Cuando el ser diferente se convierte en un problema. Claro,
no para vos sino para lxs otrxs…
Alguien te pregunta si crees que eres diferente.
Sí, soy diferente. Tengo una sensibilidad que desearía
otrxs la tuvieran; no soporto la violencia, los prejuicios, ni a las personas
que se creen dueñas de la verdad.
Tratar de dar una “catedra” sobre el ser diferente: no es
nada malo, no es ser bicho extraño; es una habilidad que se construye desde las
lágrimas. Sentirse afuera por como piensas o ves las cosas, por todo lo que la
vida nos ha enseñado y unx ha aprendido. Porque el enseñar y el aprender no son
lo mismo: son cosas que trasgreden las pieles, los pensamientos. Sentirse fuera
por no estar de acuerdo, por ser guerrera en lo cotidiano, porque el dolor se
permea sobre el cuerpo, porque la empatía en mi universo es un valor que se da
con la vida.
El ser diferente se convierte en una aptitud que nadie se
roba, que nadie anula. Diferente es sentir más allá de los sentidos, capturar
las miradas y sentires de lxs otrxs. No avergonzarse por no entrar en el molde,
por luchas contra los moldes que poco a poco se derriten en sangre, en palabras
sin completar decapitadas en espacios cerrados.
¿Alguien te pregunta si eres diferente, asumiendo que no
lo eres? Tanteando en lugares oscuros que huelen a desidia, ese desdén que se
ve con los dedos que delatan una actitud casi humana o animal.
Soy diferente y estoy cansada de un mundo poco
equitativo, abusador, lleno de soberbia…
(Silencio)
-No,
no me cambies el tema. Pregunto si te sentís diferente por tus cicatrices.
-¿Ah?
-No
por eso no, nada que ver. ¿Cuáles cicatrices? Ah sí… Son tan parte mía que se
me olvidan.
Definitivamente no soy superficial y sí, a mucha honra soy diferente…
Laura Contreras
(LauCo)
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