mujer.
También amo al
animal y a las plantas
que vivan mis
soledades.
Soy judía. Tersa
hasta la caricia.
Amorosa hasta el
éxtasis
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