sábado, 7 de abril de 2018

In Memoriam

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Una Mujer llamada Nonzamo  Winifred  Zanyiwe  Madikizela

Sí, sí, sí no te has equivocado se trata de Winnie, la segunda esposa de Nelson Mandela, de la que hace meses estoy por hacer esta reseña pero no he podido, porque tengo sentimientos encontrados: Por un lado tengo una gran admiración y afecto por Winnie Madamisela y todas esas mujeres fuertes y luchadoras, sin las cuales no hubiéramos podido pasar ninguno de los estrechos desfiladeros por donde hemos transitado y  por otra parte los medios de comunicación nos han bombardeado con toda la propaganda anti Winnie y pro Nelson que se puede imaginar, y que no siempre es justa.


Aquí voy...

En realidad se llamó Nabandle Nomzamo Winfreda Madikizela, también conocida como Winnie Madikizela o Winnie Mandela,  Bizana, Transkei, Sudafrica; 26 de septiembre de 1936, Alfred Nzo, Johannesburgo, 2 de abril de 2018, política y trabajadora social sudafricana, mejor conocida por ser la segunda, esposa del ex presidente Nelson Mandela.

Ella fue una de los ocho hijos que tuvo Nomathanzanga Mzaime, maestra de puericultura en la escuela local, y de un trabajador del Departamento Forestal y Agricultura, del que no existe mucha referencia.

Hizo la primaria en su natal Bizana y termino su educación básica en Shawbury, y en la época en que ser negra y mujer  era cargar con estigmas de dos “minorías” bajo el régimen del  Apartheid;  Winnie gracias a su audacia logró el título de Bachiller en Artes y una maestría en Relaciones Internacionales de una de las universidades  de mayor prestigio de Sudáfrica: The University of Witwatersrand, en Johannesburgo. Luego se graduaría de Trabajadora Social  del  Jon Jofmeyer  School of Johannesburg,  Gautevg.

 Procedente de una familia relativamente privilegiada desconocía, al principio, las condiciones deplorables en que vivía la gran mayoría de los surafricanos, hasta que consiguió  empleo como trabajadora social en el Hospital Baragwanath, y cuando tomó plena consciencia empezó su trabajo a favor de los menos afortunados de inmediato. Y  de allí hasta hoy se convirtió en una piedra sumamente incomoda en los calzados de todos los gobiernos de su país.

Fue presentada a los miembros de del  Congreso Nacional  Africano (NAC) sus siglas en ingles. Y a su lado prácticamente, dio inicio a su carrera política y de una rebeldía pocas veces vista. La persiguieron en forma despiadada. Le prohibieron  decenas de asuntos y no bien le había llegado la notificación, o dictado la sentencia, cuando estaba haciendo  precisamente lo que le habían prohibido. Hizo varias campañas de abierto desafío para que las mujeres desobedecieran las leyes absurdas e injustas del Apartheid.

En 1956 conoce al joven abogado Nelson Mandela y se convierte  en  su segunda esposa, dos años después; matrimonio que sumó dos hijas más a los cuatro que Mandela ya tenía. Su convivencia fue  realmente efímera porque al poco tiempo, el líder anti apartheid sudafricano fue encarcelado y dicen que se vieron solamente unas  cuatro veces en casi  tres décadas. Un poco después de su salida de la cárcel se intensificó los rumores de las maldades de Winnie, la supuesta infidelidad, luego vendría la separación y finalmente  el divorcio, por en parte, nunca se sabrán las verdaderas razones, del secuestro de cuatro jóvenes negros para interrogarlos que formaban parte  de un equipo de balompié, que en realidad eran sus guardaespaldas personales. Algunos los comparaban con los temibles Tontón Macoute de  Duvalier, tanto del padre como hijo, en la Haití de los años 60s, que hacían de todo menos jugar futbol, pues era bien sabido que eran implacables con los infiltrados, soplones, colaboracionistas.

 Yo eso lo puedo entender. Su juicio fue todo un espectáculo montado para la televisión. Yo seguí  parte del show. Luego me aburrí porque lo que vi fue una dama africana muy elegante, muy digna, muy segura de sí misma a quien le preguntaban una serie de sandeces. Winnie, en sus respuestas fue una  verdadera  Annancy.  Y como dijo algún sudafricano:  Aún si Winnie tomó parte en todas las atrocidades que le atribuyen, no se puede comparar en lo mínimo con los crímenes del Régimen del Apartheid, amparado a las leyes del país  y con el beneplácito de muchos de los países  influyentes  de la llamada Comunidad Internacional...ese mismo año le dieron el Premio de DERECHOS HUMANOS de las Naciones Unidas, FREEDOM OF ABERDEEN.

Yo encuentro que como a muchos otros líderes del mundo, como a Marcus Garvey, Angela Davis, Walter Rodney, Patrice Lumumba, Maurice Bishop  y ahora  Winnie siempre han sido sistemáticamente  satanizados,  desprestigiados, acusados por algún crimen, enjuiciados, encontrados culpables encarcelados y a veces asesinados  especialmente si no  duran una eternidad solucionando los problemas, a la manera Occidental, para darles a los absurdos opresores la oportunidad de compartir premios internacionales.  Y poner en práctica la paz, cuando  ningún país  occidental  está  dispuesto  a predicar con el ejemplo.

Pasó 17 meses en la cárcel donde la sometieron a las humillaciones  más escalofriantes, paso otros 6 meses recluida. Fue desterrada de 1977 a 1985. Tras su destierro se traslada a Soweto, entonces uno de los guetos más grandes de Sudáfrica, allí participa en varias reuniones, una de las cuales tuvo más de 40.000 asistentes, tomo  parte en un sin número de reuniones, protestas y huelgas, a pesar de que se le había prohibido. En otra ocasión fue confinada a su casa, y desterrada de Johannesburg. Se le prohibió  reunirse con más de una persona a la vez o que su nombre o fotografía  apareciera  en  algún medio de comunicación.

 En 1993 vuelve a participar en política, fue electa presidenta de la Liga de
mujeres y durante el gobierno de su marido se le nombró Ministra de Arte, Cultura, Ciencia y Tecnología del primer gobierno multirracial de su país del que fue destituida un año después por lo que su hija y no ella, fungió como Primera Dama.


Para la Coleccionista de Espejos:

                                                      Franklyn  Perry P

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