martes, 24 de marzo de 2020

Con palabra de una, dos, tres mujeres...


El apellido Brontë, es uno de los apellidos mejor llamados de la literatura inglesa.
Emily Brontë por P. Brontë
La gran mayoría de los humanos lectores cree, que el apellido solo correspondía a Emily Jane Brontë poetisa y narradora británica, autora de una única y extraordinaria novela que le dio celebridad, Cumbres borrascosas (1,847), considerada una de las mejores narraciones en lengua inglesa y la obra maestra de la narrativa romántica victoriana o, a Charlotte Brontë, autora de Jane Eyre, su obra más conocida pero no la única; y del todo desconocemos la existencia de Anne Brontë, la menor de ellas, y muchísimo más sobre Branwell Brontë, el único hijo varón de la familia que, según dicen algunos fue el verdadero creador de Cumbres borrascosas, pero que fue eliminado de la historia por orden de Charlotte, quien lo detestaba a morir. Y es debe de tomarse en cuenta que esta era una familia que, según yo, por ciertos comportamientos tenia una fuerte voluntad de locura inmersa en ellos.

Emily Jane Brontë; Thornton, 1818, Haworth, 1848, fue la quinta hija de Patrick Brontë, anteriormente referenciado, un párroco anglicano de origen irlandés, excéntrico y cerrado. Tenía dos años cuando la madre murió en 1821, y el padre quedó una prole enfermiza, muy precoz y llena de ímpetus artísticos compuesta por cinco niñas y un muchacho de tan solo tres años, aunque la tuberculosis no tardó en llevarse a las dos hermanas mayores.

Al año siguiente, con escasos tres y cuatro años, junto con María de 7 y Elizabeth de 6 fueron enviadas a una institución educativa para mujeres. Las dos mayores no sobrevivirían el año y morirían al cabo de unos meses después de su regreso, y las otras, confiadas a los ásperos cuidados de una tía materna, vivieron años solitarios entre la salvaje y desolada vegetación del país; en el que el espíritu de la pequeña Emily comenzó a padecer las voces místicas y sobrenaturales, metafísicas y demoníacas, que su padre escuchaba en los grises acontecimientos de sus días: existe todavía en el pueblo quienes dicen que no era mentalmente muy inestable y con un carácter fuerte que era capaz de sacar sangre a los animales o, a quién fuera cuando se violentaba, comportamiento que se manifestaban constantemente desde la muerte de su madre, solo que en ellas se manifestaba en soledad y melancolía, mudo éxtasis de silvestres alegrías, que compartían con una pasión inaudita.


Emily Brontë  por Patrick Brontë
La unión entre las hermanas Brontë se evidencia en que juntas hicieron muchas cosas. En 1,842, decididas a ganarse la vida con la enseñanza, Charlotte y Emily marcharon a estudiar francés a Bruselas; fue ésta una época de amargo destierro para Emily, torturada por la nostalgia de su agreste país, pero sobre todo el hecho de lidiar con niños malcriados e incorregibles, que la hicieron alejarse de la idea de montar una escuela, pero continuaron con su escalada literaria.

 Los poemas de Emily Brontë muestran una profunda vitalidad que, privada de las circunstancias de toda posibilidad de expansión, se orienta con ardor hacia el espíritu, alimentándose de sí misma, en su capacidad de multiplicar las resonancias de todo hecho por pequeño que sea y de amar a la naturaleza aun en el aspecto triste y salvaje de la región donde pasó lo mejor de sus años. Son especialmente celebrados sus poemas "Remembranza" (sin duda la más bella poesía del conjunto), "Una escena de muerte" y "Mi ánimo no es vil".

De vuelta a Haworth, la parroquia donde su hermano Branwell, embrutecido por el abuso de alcohol y opio, se entregaba a terribles accesos de cólera, Emily escribió poesías; sus versos, confesiones líricas de su alma ingenua y tenaz, que fueron publicados en 1,846, gracias al interés de Charlotte, en una colección de poemas de las tres hermanas: Poesías de Curre, Ellis y Acton Bell; sólo dos ejemplares de esta obra se vendieron. Lejos de decepcionarse plantearon publicar cada una, una novela con su nombre real, en respuesta que se les dijo que la literatura no era lugar para mujeres…

No resultó más afortunada la publicación, el año siguiente, de Cumbres borrascosas, la gran novela de Emily, posiblemente la expresión más genuina, profunda y contenida del alma romántica inglesa, con un estilo vigoroso, clásico, de frase extraordinariamente sonora. También por la complejísima construcción de voces y de tiempos, que va refractando los hechos narrados hasta convertirlos en fragmentos oscuros u oníricos que dejó en claro la excelentísima versión cinematográfica de William Wyler, 1,939, protagonizado por Laurence Olivier y Merle Oberon.

En 1,848 de vuelta de la búsqueda de un editor, encontró a Branwell tirado a la entrada de la casa familiar, empapado y visiblemente drogado. Su padre, por consejo del esposo de Charlotte, no lo había dejado entrar, por lo que víctima de delirium tremens, precedió por algunos meses en la muerte a las hermanas Anne y Emily. Esta última se extinguió rápidamente a través de dolores soportados con duro estoicismo, y sólo dos horas antes de morir, luego de haberse levantado y vestido penosamente, permitió que fuera llamado un médico: murió el 19 de diciembre de ese mismo año. Anne, de tan solo 20 años lo haría el 28 de mayo del año siguiente.  



 

Charlotte Brontë (Thornton, Yorkshire, 21 de abril de 1816-Haworth, 31 de marzo, 1,855), la tercer hija de Patrick Brontë fue la más cercana a Emily, quizás porque solo se llevaban dos o, tres años de diferencia. En 1,832 ejerció la docencia en Roe Head, también trabajó fugazmente como institutriz para las familias Sidgewick y White; pues tenía la intención a largo plazo de fundar una escuela privada de señoritas con su hermana Emily, pero el proyecto no salió adelante, por cuanto Emily se declaró incapaz de lidiar con niños. Por entonces rechazó la propuesta matrimonial del reverendo Henry Nussey, hermano de su amiga Ellen. No obstante para 1842, ella y Emily ingresaron en el Colegio Privado de Pensionnat Heger, Bruselas para mejor su francés. Allí se enamoró del propietario de la escuela, un hombre casado y con hijos, al que le escribió más que cientos de cartas, hasta 24 diarias declarándole su amor; ​pero no pudo ser ninguna relación entre ellos, ya que, al morir su tía, se vieron obligadas a volver. Emily, por su carácter fuerte se quedó como administradora de la casa, y al cuido de su hermano Branwell, el favorito del padre, muy dotado para el dibujo y la pintura (basta ver los retratos que hizo de las hermanas, por ejemplo), pero sin ningún tipo de vida propia.

Las experiencias que Charlotte vivió en Bruselas le sirvieron a su regreso para plasmar la soledad, la nostalgia y el aislamiento de Lucy Snow en su novela Villete, 1,853. Curiosamente ese comportamiento de Lucy se parece mucho al de la misma Charlotte.
En el 54 se casó con Arthur Bell Nicholls, el cuarto hombre que le propuso matrimonio y coadjutor de su padre, y aunque siempre se pensó que murió de tuberculosis, o tifus, la realidad fue que vomitó hasta morir hecho que pudo haber sido por HIPEREMESIS GRAVIDICA producido por el embarazo.
 
Anne Brontë: Thorton, Yorkshire del Oeste, 17 de enero de 1820-Scarborough 28 de mayo de 1849, fue la más joven de las hermanas Brontë, autora de dos novelas que hoy son clásicas de la literatura inglesa.


 Pionera en lo que sería los derechos de la mujer, cursó estudios en la escuela, y se hizo institutriz, única salida de la época para las mujeres que querían, o no tenían otro remedio, que trabajar si no conseguían marido, cosa que no era su objetivo. A los 19 años, entró de institutriz con la familia Ingham en Blake Hall, pero se encontró con unos niños ingobernables y consentidos a los que no le permitían educar con la disciplina que precisaban, y se marchó por propia voluntad, un tanto frustrada en sus ideales educacionales. Esta decepcionante experiencia fue luego inspiración para su primera novela  Agnes Grey, un libro que sienta las bases, para mi, de la liberación de la mujer en la institución de la servidumbre.

 Su segunda experiencia como institutriz, redundo en el comportamiento anterior, aunque en esta ocasión, pudo no sólo dominar a sus alumnas Bessy y Mary, sino que consiguió que las niñas le tomaran verdadero afecto y no la olvidaran nunca. Su corta vida, estuvo desprovista de amor, se dice que al igual que Emily no le interesaban mucho los hombres, y se desliza melancólica entre sus clases, sus novelas, sus paseos por la playa de Scarborough en vacaciones, y el cuidado obsesivo que tenían las tres hermanas, por Branwell el niño mimado de la familia a quien se le toleraba cualquier cosa. En el caso concreto de Anne, ella compartió con su hermano la enseñanza de los niños de la familia del reverendo Robinson. Lo introdujo personalmente allí con objeto de que diera clases de música al pequeño Edmund, con el resultado desastroso de que Branwell se enamoró de Lydia Robinson, la madre de su discípulo. La pasión, que duró dos años y medio, ocasionó un verdadero drama familiar para los Brontë -por no hablar ya de los Robinson-: Branwell se dio a la bebida y al opio, sin posibilidad de enmienda, por lo que Charlotte más lo detestaba. 

Este episodio serviría para que Anne escribiese, La inquilina de Wildfell Hall, obra criticada hasta Charlotte por considerarla no apropiada, debido a la crudeza del tema: una mujer que abandona a su esposo y se lleva a su hijo para vivir y trabajar sola no es literatura femenina, pero actualmente muy consultada en temas de violencia de genero intrafamiliar, porque todas las hermanas se inspiraron en un hombre caprichoso, violento, colérico, débil de carácter y apasionado, siempre egoísta y manipulador, que no era otro que Branwell.

Los postreros días de Anne Brontë fueron tan románticos y tristes como cabía de esperar; fue apagándose como una vela y sus últimas palabras, dedicadas a la sobreviviente, que no se separaba de su cabecera, fueron estas: -Ten valor, Charlotte, ten valor. Pronto nos encontraremos de vuelta...

 Para La Coleccionista de Espejos: Dlia McDonald Woolery
Información y fotografías tomadas de internet

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