miércoles, 13 de enero de 2016

Con Palabra de mujer...

Isolda Dosamantes Musa X

Con una trayectoria de 20 años, la escritora Isolda Dosamantes Carrasco, originaria del municipio de Atlangatepec, Tlaxcala, asegura que la literatura le ha dado la posibilidad de reflexionar sobre sí misma a través de las palabras; también la ha llevado a viajar a Costa Rica, Canadá, China y a varios estados de la República mexicana como Puebla, Veracruz, Guerrero, Chiapas, Chihuahua y Quintana Roo.

 Es en ese escenario de los viajes donde construye sus libros. Su poesía está plagada de imágenes, su poesía es visual, nos trasporta al paisaje del desierto, a la soledad, a la naturaleza, al amor y al desamor.
 
La inquietud por escribir poemas la tuvo desde muy pequeña, aún recuerda que a los 13 años de edad se inscribió a un taller que impartía el maestro Juan Bañuelos en el Instituto Tlaxcalteca de Cultura (ITC), aunque sólo asistió un día al sentirse en franca desventaja; sin embargo, no abandonó la idea y, ese mismo año, publica su primer poema en el periódico de la secundaria del Instituto Oriente de Puebla, publicación que –recuerda la maestra Isolda con una sonrisa− coordinaba el ahora reconocido escritor Pedro Ángel Palou.

 La idea de escribir permaneció siempre latente en su mente, a la par que avanzaba en sus estudios profesionales y sus actividades escolares. Con la licenciatura en ciencias políticas y ya con un trabajo en el gobierno, toma la contundente decisión de renunciar y comenzar sus estudios en la Sociedad General de Escritores de México (Sogem).


 La maestra Isolda también se ha dedicado a la docencia. “Aprendí mucho de ser docente, mis primeras clases fueron de guión, en una época en la que me sentía escritora, ahora lo soy”.

 
Actualmente, Isolda Dosamantes trabaja afanosamente en su proyecto de promotoría cultural, la Galería de Arte Casa de la Nube, en un libro sobre Tlaxcala y cerró 2014 con un gran paso: su inclusión en la Antología general de la poesía mexicana. Poesía del México actual. De la segunda mitad del siglo XX a nuestros días, “un compendio amplio y diverso de la producción poética de México durante las últimas décadas. Son autores nacidos entre 1951 y 1987” (http://www.oceano.mx/ficha-libro.aspx?id=12865), un libro de 928 páginas editado por Océano y compilado por Juan Domingo Argüelles. Dada la importancia de este reconocimiento literario comenzamos nuestra conversación con la escritora hablando del tema.
 
“Fue una gran alegría recibir el correo electrónico de Juan Domingo Argüelles avisándome que me integraría a la Antología general de la poesía mexicana, estoy integrada en el segundo tomo, tiene escritores de los cincuenta a la fecha, está publicada por Océano y Sanborns, eso hace que sea una publicación de buena calidad física; leyendo la antología realmente nos damos cuenta de que es un proyecto muy importante de Juan Domingo Argüelles, eligió excelentes poemas de todos los que estamos. Argüelles antologa todas las épocas, desde Nezahualcóyotl, pasando por los románticos, los modernistas y los contemporáneos; el primer tomo termina con Efraín Bartolomé en 1950 y el segundo inicia en 1951 con Silvia Tomasa Rivera, Jorge Fernández Granados, Estrella del Valle, Armando Alanís Pulido y mi paisana Karen Villeda, están grandes poetas de México”, menciona.

 Considera que es muy especial “cuando te antologan”. Ella aparece en otras antologías: Mujeres poetas en el país de las nubes (Ediciones La Cuadrilla de la Langosta, 2000), en 40 Barcos de Guerra. Antología de poesía y sus editoriales (Edición Independiente, 2009) y en otra que es una investigación de Aurora Marya Saavedra, Maricruz Patiño y Leticia Luna, Trilogía poética de las mujeres en Hispanoamérica (Pícaras, místicas y rebeldes) (Ediciones La Cuadrilla de la Langosta, 2004).

En El vértigo del erotismo (EDAMEX–UAM, 1996), una antología de cuento de la Sogem, aparece un cuento mío, ha sido el único libro del que he recibido regalías, antologo un cuento con un tema netamente erótico, en ese juego de los cuerpos consumiéndose. Las regalías eran de risa, recibí 5 pesos en un cheque”.

La escritora comenta que tenía la intención de estudiar periodismo, pero en Tlaxcala no existía esa opción y como su familia no tenía las posibilidades económicas para enviarla a estudiar a otro estado, lo más cercano que encontró fue en la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT) para cursar Ciencias Políticas.

“Cuando cursaba el quinto semestre de la carrera, ingresé también a la escuela de la licenciada Susana Fernández, decana del periodismo en Tlaxcala, a estudiar comunicación; por las mañanas era reportera de un noticiero en la XETT que conducía Ubaldo Velasco, así que trabajaba y estudiaba. Finalmente concluí mis estudios en la UAT”, recuerda.

“Siempre me gustó mucho leer, la danza contemporánea, hacía mucho deporte. Comencé a trabajar en la SEP. Antes no había tantos espacios culturales en la ciudad, un día abrieron un café cultural y ahí me hice amiga del escritor Efrén Minero, la mamá de Efrén fue mi maestra de filosofía en el CBTIS 3, por ella empecé a tener muchas lecturas y a adquirir el gusto por las letras”.


Desde muy joven comenzó a escribir, su primera publicación fue un poema, aún era estudiante de secundaria, en una revista cultural que coordinaba Pedro Ángel Palou, él fue su primer editor, “no sabíamos que se convertiría en un narrador tan importante. Ya en la carrera, cuando estaba en tercer semestre, empiezo a publicar en el periódico de la universidad”.

Con la licenciatura concluida y ya con un empleo en el gobierno de José Antonio Álvarez Lima, Isolda recibe el apoyo de Citlalli Hernández Xochitiotzin Ortega, la maestra estaba entonces en el Instituto Tlaxcalteca de Cultura, ella la apoyó mucho para escribir y publicar, fue de las personas que más la ha impulsado. “Estando en el Instituto Tlaxcalteca de Cultura apoyó a las nuevas generaciones de jóvenes escritores con publicaciones y talleres, algo que no ha tenido continuidad, creo que es importante reconocer eso; ella fue quien me recomendó estudiar en la Escuela de Escritores de la Sogem, le tomé la palabra y empecé en Puebla, pero luego de seis meses cerró, entonces el escritor y periodista Óscar López me aconsejó terminar en la Ciudad de México… y me fui para allá”.

Isolda asegura que “la Sogem te forma como escritor, te disciplina, son ocho materias a la semana, de lunes a jueves: poesía, cuento, guión, televisión… hay que leer mucho, la Sogem es para escribir y leer, te acercas a los libros por placer, descubres herramientas, en esta etapa descubrí muchas cosas”.

Su primer libro lo publicó gracias a una beca en Quintana Roo, en la Casa Internacional del Escritor: Bacalar Sueño de Agua (Casa internacional del escritor, 1995) es un libro que escribió Victoria Santillana y ella. “Hablo del desamor y de no saber a dónde ir, construyo varios poemas con el calendario maya y lo que significa, el libro fue un atrevimiento total, importante. Lo escribí con mucha disciplina, en un mes, como parte del trabajo de una beca. En Tlaxcala sólo hice una lectura, no hubo la oportunidad de presentarlo, yo estudiaba en México en la Sogem”.


En 2015 se cumplen 20 años de que hice mi primera publicación. “La literatura me ha permitido encontrarme y conocerme a mí misma a través de las palabra; la literatura me ha llevado a viajar, literalmente, a China en 2004, convocada por Relaciones Exteriores de México. La embajada mexicana promovió que los escritores fuéramos a dar clases de nuestra cultura, de literatura hispanoamericana, para promover la literatura de nuestro país. El viaje a China me cambia la vida, me voy de México en una etapa muy de cantina, era una poeta que leía mucho, acababa de terminar la maestría, estaba dando clases en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), yo quería viajar y no sabía a dónde, me encontré con la convocatoria a China y sabía que era para mí, sentí un vértigo en el estómago y supe que estaría ahí, no conocía la cultura china… casualmente me encuentro hace poco con un dibujo en papel albanene que hice en sexto de primaria: la Muralla China, o sea que de alguna manera ya estaba ahí y te vas conectando. A mi familia le gustaban las cosas chinas, las figuras, la acupuntura, no pensé que fuera el destino, no fue el destino sino un encuentro para estar conmigo misma”.

Utopías de Olvido lo publicó el ITC en 1998, es un libro del primer amor y desamor, “¿cómo le hago para olvidar?”, es un amor soñador y lo que más le gusta a Isolda es la dedicatoria: “Descubrí en mi sonrisa de niña la mujer”, habla del dolor, de cicatrices.

“Gótico Florido (MUB Editoraz, 2001) es un extenso poema que surge en una noche que mi papá estaba muy enfermo y me mandan a casa y no puedo dormir, porque está muy grave, y me pongo a escribir, en esa época me gustaba el rock pesado, me compré mis jeans negros, mis lentes, me gustaba el asunto dark y casualmente, un día que regresaba del Distrito Federal, me encuentro en el autobús a un chavo que era dark y me cuenta su historia y relacioné algunas cosas, los panteones, por ejemplo; es un poema interesante que, con el tiempo transcurrido, noto moralista y eso que según yo entonces era muy rebelde, pero noto la inocencia de la edad y es un libro que sigue gustando a los jóvenes, muy vigente y actual, que se identifica con ellos; es algo muy curioso, los jóvenes me siguen y cuando me ven dicen: “¡eres Isolda!”, sorprendidos, tengo mis lectores dark”.

Con Altura Lustral ((Navachiste Ediciones, 2000) ganó la mención honorifica del Premio Interamericano de Poesía. “Es un poema del desierto, que habla de Real de Catorce, el peyote, los trenes, el viaje, una serie de poemas que hablan de la magia y del paisaje de las espinas. Me tocó la mención de honor y me lo publicaron en Navachiste, lo presentó el maestro Juan Bañuelos, fue un libro que gustó mucho. Es un libro muy fundamental, donde mi carrera empieza a cimentarse”.

Halo del Alba aparece en 1999, es un poemario con el que obtuvo la mención honorifica de la primera versión del Premio Estatal de Poesía Dolores Castro, “¡odio las menciones de honor!, tanto que a veces pienso que es mejor que pierdas y no que te den una mención, porque es un libro que se quema, que ya no puede participar en otros lugares y que, finalmente, publiqué en internet. Ni siquiera me aparecí el día de la premiación. El libro se publica en ediciones que hacen en El Chopo, en la antología A Dónde van los Soles; con la escritora Dolores Dorantes publicamos una antología, Nos queremos casar de rojo (MUB Editoras, 2001), donde incluyo algunos poemas de Halo del Alba. También lo subí a la red a través de la Editorial Yo Escribo (www.yoescribo.com)… y me olvidé de ese libro”.

El viaje a China marca su poesía, de ahí nace Paisaje sobre la seda (2008), gana los Juegos Florales de Guaymas, Sonora, que, curiosamente, ganó también el escritor tlaxcalteca Miguel N. Lira −también Miguel N. Lira tenía algo que ver con China. Paisaje sobre la seda es un libro que está pensando como un abanico, el índice es un poema, el libro se abre como un abanico, es un libro que tiene muchas posibilidades y tiene cosas chinas, pero habla de la nostalgia que tenía por México; lo escribí en el primer año de mi estancia en la Universidad de Estudios Extranjeros de Pekín, donde estuve dando clases de literatura mexicana, seminario de tesis y conversación en español; en China aprendí muchas cosas, a dibujar, pintar y estudié chino, aprendí a cocinar. En el invierno, en China, leía a los grandes escritores chinos traducidos al español, la soledad fue tremenda, no tenía internet en casa, sólo en la oficina, tenía mucho tiempo libre… disfruté la soledad que me tocó vivir en un hotel, era la única que habitaba el hotel, fue muy curioso para mí, pero no me dio miedo”.

 


En el primer año en su estancia en China aprende hablar inglés y después estudia mandarín cuatro horas al día y cuatro más en casa. “Con eso mataba el tiempo de invierno; estando en China, extrañaba a mis amigos poetas, las reuniones, el intercambio de libros de tus amigos o de escritores que acaban de publicar, las tertulias literarias que tenemos en México son una tradición, ese ambiente era el que más extrañaba. En China me hice consumista, eran increíbles las compras, traumático, entraba a las tiendas orientales, había de todo en el mercado para extranjeros, ropa rusa, italiana, francesa. Hay grandes precios, es muy barata la ropa de seda. Me hice consumista de zapatos y de mascadas. En China, si no regateas, te ven la cara, los chinos son grandes vendedores, ellos siempre ganan”.


En China aprendió a practicar yoga, esta filosofía de vida que es una disciplina milenaria, Elsa Cross fue la primera escritora que le dijo: “tienes que hacer yoga”; en China hizo grandes amigos, incluso menciona que regresaría a China si tuviera posibilidades económicas, aunque su esposo es japonés, pero sí regresaría a ese país para vacacionar.

 De 1999 a 2004 vivió en la Ciudad de México, luego viajó a China y después regresó a Tlaxcala. “Me fui a Canadá una temporada, retomo la idea de los latinos en Canadá, ya instalada en Canadá corrijo el trabajo que traía de China y lo termino en ese país”.

Su obra Apuntes de viaje gana el premio Praxis de Poesía, está construido con los viajes que hizo a China, Canadá, Costa Rica y, en México, a Taxco, Guerrero; y a Pahuatlán, Puebla.

Mi formación en la Sogem fue importante, me dio la disciplina y las lecturas. Víctor Hugo Mendiola fue un gran maestro para mí de la poesía mexicana; Juan Bañuelos fue otro extraordinario maestro, que entendía y sugería en tu escritura; la maestría en creación literaria la estudié en Casa Lamm; estuve también con Dolores Castro, con Enriqueta Ochoa, iba al taller de su casa y trabajábamos muchas lecturas, y nos daba su experiencia; y aprendí mucho de Ignacio Trejo Fuentes”.

Para Isolda, un escritor necesita escribir, equivocarse y corregir, “yo trabajo de noche y de día, en cuanto tengo tiempo libre, trato de escribir, trabajo por metas. Trabajo a la fecha en un libro de Tlaxcala dedicado a cada uno de los municipios, manejo mucho el paisaje, es una constante para mí poner la escena del lugar. La poesía me ha llevado al viaje, Bacalar, Chihuahua, Costa Rica, Veracruz, Taxco, Chiapas…”

Reitera que aprendió mucho de ser docente, sus primeras clases fueron de guión, en una época en la que se sentía escritora, “ahora lo soy”.

Entre sus escritores favoritos están Marco Antonio Campos, Rosario Castellanos, Dolores Castro, Juan Bañuelos, el poeta chileno Raúl Zurita y el uruguayo Eduardo Milán. En general los poetas latinoamericanos son una gran referencia en sus lecturas.

“Mi labor en la promoción cultural surge con la idea de generar un espacio para las letras, porque no hay; cuando eres joven estás sobre la institución esperando que los espacios te los dé el Instituto Tlaxcalteca de Cultura, pero hay que buscar, hay que generar; estamos cerca de Puebla y para quienes están interesados en esto, pues acaban yéndose; en Tlaxcala ha habido intentos para generar espacios y prepararnos para las actividades artísticas, pero no se logra esa continuidad, faltan talleres para gente joven”, concluye.
 
Tomado de el FACEBOOK de ISOLDA DOSAMANTES, y agrego que cuando la conocí ella decía que era poeta cuando en realidad era poesía creando a la poeta...
 
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