Aquí, me voy a ocupar un tanto del cuento literario,
no del folclórico ni del compuesto para
exponerse de manera oral para un público.
En cuanto a ese
tipo de narrativa, soy un neófito en búsqueda de conocimientos. Si nos pusiéramos a reflexionar en torno al
género, su nombre, una definición exacta, pasaríamos un siglo sin ponernos de
acuerdo. Hagamos, entonces, un salto a priori y demos por hecho que existen los
géneros literaritos, y que hay uno que suele ser narrativo y que se le dice
cuento (no cuento corto, que es un calco del inglés). Aunque muchos expertos
difieran conmigo, la mayor y más clara diferencia que yo encuentro entre el
cuento y la novela es la extensión.
Edgar Allan Poe decía que se debe poder leer un cuento en una sola sentada, sin embargo algunas
obras como La Metamorfosis, de Kafka y El Oso, de Faulkner
aparecen en ciertas antologías, como cuentos largos y en otras como novelas
cortas.
El cuento
tradicional suele tener una estructura, a saber: introducción, desarrollo y
desenlace. Que no necesariamente tiene que ser cronológico ni seguir ese
orden. La dicción debe ser literaria (lo
literario se refiere al aspecto estético y los recursos como la metáfora, el
símil, la sinestesia que lo proveen) e
ir de acuerdo al tema tratado, también se deben procurar la eufonía y evitar la
cacofonía, las frases hechas, los títulos y frases de canciones populares que
no tengan un propósito específico, de lo contrario pueden distraer al
lector. Es recomendable que haya un
equilibrio entre dialogo y narración y que los párrafos largos y las oraciones
compuestas y complejas se asignen a los personajes también complejos. Se
recomiendan las llamadas palabras de “contenido” como verbos, adjetivos,
adverbios, sustantivos.
Debe tener escenarios claros, donde ocurran los hechos y
que estos se acoplen bien a la trama, los personajes, la acción, etc.
Aquí se puede incluir el tiempo: tanto interno como externo de la
acción, más el estado emocional y o mental, por lo menos, del protagonista y
antagonista del texto.
Los personajes
no deben ser numerosos, a no ser que sirvan como trasfondo o coro(a lo griego).
Debe haber por lo menos, un protagonista bien definido, y de igual manera un
antagonista. El antagonista y el
protagonista pueden cohabitar dentro de un mismo personaje (fuerzas antagónicas),
y a veces el antagonista puede no ser un ser humano. Ojala, para cuando finalice el cuento, haya habido
algún cambio en el protagonista, mejor todavía que sea positivo.
Si hay moraleja o enseñanza, debe ser sugerida, que para sermones los
predicadores, los padres, la pareja bastan.
El suspenso se
considera un recurso algo barato, hoy día.
En una época gozo de gran prestigio pero quizá por el abuso de ese
recurso hecho por la radio y telenovelas, además de las historietas en serie
publicadas en revistas y periódicos, ha venido un poco a menos. Tampoco los
finales inesperados son muy recomendables hoy,
y si se emplean se deben colocar pistas a lo largo de la narración para
poner en alerta al lector entrenado. Muchos críticos no ven con buenos ojos los
finales felices, y algunos cuentos tienen finales múltiples o abiertos. Así
invitan al lector a ser coautor o dejan las puertas abiertas para una segunda
parte. También a veces se coloca el final al principio del relato. Existen dos expresiones en latín que se
suelen aplicar al cuento que se puede traducir al español como” anterioridad”
y” posterioridad.” Estos conceptos sostienen que todo cuento es infinito en el
tiempo y que lo que el autor hace es buscar un momento, ojalá, epifanio en el
relato para invitarnos a compartir, porque ¿Qué había pasado antes de que a la
Cenicienta la redujeran a la servidumbre
y que pasara después de su matrimonio con el príncipe? Y ¿En qué consiste el
vivir para siempre felices? O el “me meto por un huequito y me salgo por otro
para que usted me cuente otro”. O el famoso cuento interminable, en donde un
ratoncito se lleva un grano cada noche, de un silo lleno de maíz, además de la
técnica de los relatos enmarcados o episódicos.
El cuento suele
tener un inicio en que se está en cero, un ascenso durante el cual se produce
una complicación, un clímax, un descenso paulatino o vertiginoso y el desenlace
con la esperanza de que se vuelva a
estar en cero, pero siempre meditando
sobre los hechos memorables. La idea es que las emociones del lector sigan
este, también por esta senda
El cuento debe
tener un narrador que puede ser protagonista, testigo, omnisciente, stream
of consciousness, introducido y hábilmente manejado por Virginia Woolf
y James Joyce (monologo interior) o una mezcla de varios. No se debe confundir
al autor con el narrador puesto que no es lo mismo, aunque este sea el
protagonista (el autor muere, el narrador no, el narrador pertenece al micro
cosmos, el autor al macro, una vez concluido el cuento el narrador no puede
cambiar de opinión, el autor sí. El narrador puede ser ajeno a los aconteceres
y los personajes o puede ser muy cercano
y participativo. Tanto su edad, genero, clase social, visión de mundo,
educación como sus conceptos éticos y políticos, los cuales a veces son
difíciles de precisar, son importantes.
Es necesario que
se tenga en cuenta que para el cuento se crea un microcosmos ficticio paralelo
al macrocosmos “real” en que vivimos. Si bien este micro mundo en mucho refleja
una variedad de entes del macro mundo
“real”, también es antojadizo porque se
somete a la voluntad del autor y a las convenciones estéticas del arte
literario. Es por eso, entre otras, que
las reglas en este micro cosmos, no son las mismas que las del macro cosmos. No
tiene que someterse a las leyes naturales
del macro cosmos nuestro.
La” verdad”, por ejemplo, no es la misma en
este mundo artístico que en el mundo “real”.
En el mundo real las hormigas, que uno sepa, no hablan ni los arboles
deambulan por el bosque. En mi cuento mis hormigas pueden hablar y los arboles
pueden caminar si yo quiero. Eso sí, si yo
pretendo que mi cuento sea verosímil, tengo que establecer esta
arbitrariedad desde el inicio de la narración.
Aquí no valen las improvisaciones ni los de repentes. Si se menciona un
arma de fuego en el cuento, se debe utilizar en algún momento para algo. Y las acciones de los personajes deben ser
congruentes, bien motivadas y de justificación lógica, con la salvedad de que
se quiera alcanzar algún objetivo ulterior.
Una dulce niñita de 9 años no puede eliminar a su padre súbitamente, a
mitad del relato y con una escopeta sin alguna sutil o abierta advertencia al
lector entrenado. En ocasiones el narrador no es confiable, por lo cual el
juicio que el lector emita sobre la acción y los personajes, tiene que depender
de las situaciones y las acciones de los
que pueblan el micro cosmos en cuestión.
Estas son algunas pocas observaciones
acerca del cuento literario tradicional.
Una pequeña
muestra de narradores y
narraciones: Edgar Allan Poe, Jorge Luis Borges, Horacio Quiroga, Carmen
Lyra, james Joyce, Ernest Hemingway, Eudora Welty, Francisco Zúñiga, Katherine
Ann Porter, William Faulkner, John Staimbeck, Anton Chejov, Leopoldo Alas
Clarín, Honore de Balzac, Amos Tutuola, Charles Dickens, William Shakespeare,
Miguel de Cervantes Saavedra, Quince Duncan, Gustavo Adolfo Becquer, Heinrich y
Thomas Mann (hermanos), Shiva y V.S. Naipaul(hermanos), Alejandro Dumas(padre e
hijo); Anne, Charlotte y Emily Broté (hermanas), las Parábolas de Jesús, Las Mil y una Noches, El
Conde Lucanor, El Decamerón, El Lazarillo de Tormes, Los Cuentos de Canterbury
además de una infinidad de otras
historias bíblicas o de la mitología Greco –Romana, etc.
Para
el Círculo de Cuenta cuentos de Costa Rica,
y La Coleccionista de Espejos: Frankyn Perry
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