Por: Víctor Scott
Qué placer habría en sentirse destruido,
devastado, dolorido, ¿ya sin fuerzas?
¿Qué placer sentiría al verme sumido en tanto fracaso?
Acaso, será posible experimentar
una sensación positiva ante tanta calamidad?
Yo creo que sí,
(pienso firmemente que se puede experimentar)
gran placer pues ya no hay nada que perder,
el amor propio ha desaparecido,
la dignidad no existe,
y la autoestima tocó el abismo: no puede caer más bajo y,
es ahí donde se puede experimentar esa sensación de placer,
sí, es ahí donde te das cuenta que,
el sufrimiento que has cargado,
y por más que quieras martirizarte,
llegó al límite, y no hay nada más que te haga llorar.
Ya no más.
Viviste el infierno de verte rechazada,
viste de cerca la
decepción,
la soledad,
tu compañera inseparable te aislada,
decae y destrozada.
¿Acaso se puede perder más la dignidad
que cuando se ruega un poco de cariño y se te fue negado?
¿Se puede caer más bajo
que cuando te imaginaste un castillo de cosas buenas con
alguien
y fue esa misma persona quien se encargó de desmoronar cada
uno de tus sueños?
¿Cómo experimentar placer si cada día,
veo cómo me humillan
y me pisotean, aún sin merecerlo?
El placer se experimenta porque al no haber donde bajar más,
lo único que queda es subir por las lágrimas,
intentando sonreír,
porque cuando solo quedan decepciones,
soñar,
soñar con algo mejor, es lo único que te queda eres tú,
tú compañía
única que,
puede sacarte del abismo al que te empujaron,
dónde rodeado de secuelas latentes,
día con día,
solo con un espejo y una lámpara,
te verás,
ayudándote a ti misma,
a salir,
poco a poco…
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