martes, 23 de febrero de 2021

Mi lengua y yo...


La celebración de las Lenguas autóctonas

y Criolla de Costa Rica

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Del 24 al 28 de octubre 2011, la Escuela de Filología, Lingüística y Literatura de la Facultad de Letras de la Universidad de Costa Rica, además de dedicar un día al español de Costa Rica, se dedicó a celebrar la diversidad lingüística de Costa Rica. El evento estuvo dedicado al doctor Adolfo Constenla Umaña, amado profesor y acérrimo investigador de las lenguas indígenas nuestras.

La preocupación general pareció girar en torno del futuro de estas lenguas en el territorio nacional. Pareciera, por los discursos escuchados que esa riqueza de comunicación oral desaparecerá si no se hace algo para asegurar su permanencia.


Y no es que nada se haya hecho, porque ya se han ido aquellos días cuando se negaba el carácter pluriétnico y plurilingüístico de nuestra patria. Mario Portilla, Adolfo Constenla Marva Spence, Anita Herzfeld entre otros, han sido investigadores asiduos que han levantado voces y plumas en defensa de estas lenguas. Interesante fue observar que incluyeran un día para Lesco: lenguaje de señas costarricense.


El lunes 24 fue dedicado al criollo limonense. Convocados a un conversatorio, como hablantes nativos fuimos Kathleen Sawyers y yo, presididos por la doctora Herzfeld. Entre los asistentes se encontraban Ronald Ross, Geanina Umaña, Dorothy Mosby, Adolfo Constenla, Vallery Burck, doña María Eugenia Bozzoli, Ignacia Santos, Carlos Sánchez, entre otros.

La siguiente fue mi contribución. 


Tal vez no debería decir esto, pero lo voy a decir de todas maneras: tengo una relación agridulce con mi “lengua materna” porque pensándolo bien quizás, nunca tuve una.



Y la verdad es que mi madre me hablaba en una lengua que ahora los lingüistas llaman Criollo Limonense y los vallecentralinos llaman Mekatelyu. La comunidad y mi madre llamaban inglés y las señoras de la elite de Limón, llamaban Bad English o Broken English, estigma incluido.


Esas mismas señoras y también; en la iglesia me hablaban en un inglés victoriano, anacrónico, desplazado, anticuado y con mucha influencia de la biblia, versión King James. Los vecinos, por otra parte, me hablaban en una extraña jerigonza que ellos llamaban castellano. Años “después, como diría Delia Mc Donald, me encontraría la escuela” en donde mi maestra, la niña Abelina Oreas me dijo, que mi lengua materna era el español, sinónimo de Castellano. Atónito y no dramatizo aquí, asombrado, sobrecogido quedé cuando Don Elean Guerrero, Trimurti Matarrita, Rosivett González, Boanerjes, me hicieron comprender que aquella jerigonza aullante en que se comunicaban mis vecinos, era mi lengua materna y que no debía hablar más eso que ustedes llaman Inglés.


Fernando Carrión Carvajal me dictaba los nombres de mis primos Javier y Jaime y yo transcribía Avier Aime sin las jotas aspiradas, puesto que en mi “lengua materna” no se usaba la jota aspirada. Y aunque en el dialecto de prestigio del inglés la hache se aspira como la jota del español, no lo hacemos tampoco. En cambio mis tías, sí, la pronuncian donde no debe ir, dicen Heg en lugar de egg para huevo en Inglés y am en vez de ham para jamón. También don Fernando, me dictaba el nombre de otras de mis primas Sonia y yo escribía Soña y Kenia y yo escribía Keña. Mis párrafos dictados, por consiguiente eran un desastre y mis maestros, manos en alto exclamaban: —No sé que hacer, estos negros no tienen ortografía. Luego Mayra Herra, una filóloga amiga, me diría que los negros de la segunda generación, todo lo nasalizamos. Y qué decir del género de los pronombres cuando nos alejamos mucho del antecedente. También aprendería de Eulalia Bernard que los negros de la segunda generación hablamos una versión africanizada de las lenguas europeas, y no tiene nada que ver con abejas, cuando no las subvertimos a propósito. Lo de hablar por la nariz como decimos en Limón, me parece muy interesante porque según afirma Bernal Williams anda una teoría por ahí que sostiene que la gente cuando está enamorada suele nasalizarlo todo. Luego entonces, como dirían los filósofos, los negros vivimos en un eterno estado de enamoramiento.


En cuanto a su subsistencia como herramienta importante de comunicación, prácticamente en su totalidad, los expertos en criollística y otros estudiosos, entre otros Jack Wilson y Fernando Wright(Q de Dios g.), Ronald Ross, Marva Spence, Mario Portilla, Elizabeth Grace Winkler, Bernald Williams, Kathleen Sawyers, Anita Herzfeld, aseguran que el Criollo Limonense tiene sus días contados. Creo que solamente Eulalia Bernard y yo, sostenemos que el criollo limonense is going nowhere. I’ts here to stay. Tanto el doctor Mario Portilla como la doctora Anita Herzfeld, ambos entrañables amigos míos, incansables investigadores en el campo en conversaciones privadas comigo, que yo ahora hago públicas ahora, en resumen, han dicho que tengo una relación romántica e idealizada con la lengua y eso me impide visualizar la realidad. Y es por eso que no me doy cuenta por quién doblan las campanas. Con el perdón de John Donne y E. Hemingway.



Yo a eso diría que no, porque en realidad a mi ni me perjudica ni me beneficia la permanencia o desaparición del criollo limonense. Este criollo fue vital para la vida de nuestra comunidad, la construcción del ferrocarril, la construcción y operación de los muelles, la industria bananera, etc., etc. Que conste aquí que no soy lingüista y hablo como uno que simplemente ha tenido experiencia con la lengua en cuestión. Ahora, si ya se ha agotado la vida útil de esta lengua, que se vaya. Yo poseo otras dos lenguas. Ambas prestadas, que hoy por hoy cubren mis, necesidades básica de comunicación. A saber el inglés y el español. Gabriel Vargas, otro filólogo, defensor incansable de las lenguas y amigo entrañable, critica mi posición y entre otras cosas dice que con la muerte de una lengua desaparece una cultura, una manera de pensar y por ende de ver el mundo.

Ahora ustedes se preguntaran por qué soy tan obcecado con la idea de que la lengua no desaparece. Pues hay varias razones. Entre otras las siguientes:

1 Encuentros como este( semana dedicada a las lenguas autóctonas y criollas de Costa Rica)


2 La investigación y difusión que han hecho los expertos por ejemplo Anita en gramática entre otros aspectos, Mario en lexicografía, Marva en sociolingüística, la poesía de Marcia Reid y de Eulalia en criollo que no solamente escriben sino que también declaman, Carol Britton que publica un libro de los cuentos de Ananacy en inglés, español y criollo y que también se cuentan a niños


3 El aumento de su prestigio al emplearlo para las letras del Calypso, el Reggae, el Reguetón, el Rap y por ende su difusión entre los jóvenes lo cual significa relevo y continuidad

4 El hecho de que se usa entre negros como lengua de intimidad, familiar, de confianza


5 El que los caucásicos de Limón lo estén utilizando y que todos lo entiendan


6 El que se haya enriquecido con integraciones, calcos y préstamos del Español


7 El asunto de la diglosia y la poliglotia(bilingüismo, polilinguismo donde una de las lenguas es la de prestigio)


8 Quizás el más importante es el hecho que no solamente en Limón se habla sino que en todos los países que otrora fueran colonias, enclaves, o zona de influencia británica. Se habla una variante y es como una especie de lengua franca.

9 El asunto del continiuum


10 Ahora que se han puesto de moda los infames call centers, el criollo ha recobrado terreno entre los jóvenes, porque siempre será más fácil ir del criollo al Inglés Standard que del Español al Inglés Standard. El criollo según Mario Portilla tiene alrededor de un 98 % de vocabulario Inglés.



Para La Coleccionistas de Espejos:
                                                                      Franklyn Perry




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