miércoles, 25 de noviembre de 2009

La Visita del Poeta


Rafael Cuevas Molina

Este tipo de libros son muy raros.
Tienen el tipo de titulos de los que se puede sacar más de un vaso de jugo; la clase de titulos que casi siempre no tienen nada de casual sino de causales; con ellos es imprencidible decir que siempre se espera un efecto, exigido.claro, determinante y eficaz, algo así como una ola que nos arrastre por los caminos, con un claaro dejo de emoción.
Este libro, sin embargo, no tiene nada de eso. Es un tiempo muerto, donde el empozamiento de las visceras obliga necesariamente a posponer la autopsia y es que el escritor por escritor, es un mago que mueve hilos que otros mortales están destinados a conocer a través de sus propias conclusiones; pero debe tomar en cuenta que a la hora de escribir no se es escritor simplemente porque intencionalmente se arriega a flotar dentro de la adrenalina sin límites de la pluma.
Sin mucho esfuerzo cerebral este libro es del tipo que está de moda actualmente: light, en más de un sentido. Solo que en este caso, un término usado como sinónimo de buena salud se transforma en una simulación más que mordaz de los inconscientes colectivos de otros mundos, y lo que en conocimiento usual es el camino de placeres de la buena lectura, aquí se vuelve crucked, y más claramente resbaladiza cuerda, que por frágil que yo no usaria para envolver ni una gota de aire.
  • A ver, si me explico: Escribir, según Francisco Zúñiga es juego, por tanto debemos aprender a jugar según un conocimiento particular, Qué es y Cómo queremos decir las cosas no pueden, tienen que ser definidos desde el principio, y no ser simplemente una idea que debido a que hemos tenido suerte antes en su uso, creer esa la medida correcta
  • Todo escritor es una suerte de prestigitador que debe saber usar sus artes, y se impone sobre otros engañando de ser posible a sus oponentes con la estudiada elegancia del conocimiento y la practica personal, lo que le permite un mayor conocimiento de oficio.
    • Saber escribir, de todos los oficios que puede desarrollar el ser humano es la menos fácil; porque se necesida un nivel de malologia, (pensar mal y efectivo para lograr un resultado concreto, según Zúñiga, llevar al lector por donde uno quiere) asunto que es solo comparable con un PHD en ciencia cuántica. En este punto Zúñiga era especialmente ácido: si no confiás en las habilidades de tus lectores ellos sabrán como lidiar con tu inocencia, y mucho antes de que les digas a que vas, ya saliste perdiendo.
  • No hay que explicar lo que se dice con tanto ahínco, se excusa uno por llegar tarde que los demás se imaginen el motivo es parte del juego, no dice por qué así se les obliga a cumplir con el autor.
Como todos los libros de la EUNED, el libro es un buen texto de trabajo, lo externo, agradable, bien diseñado y organizado. Lo interno, lo uq dice el autor, es otra historia.
No se vale: rubricar una idea sobre otra, sin entender consecuencias; desarrollando una tormenta cerebral que perjudica el ejercicio valido de la buena lectura, que bien escrita debe alimentar y retroalimentar tanto el cerebro del creador como del lector; porque de lógico saber que actitudes como estas son las que nos hacen perder lectores día con día; sobre todo cuando el texto es tan ligero en el tratamiento del tema, de ahí lo light, que ofende el sentido de la lógica y el pensamiento conductual. (Después de los primeros veinte renglones el libro pierde hilo de comunicacion y el interes del lector)
No se vale publicar un libro (que, —en palabras del mismo autor— fue rechazado por otras instancias gubernamentales porque sus incontinencias estructurales ameritan además de una corrección de estilo, critica, análisis pero sobre todo claridad de ideas), a través de una instancia en la que se desarrolla un trabajo profesional; y menos respaldar la ligereza del texto diciendo en entrevistas que el libro, que si tiene un titulo sugestivo, se escribió en unos días. Eso además de que a mi modo de ver las cosas es ejercicio mal fundado de la ética laboral, también deja en mal la capacidad de la institución para purgar lo bueno de lo malo precisamente porque quién debería hacerlo es parte del comité dictaminador, y procede de acuerdo a sus criterios personales de publiaciones.
Como otros textos por ahí, este es un típico libro SIN (sin idea de nada), lleno de incoherencias entre una cosa y otra, mal uso de ideas, olvidos de que lo que se dijo antes se contradice con lo que viene después, etc., etc., etc., de modo que el poeta, probablemente, como yo, deseó con todo su corazón que hubiese podido quedarse en casa para además de evitarse el susto de pasar a media noche, por una carretera sin puente, de un lado, y la fauna concreta de fantasmas personales del otro, no saber que era lo que iba a hacer cuando llegara a punto…

0 espejos.

L. C. E

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