sábado, 2 de febrero de 2013

Literatura Afrocostarricense en el contexto histórico-litearion nacional

Alderman Johnson Roden: reconstruyendo su aporte en la literatura Afro -costarricense.

Imagen tomada de Internet

El presente artículo es producto del proyecto de investigación “Literatura inglesa (anglófona) costarricense” auspiciado por la Universidad de Costa Rica. Este trabajo presenta a la crítica nacional e internacional el aporte literario del afro antillano costarricense Alderman Johnson Roden en el contexto del mito de la blanquitud de la historiografía literaria costarricense. Hasta ahora, la obra conocida de este autor constaba de cinco poemas pero en este artículo se amplía ese corpus literario presentando dos poemas desconocidos “Hall Columbia!” y “The Slave”; además de una versión distinta del poema conocido “Nostalgia.” Los textos fueron encontrados en el periódico anglófono afrocostarricense The Atlantic Voice en 1934 después de una revisión exhaustiva de varios periódicos anglófonos costarricenses en la Biblioteca Nacional de Costa Rica. En el presente artículo se analiza la construcción identitaria étnica y cognitiva presente en el discurso literario desde una perspectiva más amplia que la referida al estado-nación. Se concluye que en el poema “Hall Columbia!” el discurso ideológico busca la dignificación del ser Afro entendiendo la afrodescendencia como una gran comunidad étnica universal que refleja una particular conciencia histórica sobre el ser Afroamericano(a). Por otra parte, la añoranza por el retorno a una Jamaica natal, junto con la resignación evidencian una identidad cognitiva fatalista.

     Las primeras discusiones académicas sobre lo que era o debía ser Costa Rica y su literatura estuvieron marcadas por el acercamiento a, o distanciamiento de los modelos estéticos-literarios europeos y todo su proyecto occidental de modernidad. Por un lado, había quienes pensaban que la literatura nacional debía seguir los cánones de la estilística europea. Por otra parte, un grupo polemizaba sobre tal posición asegurando que la literatura nacional debía desarrollar su “propia” identidad incorporando “lo” costarricense. Ambas tendencias nunca dejaron de asumir “lo” costarricense como un criollo “blanco” sin herencia indígena y/o afro. Al respecto, Quesada apunta que
la imagen de la realidad nacional se reduce al Valle Central – hábitat de la oligarquía cafetalera – y excluye los espacios propios de las culturas indígenas, las culturas afrocaribeñas de la zona bananera del Atlántico o las regiones ganaderas y mineras del norte del país. Esa exclusión facilitaba la identificación oligárquica con la cultura europea y fortalecía el estereotipo de un país de raza blanca, de homogeneidad racial y cultural, bajo el patrón de nación occidental civilizada1.
    En contra posición esa comunidad imaginada del Olimpo2, se antepone la historia del afro descendiente en Costa Rica. La obra de Duncan y Meléndez El Negro en Costa Rica (2005) es en este caso un texto obligatorio de referencia. Contrario a lo que comúnmente se cree, la presencia afro en el país data desde la colonia lo cual ya presume el aporte de esta etnia en el ser costarricense. Duncan y Meléndez3 señalan la existencia de tres principales grupos afro descendientes en el país: los que llegaron acompañando a los colonizadores españoles, los que procedía de Cuba y los que venían de Panamá, Nicaragua, San Andrés, Belice, Martinica, San Kitts y San Luis y los de Jamaica. Además, los investigadores afirman que la primera oleada de migrantes afro descendientes “sin ser un fenómeno masivo, alcanzó proporciones respetables, al punto de que en algunos momentos de la historia costarricense, hubo poblaciones en el país con porcentajes importantes de negros. Al final de la colonia, estos grupos fueron perdiendo su singularidad racial por procesos de blanqueamiento, diluyéndose en el fuerte mestizaje que se dio en esa época4”. El segundo grupo de afro descendientes fue compuesto mayoritariamente por cubanos(as) quienes llegaron en menor escala como exiliados(as) y se asentaron en Mansión de Nicoya. Sobre el tercer grupo, Duncan y Meléndez5 estiman que su llegada al país data de mediados del siglo XIX en calidad de pescadores y exploradores. No obstante, la mayor migración y por ende presencia afro de ese tercer grupo en el país, se da a partir de 1872 con el inicio de la construcción del ferrocarril al Atlántico.
  La presencia afro en Costa Rica, entonces, data desde el período de la conquista y la colonia. Múltiples estudios históricos han documentado la compra e intercambio de esclavos negros (Moya6), incursiones de conquistadores con acompañamiento de negros (Solórzano7), actividades económicas de costarricenses que incluyen población afro (Fonseca8) y censos demográficos (Thiel9 y Meléndez10) en donde en algunas épocas y lugares del país la población afro descendiente llega a ser mayor que la blanca o mestiza blanca.
   Un texto de suma importancia que evidencia y analiza la presencia de afro descendientes en Costa Rica, especialmente en el período colonial, es Negros, mulatos, esclavos y libertos en la Costa Rica del siglo XVII (2000) de la historiadora Rina Cáceres11. Ella apunta las inconsistencias numéricas en los registros demográficos de la población costarricense colonial hecha por el clásico de referencia del Obispo Thiel. Cáceres sostiene, tomando en cuenta los estudios de Pérez12 y los padrones nacionales de 1777 y 1778, que durante la colonia el 10% de la población era blanca, el 60% criolla (meztiza), el 14% eran mulatos y negros y el 12% indígena. Estos datos señalan las inexactitudes de los reportes de Thiel (1921) quien sostenía que los españoles representaban un 22% de la población, los mestizos el 52%, negros y mulatos el 18% y los indígenas el 12%.

 Posteriormente, las incursiones en la costa atlántica costarricense llevadas a cabo en la primera la mitad del siglo XIX dejan ver la presencia afro como un residente local y no como individuo extranjero o migrante. El Capitán José Antonio Angulo en su primera expedición al Atlántico reportó la diversidad de grupos étnicos existente en Matina, Talamanca, Moín y las regiones costeras señalando que personas de descendencia africana vivían en algunas zonas13.

8 Por otra parte, los estudios de la historiadora Lara Putman14 analizan la interconexión entre trabajo, migración y género de la población afro antillana migrante en Costa Rica entre 1870 y 1960 registrando el importante establecimiento de algunos grupos en el territorio nacional. Otras investigaciones como las de Jeffrey Casey15, Michael Olien16, Paula Palmer17, Carmen Murillo18, Avy Chomsky19 y Ronald Harpelle20 son ejemplos de muchos otros trabajos que demuestran la presencia afro en la costa atlántica a mediados del siglos XIX y principios del siglo XX; y su aporte en la economía, política, desarrollo de infraestructura, construcción de la identidad, educación y cultura del país en general. Período en que la Generación del Olimpo comenzaba a elaborar una idea imaginada “blanca” del ser costarricense; ideal ideológico articulado en percepciones ficticias, discriminatorias y románticas.

Mientras tanto y paralelamente a la “realidad” pretendida por la oligárquica del Valle Central y la Generación del Olimpo, la vida en el Caribe costarricense empezaba a generar los primeros escritores afro descendientes radicados en el país y cuyo aporte se va a ir extendiendo a lo largo de los años sin que el canon literario tradicional costarricense reconozca plenamente esta literatura. Sin embargo exceptuando la inclusión de Quince Duncan –quien es considerado por Álvaro Quesada21 como un escritor de la Generación Urbana (1960-1980) costarricense-, el reconocimiento a la existencia de autores(as) Afro descendientes en la historia y canon literario nacional es prácticamente nulo.
  Por una parte, las letras anglófonas ni siquiera son parte de un remoto o vago imaginario relacionado con la historiografía literaria costarricense porque aun con la inclusión de Duncan, la perspectiva hispánica sobre la naturaleza lingüística de las obras de este autor y el resto de escritores(as) costarricenses es asumida de facto. Es decir, “la” literatura nacional es y debe ser escrita en español ya que ésta es la lengua materna oficial del país. En consecuencia, una gran y valiosa parte de la identidad lingüística de la población afro costarricense (especialmente la anglófona) es invisibilizada y con ello toda su producción literaria.
   Por otro lado, la producción en español de muchos(as) otros(as) autores(as) afrodescendientes tampoco ha sido reconocida. Desde la Generación del Olimpo hasta las actuales construcciones de lo que se considera como la literatura costarricense persiste una cuestión de desconocimiento y/o mito de blanquitud étnico-identitaria. Estudios historiográficos literarios como los de Abelardo Bonilla22, Margarita Rojas y Flora Ovares23 y el mismo Álvaro Quesada24 analizan los proyectos de escritura de los grupos de escritores(as) costarricenses señalando algunas omisiones presenten en esas construcciones pero no logran incorporar del todo las voces de la población afrodescendiente escritora. Quizás esto se da porque hacer tal reconocimiento representaría el grandísimo reto de re-de-construir el tradicional marco de referencia histórico-literario con el cual trabajan la mayoría de estudiosos de las letras nacionales. Dicho de otro modo, el descanonizar la tradicional historiografía literaria nacional, además de desmitificar ese mito de blanquitud evidente en el canon literario costarricense, requiere de un compromiso de investigación de largo plazo minuciosamente exhaustivo e interdisciplinario con las historias olvidas e invisibilizadas de este país.
No obstante, en el trabajo Place, language and identity in Afro Costa Rican literatura publicado en 2003, Mosby asume la tarea de construir lo que podría denominarse la primera historiografía de la literatura afro costarricense. La autora distingue tres generaciones de escritores(as) en donde identifica a Alderman Johnson Roden y Dolores Joseph Montount como los precursores de la literatura escrita afro costarricense. Según Dorothy Mosby25 ellos reflejan una identidad británica-antillana migrante enfocada en sus islas de origen. La segunda generación de escritores(as) está compuesta por Eulalia Bernard y Quince Duncan cuyo proyecto de escritura-identidad se posiciona entre las islas de sus ancestros y Costa Rica. Las temáticas de los trabajos de Bernard y Duncan, según Mosby, giran alrededor del exilio, la identidad migrante y las tensiones entre la cultura antillana y la hispánica. El deseo por preservar la lengua inglesa, y el uso del español para referirse a Costa Rica como “el nuevo hogar,” constituyen preocupaciones constantes; principalmente, en el trabajo del Bernard. Finalmente, Shirley Campell y Delia McDonald conforman la tercera generación de escritoras. Ellas escriben en español (aunque McDonald cuenta con una pequeña obra anglófona inédita) y asumen de forma subversiva a Costa Rica como su hogar. Mosby afirma además que la tradición oral conformada por los cuentos de la araña Anancy y el Calypso constituyen las raíces de la literatura afro costarricense.
  Con respecto a la primera generación de escritores(as), es importante recordar que ese grupo es de origen afro antillano perteneciente al tercer grupo migrante afrodescendiente identificado por Quince Duncan y Carlos Meléndez26. Aun cuando la tradición oral referida a los cuentos de la Anancy y el Calypso podrían haber estado presente en la construcción de una “literatura oral” desde las dos primeras olas migratorias afro, tal hipótesis es muy difícil de probar pues aún no hay evidencia que demuestre lo planteado.
 Así, la literatura afrocostarricense nace con las primeras generaciones correspondientes al tercer flujo migratorio afro descendiente que llega al país en 1872. Sobre ese grupo se ha conocido muy poco en el campo literario pues solo se han identificado a dos escritores como parte de la primera generación precursora de la literatura afrocostarricense. Sin embargo existen nuevas investigaciones como los trabajos de Grinberg Pla que ya están dando cuenta del discurso político-ideológico intelectual afrocaribeño27.
El primer autor que ha sido registrado es Aderman Johnson Roden cuya obra y aporte literario se amplía aquí a la luz de nueva evidencia encontrada. La obra de este autor ayuda a desmitificar la imagen tradicional “blanca” que ha permanecido en muchos estudios literarios e historiográficos sobre la identidad, estética y discurso de las letras costarricenses. A continuación se amplifica el aporte de Roden en las letras afro- costarricenses mediante un análisis de tres poemas hasta ahora desconocidos.


h4. Aderman Johnson Roden y su obra desconocida: tres poemas más
16 Alderman Johnson Roden nació en Jamaica el 28 de marzo de 1893. La fecha y lugar de su muerte aún se desconocen. Cuando tenía doce años, Roden ganó una beca que tuvo que rechazar para estudiar en St. George’s College, pues su padre le negó el permiso de estudiar en una institución católica. A los dieciocho años de edad, Roden se trasladó a vivir a Limón-Costa Rica con su padre, quien había llegado al país motivado por las oportunidades laborales generadas alrededor de la construcción del ferrocarril al Caribe.
  Alderman Johnson fue un sastre de profesión pero también desempeñó labores periodísticas y acuñó una reputación como poeta. Primero abrió una sastrería en Puerto Limón-Costa Rica y desde ahí manejaba el negocio de la confección y venta de trajes. Pero su educación y pasión por la escritura lo llevó a ser editor del periódico en inglés The Atlantic Voice28 durante los años 30. Hoy día muchos de los registros sobrevivientes de ese periódico guardan gran parte de la obra periodística y literaria de Roden.
    Con respecto a su producción literaria conocida, la obra de Roden constaba de sólo cinco poemas “Nostalgia,” “White Justice-Reality,” “The Outlaw,” “Forget it” y “Forever Faithful-To My Wife.” Esta poesía fue presentada a la crítica literaria internacional por Donald K. Gordon en su artículo “Alderman Johnson Roden: The Taylor-Poet” publicado en la revista Afro-Hispanic Review en 198329. Analisis que posteriormente profundizó Dorothy Mosby30 exceptuando el poema “Forever Faithful-To My Wife”-.

  Durante mucho tiempo se creyó que los citados poemas eran toda la obra de Roden. Sin embargo Gordon y Mosby creían que el trabajo de este escritor había sido muy prolífico pero que esa obra permanecería desconocida por la historia debido a que en un momento de frustración Roden quemó toda una vida de escritura porque no lograba publicar su poemario. En aquel momento la obra de Roden no era comercialmente atractiva pues los(as) potenciales consumidores(as) a las que las editoriales costarricenses dirigían sus publicaciones eran mayoritariamente hispanoparlantes. Además, el mito de la Costa Rica blanca indudablemente jugó su papel.
    Sin embargo, recientemente los resultados de la investigación “Literatura Inglesa (anglófona) Costarricense” de la presente autora han llevado a identificar dos poemas desconocidos titulados “Hall Columbia!” y “The Slave” y a revisar el poema “Nostalgia” al recuperar una versión distinta de la que hasta ahora se tenía registrada. Es importante señalar que la obra editorial de este autor evidencia una etapa y conciencia de escritura diferente a la de su poesía conocida. En muchos de esos textos Roden traslada el tono melancólico y de exilio de sus poemas en un discurso subversivo que deja entrever un proceso de asimilación e identificación con “su nuevo hogar,” Costa Rica.
 El estilo de Roden en los desconocidos poemas “Hall Columbia!,” “The Slave” y la distinta versión de “Nostalgia” sigue reflejando un inglés de educación muy británica con versos musicalizados en rimas finales inconstantes y estrofas asimétricas entre sí. Pero en términos discursivos e ideológicos se aleja un poco de esa identidad “antillana-británica” a la que Dorothy Mosby31 hace referencia; o bien, podría decirse que esa identidad “antilla-británica” está caracterizada por otros elementos cognitivos e identitarios que van más allá de la nacionalidad y etnicidad. A simple vista, los títulos de estos poemas empiezan a evidenciar dos temáticas generales: la libertad-igualdad desde una perspectiva universal, el sometimiento y el “exilio” de una identidad “des-localizada” y fatalizada la cual posteriormente en sus artículos periodísticos va situando en la asimilación de la vida cotidiana del Afro descendiente en Costa Rica para tratar el tema de la “discriminación” a nivel local.

“Hall Columbia!:” el reclamo por la dignidad humana

   En el poema “Hall Columbia!” el discurso poético es focalizado en Columbia ubicando al lector(a) en un intertexto particularmente simbólico no sólo por su significado etimológico sino porque también evoca una reflexión sobre espacios, momentos y situaciones históricas importantes en relación con Columbia y la comunidad Afro. Etimológicamente32, la palabra Columbia es la acepción femenina derivada de Cristóbal Colón –explorador que “descubre” América-. En este sentido, Columbia se ha utilizado para referirse a América como el “Nuevo Mundo.” Según el Online Etymology Dictionary33, durante el período de la colonia británica en Norte América, Columbia fue el nombre poético dado a Los Estados Unidos. Para colonizar ese “nuevo” mundo, el tráfico de esclavos(as) negros(as) tuvo que crecer.
 Desde una perspectiva socio-histórica más relacionada con la Afro descendencia americana, Columbia es el nombre de uno de los principales distritos de Washington D. C. de Los Estados Unidos de América. En la historia general y memoria afrodescendiente, Columbia es un lugar particularmente importante porque en 1830 alcanzó a ser la sede del más grande comercio de esclavos(as) negros(as). De acuerdo con The Federal Writers’ Project en Washington, City and Capital34, a pesar de que el Distrito de Columbia era muy pequeño para convertirse en la cuna de la esclavitud de Los Estados Unidos, este lugar sirvió como un centro de “deposito” y “acopio” de esclavos(as) provenientes de Maryland y el norte de Virginia. Las cárceles públicas de Columbia se convirtieron en un negocio muy lucrativo asociado con el tráfico de esclavos(as) negros quienes debían de pagar por el encarcelamiento una vez saldada la pena, o bien esperar a ser desencarcelados(as) mediante la adquisición de esta deuda por parte de terceros a los cuales los(as) esclavos(as) encarcelados(as) debían posteriormente pagar con su servicio.
   Aunque el Distrito Columbia fue uno de los primeros lugares en penar el tráfico esclavista, en la mayoría de los casos las razones de encarcelamiento y las prácticas de liberación fueron modernas versiones de esclavitud. Paradójicamente, el Distrito de Columbia fue el primer lugar en penalizar la compra y venta de esclavos(as) en Los Estados Unidos pero sin desprenderse de esa moderna forma de dependencia y explotación. Este acto desencadenó un mayor conflicto entre abolicionistas y conservadores del Norte y Sur contribuyendo con la proclamación de emancipación, la “abolición de la esclavitud” y la implementación de la decimotercera enmienda de la Constitución Política Estadounidense35. Dos años después, el sistema político de Columbia garantizó el derecho de votar de los hombres negros en las elecciones locales.
Por otra parte, en el campo poético-musical, Columbia ha sido fuente de inspiración para titular importantes trabajos. El poema “Hail Columbia” publicado en 1798 por Joseph Hopkinson –un juez estadounidense de Filadelfia- es uno de los más relevantes a efectos de realizar una aproximación interpretativa del poema de Roden. En el periodo de la revolución estadounidense, el músico Philip Phile36 (Pfeil) compuso la obra “President’s March” con el propósito de celebrar la independencia. A Joseph Hopkinson le encomendaron la tarea de escribir la letra de dicha marcha, y es así como, él aprovecha la oportunidad para crear “Hail Columbia” con el claro propósito de motivar un sentido de identidad nacional. Este poema musicalizado se volvió tan popular que para muchos éste es el “himno nacional” no oficial de Los Estados Unidos. Actualmente, esta musicalización es la marcha que anuncia la entrada del vice presidente de esa nación en los actos oficiales.
   Sin pretender hacer un análisis detallado del poema de Joseph Hopkinson es importante tomar en cuenta para el estudio del poema de Roden “Hall Columbia!” que “Hail Columbia” evidencia un propósito ideológico específico: articular un sentido patriótico e identitario norteamericano. Como señala Dickinson37, Hopkinson “‘tuvo la intención de despertar un sentimiento Americano, el cual debía ser independiente de los intereses, pasiones y política’ de los partidos políticos, debido a que para aquel momento las personas estaban divididas por la situación política francesa38”, traducción de la autora. Es decir, “Hail Columbia!” además de un efusivo saludo o alabanza – significado de “hail” -, simboliza un esfuerzo por crear una conciencia colectiva identitaria estadounidense asociada con el ser patriótico. Amanda Daddona39 señala tres elementos básicos en el patriotismo, o ‘Espíritu Americano’ de Hopkinson asociados a la veneración de héroes nacionales (uno de ellos George Washington y quienes lucharon por la independencia), el deseo de unidad entre las personas y la libertad. La especial alusión a George Washington se presenta como un ejemplo a seguir para el pueblo norteamericano.
   En el campo literario afroamericano, el término Columbia es también tema de la poesía de Phillis Wheatly, una de las poetas afro descendientes más reconocidas en el canon literario de los Estados Unidos y la crítica internacional. Al inicio de la revolución estadounidense en 1776, ella escribió el poema To His Excellency George Washington en el cual, al igual que en el caso del poema de Hopkinson y el de Roden, Columbia es una palabra central que recoge toda una significación de un deseo; un lugar relacionado con el clamor de libertad que Wheatly describe como “The land of freedom’s heaven-defended race40 !” (4) y Roden como “Morning star41” (1). Ambos textos demuestran una conciencia histórica sobre los procesos de emancipación de los afro descendientes en América. Es decir, la selección de la palabra Columbia no es un hecho al azar; todo lo contrario, es más un acto consciente sobre la historia de Columbia en la vida y memoria de muchos esclavos afro americanos. En el caso del poema de Roden, este acto trasciende la auto-identificación con lugares y héroes locales dando un sentido de “comunidad identitaria étnica universal” más allá de la identidad nacionalista de su país natal Jamaica.
    A la luz de las significaciones etimológicas y sociohistóricas anteriores, la voz poética en “Hall Columbia!” de Roden, abre un diálogo entre el pasado y un pasado-presente en la historia occidental del ser afro americano. En el tono del poema se construye una parodia discursiva que reclama una respuesta a la falta de reconocimiento de la dignidad del ser afro porque aun después de la emancipación, el reclamo por una verdadera respuesta a los problemas de los(as) afrodescendientes y su invisivilización en el aporte dado en la invención de la América moderna. Véase el siguiente poema:

Hall Columbia42!

Hail Columbia! Morning star
Beaming on a world afar
Now thy dayspring hour is past
To the world give what thou hast!

Give of Lib’ty’s freeing power!
To redeem us in this hour;
And majestic in thy might,
Shed upon the world thy light!
Slaves are thankful e’en for crumbs-
From an heaping board it comes.

Yea an hungry wretch my feast
on a crumb, though it be least,
There’s a world prone at thy feet,
Ash can scarce be fit on meet
For an hungry world’s sad need-
Give the needy world some meat!

Hail Columbia! Morning star,
Beaming on a world afar;
Now thy ‘ppointed hour has come
To the world give! Give! Thou hast.

Escenario Columbia43!

Viva Columbia! Lucero de la mañana
irradiando tu luz desde un mundo lejano
ahora tu primavera se han ido
para que el mundo os dé lo que tiene que dar!

Dad a la libertad tu poder emancipador!
para redimirnos en este momento;
y la majestuosidad en ellos debe
Esparcirse sobre el mundo que iluminan!
Los esclavos agradecen incluso las migajas
pues de una mesa que las amontona éstas provienen.
Sí el hambre desgracia mi festejo
por una migaja, al menos ésta es algo,
Hay un mundo propenso a sus pies
las cenizas raramente pueden unirse en el encuentro
A la triste necesidad de un mundo hambriento
Dale al mundo necesitado algo de comida!

Saludos Columbia! Lucero de la mañana,
Irradiando tu luz de un mundo lejano;
tu hora de encuentro ha llegado
para que el mundo dé, dé! Lo que tiene que dar.

  El título “Hall Columbia!” advierte un “nuevo orden” mundial que abarca desde lo universal hasta lo particular del ser afro descendiente. Ese nuevo inicio está marcado por la memoria de la esclavitud y la emancipación, deseos y luchas universales. Lo particular está presente en la trascendencia del significado y uso del efusivo saludo de veneración a una importante celebración norteamericana. La línea introductoria “Hail Columbia! Morning star”(1) anuncia con ironía algo que debería ser un prometedor comienzo, “Morning star.” Esto a su vez, genera una re-deconstrucción del ideal discursivo presente en el tema de Hopkinson.
En el poema de Roden, los héroes provienen de “a world afar” (2), un mundo lejano de raíces negras cuyos días de primavera han pasado, “Now thy dayspring hour is past” (3) para que el mundo se responsabilice de sus actos y devuelva lo que los(as) afrodescendientes merecen en digno reconocimiento de su trabajo; es decir, “To the world give what thou hast! (4) Lejos de que el paso de los días de primavera sea percibido como algo negativo, en el contexto de la afro esclavitud, son los días de primavera aquellos de mayor abuso físico y psicológico por el trabajo incansable que representaban las cosechas de las plantaciones de algodón, azúcar y otros granos para la población afrodescendiente. En otras palabras, el glorioso tiempo de primavera-cosecha para los “blancos” representa el tiempo de mayor dolor para el pueblo esclavizado. Así, el uso intertextual de “Hail Columbia!” declama un reto para que el tan glorificado discurso ideológico sobre la libertad, igualdad y patriotismo expresado por Hopkinson, reconozca de manera digna el aporte del ser afrodescendiente en la historia norteamericana.
 En el poema “Hall Columbia,” el discurso de la libertad, igualdad, soberanía, patriotismo e identidad debe trascender el occidentalismo “blanco” bajo el principio de la dignidad humana hacia el/la afrodescendiente. Hay una solicitud vehemente; “Give of Lib’ty’s freeing power!/To redeem us in this hour;/And majestic in thy might/Shed upon the world thy light” (5-8). La diferenciación entre “Lib’ty’s” y “freeing power” deja claro que una cosa no implica la otra. La libertad física no necesariamente conlleva al empoderamiento. De nada sirve el discurso de la libertad si la institucionalidad occidental no permite un verdadero y concreto “poder emancipador.” La voz poética revela una población afro no redimida a causa de una “libertad” que no tiene ni capacidad resolutiva ni poder para eliminar sistemas de dependencia. Es decir, la libertad planteada en el poema de Roden, radica en la capacidad liberadora e igualdad de oportunidades que ésta genera entre individuos.
 
 El resultado de la libertad impragmática es una vida miserable. La pobreza en todas sus dimensiones es un estado de esclavitud porque no exime la explotación y dependencia. Cuando la voz poética señala que “Slaves are thankful e’en for crumbs-/From an heaping board it comes” (9-10) se ponen entre dicho la “libertad” como resultado del discurso hueco porque la esclavitud sigue presente. Estas crudas palabras obligan a ver la complejidad del tema de la libertad en relación con su pobre materialización en lo cotidiano de la convivencia y dignidad humana.
 Pero sobre todo, la voz poética establece una diferencia cognitiva entre dos tipos de esclavos(as): aquellos(as) indolentes y los(as) luchadores(as). Cuando se piensa que algo por miserable que sea es mejor que nada; cuando el deterioro del auto respeto y el de los demás en cuestiones tan elementales como la alimentación son tan fuertes que pueden llevar a alguien a creer que “Yea an hungry wretch my feast/on a crumb, though it be least” (11-12); entonces, la dignidad se vuelve una cuestión de prestigio y no de derecho. La identidad cognitiva del esclavo(a) al que se hace referencia en el poema, aquel que agradece las migajas muestra que el sentido de libertad es sólo un deseo improbable destinado a la añoranza y dependencia. Evidentemente ese pensamiento y falta de accionar es producto de la ideología de dependencia y desesperanza promovido por el colonialismo.
 
 Por el contrario, para la voz poética está claro lo que para Eusebio Fernández44 también está: “incluso nuestras ideas sobre una vida feliz, honesta o virtuosa se consideran inviables si no representan un compromiso con la defensa del valor de la dignidad humana.” Por esto, en el poema las migajas son rechazadas pues éstas no eliminan el problema de la pobreza representada en el hambre. No se recurre a la miseria para atacar la miseria. En su lugar se exige “meat,” comida – como carne – en una expresión más dignificante. Es decir, ese “world prone at thy feet” (13) no puede ser enfrentado bajo la misma pobre perspectiva de vida sin recursos ni oportunidades dignas y respetuosas de la integridad humana. Ciertamente para la afrodescendencia y el poder “blanco,” “Ash can scarce be fit on meet” (14) pero tal amenaza sigue siendo parte de una indiferencia histórica. La propuesta del yo poético es que no se puede perder lo que nunca se ha tenido. En este contexto discursivo, lo justo y digno es actuar y demandar “For an hungry world’s sad need-/Give the needy world some meat!” (15-16)
Esta reflexión no es sólo para los gobiernos “blancos,” es una reflexión interna y profunda que apela al orgullo y dignidad propia, la de la afrodescendencia en específico. Uno(a) no debe asumirse como menos ante el/la otro(a). El auto reconocimiento debe ser en el plano histórico, cognitivo –es decir cómo se conoce y asume el mundo- y emocional en donde prevalezca la dignidad humana. De lo contrario, el derecho no existe, la libertad es discursiva y la emancipación un deseo efímero e inconcluso. Es, entonces, en el sentido de la vida digna que en el poema “Hall Columbia” construye el poder emancipador de la libertad. Al respecto Fernández apunta que
respetar la dignidad de los seres humanos equivale a reconocerles ciertos derechos. Si el reconocimiento de los derechos es el medio de realización de una vida digna, su falta de reconocimiento significa vivir por debajo de la exigencia de una vida digna. Y ello es de aplicación a todos los derechos humanos más básicos o fundamentales, desde el derecho a la vida, o la libertad ideológica al derecho a los medios de subsistencia económica45.
En este escenario de dignidad humana, “Hall Columbia!” hace su reclamo en la construcción identitaria histórica del ser afroantillano evidenciando un sentido de “comunidad étnica global”.
  Finalmente, el poema cierra el ciclo discursivo con la misma exclamación inicial “Hail Columbia! Morning star,/Beaming on a world afar;” (18-19) obligando al lector(a) a retornar a un pasado presente. La reiteración intertextual llama a la memoria histórica para señalar promesas inconclusas a la luz de la desdicha del ser afro descendiente. Pero no se queda en el reclamo. Congruente con el planteamiento de la dignidad y el autorespeto, en el poema se aclara que es el momento de exigir lo adeudado: “Now thy ‘ppointed hour has come/To the world give! Give! Thou hast” (20-21). Exigir lo que para la voz poética, representa un estado de apropiación: ser dueños(as) y no desposeídos(as) indolentes de una seudo-realidad que nunca ha permitido a la comunidad afrodescendiente ser propietaria de su propio destino, humanidad y riqueza material. Así, en el poema la reorganización simbólica del espacio, tiempo y relaciones humanas determinadas por la etnicidad son expuestas.

“The Slave” y el fatalismo como identidad cognitiva-étnica


En el segundo poema encontrado, “The Slave,” la voz poética cambia completamente su identidad cognitiva desideologizada para sucumbir en un estado de sufrimiento y resignación. El dolor y la injusticia se asumen con un propósito divino que si bien es incomprensible, también es aceptado como destino fatalista del yo. Este pensamiento refleja una estructura cognitiva que asimila y adapta su dolor en los términos de la victimización46. El tema de la esclavitud es tratado pero como un estado complejo de frustración personalizada en la incapacidad por conquistar espacios y aspiraciones más allá de aquellas asignadas espuriamente. Es decir, existe el primer plano cognitivo de conciencia pero no el de acción sobre la conciencia.

   El medio contextual de ese fatalismo gira alrededor de la problemática del vicio y/o la resignación en cuyos casos dan paso a un tipo de identidad humana marginal que no necesariamente es entendida dentro de la lógica del acabado de identidad étnica pero que sí aporta rasgos de una particular etnicidad. Es decir, la construcción cognitiva del yo poético está sostenida en el fatalismo o bien la desesperanza; mecanismo de supervivencia que caracteriza una singular identidad cognitiva y ética del individuo pero que no puede ser a priori trasladada a un tipo de identidad étnica. A continuación el poema “The Slave”:
 
The Slave47

50O coursed lot! The wretch I am,
A slave. And deemed by none a
(man;
My life, my being, is not my own,
‘Tis futile living hence I moan.
A slave! My God is this the goal
For me the clay who’s of thy
(mould?

For me no higher heights to climb,
For me must ever be the slime?
Must ever, ever on the rack
The flaying whip be on my back,
its cruel slash, its scourging slash
That rend the soul with shock
(and crash?

A slave! A thing, like cattle
(owned
An automation of a mold
That knows the wrong, but suffer48 (?
and bows beneath the yoke th49...?
(strong
O! Haven kind, ‘tis mortal I
whose soulful plea hast reached
(thine heights;
A slave, am I, in soul, in mind
O help! I am a slave to wine50

El Esclavo51

O desdichada suerte! Desgraciado soy,
Un esclavo. Juzgado por nadie más que un
(hombre
Mi vida, mi ser no me pertenecen
Esta vida sin sentido por la cual suplico
Un esclavo! Oh Dios es éste tu propósito
Para mí la arcilla de ellos
(moho?

Para mí no hay grandezas por conquistar,
Para mí, siempre el fango?
Para mí sólo la angustia perpetua
El látigo encarnado en mi espalda,
Su cruel herida, su penitente herida

Que rasga el alma con trauma
(y colapsa?
Un esclavo! Un objeto, como ganado
(dominado
La mecanización de un molde
Que sabe que está mal, pero aun así sufre
(¿?
Que se inclina ante la burla … ¿?
(fuerza
Oh! Bondad divina, soy un mortal
Cuya estremecedora súplica debe alcanzar
(tu grandeza
Un esclavo, soy, en alma y mente
Oh ayuda! Soy un esclavo del vino51

Los cuestionamientos presentes en el poema están permeados por el síndrome fatalista como identidad cognitiva que da origen al “latino indolente,” término acuñado por Blanco y Chosmky. Tal y como sucede en la lectura que estos autores hacen sobre el mundo reconstruido por García Marques, en el poema “The Slave” la voz poética captura a un individuo pseudo-marginado de la historia porque a pesar de que el tiempo pasa y las condiciones de la esclavitud no son las mismas, el mundo de ese sujeto sigue siendo marginalizado y marginalizante. Desde el inicio hasta el final del poema, el carácter psicológico de la voz poética manifiesta que en su mundo no opera la lógica basada en la razón sino más bien la lógica de razón de los intereses creados por otros; una situación que como señalan Blanco y Chosmky,
los mantiene al margen de su propia historia, sujetos obligados de procesos que otros determinan, sin que la semiconsciencia de su situación les permita crear otra cosa que sobresaltos esporádicos como quien cabecea para no caer totalmente dormido.
Este aparente estancamiento del tiempo para los pueblos latinoamericanos parece asimilar las realidades sociales a la naturaleza física. Cada objeto sigue su ciclo predeterminado, sin más alteraciones que aquellas impuestas por las mínimas exigencias evolutivas. Las cosas son como son, como fueron ayer y como serán mañana. Sólo el presente cuenta y no por la plenitud vivencial que buscaba el poeta latino (carpe diem), sino por el estrechamiento forzoso de las posibilidades de vida. Arrojados ahí, sin memoria histórica ni proyecto de vida, se diría que a los pueblos latinoamericanos no les queda nada más que la aceptación fatal de sus destinados52.
 En el poema, el sobresalto se produce en dos momentos: cuando el yo se enfrenta a ese otro hombre en términos de iguales –“A slave. And deemed by none a/(man;” (2-3)-, y posteriormente cuando lanza su reclamo a Dios en rechazo de la realidad social vivida: “My life, my being, is not my own,/´tis futile living hence I moan./A slave! My God is this the goal/For me the clay who’s of thy/(mould?/For me no higher heights to climb/For me must ever be the slime?” (4-10). La desgracia producto de una naturaleza física determinada por el color negro de la piel alude a una realidad dictada por un aspecto asociado a la naturaleza física.
 Empero, hay una asimilación del destino fatal porque a pesar del sobresalto, el yo poético no logra la sublevación. Por el contrario, la voz “bows beneath the yoke…” (21) y concluye proclamándose con resignación y desdicha como “A slave, am I, in soul, in mind/O help! I am a slave to wine” (26-27). Lo que queda es la resignación. Para el yo poético lo que resta es la objetivación de su ser al devenir del destino, cuyas desgracias sólo Dios sabe las razones y propósitos. A pesar de que hay una alusión al resentimiento, el dolor y la injusticia, tal y como se puede constatar en las líneas “For me no higher heights to climb,/For me must ever be the slime?/Must ever, ever on the rack/The flaying whip be on my back,/its cruel slash, its scourging slash/That rend the soul with shock/(and crash?/A slave! A thing, like cattle/(owned/An automation of a mold” (9-18), esos sentimientos no alcanzan para desarrollar una plena consciencia axiológica sobre el resentimiento, el dolor y la injusticia. No hay acción que proponga la deconstrucción y destrucción del sentimiento fatalista. Por esto, la voz poética “knows the wrong, but suffer” (19) demuestra las actitudes fatalistas del “latino indolente,” a saber, la resignación frente al propio destino y la aceptación con “coraje” de una vida exigente, trágica y dolorosa53.
 Consecuentemente, en “The Slave”, el sufrimiento y la fatalidad son parte de la identidad cognitiva54 del yo poético. Según Jean Piaget55, el desarrollo cognoscitivo de los individuos se da tras la maduración, la transmisión social e interacción; aspectos determinados por la organización y la adaptación. La organización se refiere a los procesos de ordenamiento de las experiencias y la información en general que van asociando el pensamiento de lo básico a lo abstracto. De este proceso organizativo, Piaget plantea que se deriva la adaptación la cual comprende a su vez procesos de asimilación y la acomodación. En la asimilación, nuevas experiencias e información entran a ser organizadas y adaptadas. El resultado es un proceso cognitivo que busca entender lo desconocido en relación con lo ya conocido. Por el contrario, la acomodación requiere de nuevas formas responsivas a lo desconocido porque lo ya existente no es asimilable dentro de las viejas estructuras de pensamiento. Dentro de la lógica retórica del poema “The Slave,” se evidencia un proceso de aprendizaje caracterizada por la capacidad asimilativa-adaptativa al dolor como acto de sobrevivencia pero desesperanzado pues no logra la acomodación de ese sufrimiento en procesos cognitivos liberadores.

“Nostalgia:” una perspectiva más concreta del ser afrodescendiente en Costa Rica

El poema “Nostalgia” que aunque tiene una versión diferente a la registrada por Gordon, sigue mostrando ese sentido de pérdida y el deseo de retorno a su tierra natal de Jamaica. No obstante, ésta versión del poema registrado por Gondon aporta más detalles descriptivos asociados a un sentimiento nostálgico igualado al fatalismo:
Poema publicado por Roden en The Atlantic Voice el 21 de julio de 1934

Poema registrado por Donald Gordon en Afro Hispanic Review en 1983

Nostalgia

Magic’s in the name of home,
Power’s in the its spell,
How I miss my native land,
I alone can tell.
2
Morning I am restless,
Noonday I am sad
O, I want my native land!
‘Nough to drive me mad!
3
Night-time when shadows
Fall about my world,
then my heart is hurt greatest
longing for my home.
4
Living ‘tis in durance vile,
Living in a foreign clime,
Priceless friends’love may
may be mine
Yet for home I pine
5
longing for my native land,
pining for its heath and strand;
only god doth understand,
god alone may break my bonds
Nostalgia

Magic’s in the name of home!
Power’s in the its spell!
How I miss my native land,
I alone can tell.
64See the loved Blue Mountain-
Every rill, each fountain-
see the John-to whit,
hear them chirp: “do it! do it!”
65Daily I am pining,
everymore am I sad.
Oh, oh, I’m returning
To the land of God.
66Nostalgia56
67Magia hay en el nombre de mi hogar
Poder en su invocación
Como extraño mi tierra natal
Solo yo se cuanto
2
En la mañana estoy angustiado
Por las tardes estoy triste
O, quiero a mi tierra natal!
Lo suficiente como para volverme loco!
3
De noche cuando las sombras
Caen sobre mi mundo,
Mi corazón duele tanto
Anhelando mi hogar
4
Viviendo en esta insoportable pena
Viviendo en un clima extraño, El cariño invaluable de amigos podría
Podría ser mío
Y sin embargo sufro
5
Anhelando mi tierra natal
Añorando su páramo y playa
Solo Dios puede entender,
sólo Dios podría romper mis huesos
Nostalgia

Magia hay en el nombre de mi hogar
Poder en su invocación
Como extraño mi tierra natal
Solo yo se cuanto

Mira las adoradas Montañas Azules
Cada arrollo, cada fuente-
Mira a John-
Escúchalos gritar: hazlo, hazlo!

De día sufro
Más tarde me entristezco
Por la tierra de Dios

  Considerablemente más largo, el poema publicado por Roden tiene el mismo tono melancólico de la versión dada a conocer por D. Gondon. Ambos poemas comparten el mismo título y la primera estrofa, pero el resto de la composición poética es estilísticamente diferente aunque discursivamente similar. Sin embargo, el poema publicado por Roden aporta más elementos identitarios asociados al fatalismo. Además señala la posibilidad de desarrollar un sentido de comunidad afrocostarricense no expresado en la versión de Gondon lo cual demuestra una actitud de fraternidad con respecto al contexto que le rodea a la voz poética en el exilio: “Priceless friends’love may/may be mine” (15-16). No obstante, “Yet for home I pine” (17), el discurso poético externa que esa oportunidad de camaradería resulta insuficiente para aliviar el sentimiento de pérdida generado al vivir en una tierra considerada extrajera. Un estado de conciencia emocional sin duda fatalista porque aún con la posibilidad de desarrollar un ambiente más sano para su psique, el yo poético sucumbe en la negación absoluta a esa oportunidad y la resignación al dolor.
   La alienación es presentada como un estado perpetúo de estancamiento en el tiempo pasado que no permite evolucionar emocionalmente hacia un ser pleno. Así, el sufrimiento tiene un carácter inagotable, irrevocable y destructivo: “Morning I am restless,/Noonday I am sad/O, I want my native land!/`Nough to drive me mad!/Night-time when shadows/fall about my world/then my heart is hurt greatest/longing for my home” (5-12). Mientras que por otra parte, la solución a la angustia solo puede ser divina por cuanto “Only God doth understand,/God alone may break my bonds” (20-21).
Ese fatalismo es externamente generado por un choque cultural. La movilización cultural producto de las migraciones hace que las personas tengan que enfrentarse a diferentes paisajes, sistemas de valores, organización social y creencias que resultan ajenas a la propia. El resultado básico de ese contacto es más bien un choque que aflora sentimientos de angustia, frustración, ansiedad; y por lo tanto incapacidad para asimilar la cultura a la que se migra. En “Nostalgia” el choque cultural está en el rechazo al etnopaisaje de la cultura extrajera – que en el contexto del poema es Costa Rica – por esto manifiesta la voz poética estar “Living ‘tis in durance vile,/Living in a foreign clime” (13-14)… “longing for my native land/pining for its heth and strand” (18-19). Esa añoranza desesperada y desesperanzada por la natal Jamaica nace, primeramente, de un fuerte rechazo estético hacia el mundo ajeno, Costa Rica y en específico Limón, que le rodeo al yo poético. En este sentido, tanto el poema “Nostalgia” publicado por Gordon como el publicado por Roden en 1934 en el periódico The Atlantic Voice, evidencian las tensiones de una identidad afrodescendiente en exilio que no logra, a pesar de los años de estadía en Costa Rica, sentirse parte del contexto sociocultural que le rodea. Tal situación no solo obedece a una cuestión de nostalgia o añoranza. Socio-históricamente, esos sentimientos son el resultado de las políticas nacionales de exclusión hacia la población migrante afrodescendiente antillana radicada en el país así como aquellas nacidas aquí.

Conclusiones

 En los poemas “Hall Columbia!” y “The Slave,” el discurso poético se posiciona en el dilema de la justicia, el derecho y la dignidad del ser Afro desde lo universal para luego transformar esas inquietudes en lo concreto de un sentimiento melancólico relacionado con el desarraigo natal como sucede en “Nostalgia.” En el panorama de la conciencia axiológica, el poema “Hall Columbia” evidencia una memoria histórica sobre una identidad afrodescendiente colectiva que desarrolla un discurso subversivo y cognitivamente liberador. El uso intertextual en este poema tiene un propósito desideologizante porque deconstruye los referentes discursivos occidentales sobre la libertad, igualdad y patriotismo al incorporar la exclusión en esas construcciones y así evidenciar la falta de reconocimiento y oportunidades que imposibilitan una vida digna para las poblaciones afrodescendientes.

 A diferencia de lo que sucede en el poema “The Slave,” la voz poética en “Hall Columbia!” señala la relatividad histórica con que los procesos de emancipación han sido abordados por cuanto la materialización de la libertad no ha trascendido el espacio del discursivo romántico; sobre todo si se toma en cuenta la poco o nada dignificación en las oportunidades de superación socioeconómica y cultural de la que las poblaciones afrodescendientes han sido objeto aún después de las declaraciones de abolición de la esclavitud. Romper con la libertad dogmática de un discurso reduccionista con héroes individuales y “blancos”–como Washington- que no han logrado dignificar el ser afro, es un reto logrado en el poema a través de la parodia intertextual hecha mediante la escogencia del título “Hall Columbia” y la frase “Hail Columbia!” para justificar el cierre textual: “To the world give! Give! Thou hast!” (20)
 En “Hall Columbia!” la apuesta es por el compromiso con el bienestar social y por ende con la dignidad humana. El tomo de exigencia logra evidenciar y actuar sobre los extremos de gloria y olvido, riqueza y pobreza, acceso y limitaciones entre el “occidentalismo” blanco y la “comunidad étnica” afrodescendiente. Por mucho se puede concluir que el yo poético de “Hall Columbia!” se encamina en la propuesta de la psicología de la liberación expuesta por Martín-Baró, que como Blanco y Chomsky explican, el bienestar va más allá del campo de la autoestima, es una lucha contra el fatalismo, la denuncia de la mentira institucionalizada, el estudio de las consecuencias psicológicas de la pobreza del sujeto. Ese sujeto, particularmente en “Hall Columbia!” es entendido como una colectividad cuya identidad e historia afro americana –en toda la extensión continental- es conscientemente desideologizada de los ideales conceptuales “blancos”.
Como sujeto histórico y por consiguiente como producción histórica, la voz poética del poema de Roden “Hall Columbia!” tiene un valor cultural e identitario muy importante en el contexto afrocostarricense. Al respecto, es necesario tener en cuenta las condiciones políticas, socio-culturales y laborales de exclusión que las poblaciones afrodescendientes tuvieron que enfrentar principalmente en la Costa Rica de principios del siglo XX y el singular micro mundo limonense de esa época. Es posible señalar que las ideas de dignidad humana y la re-de-construcción cognitiva identitaria tienen que ver con la presencia de la United Fruit Company en la zona caribeña costarricense, el movimiento “Commonwealth” norteamericano y las ideas filosóficas impulsadas por Marcus Garvey57. Claro está que estos escenarios históricos son solo tres – de los muchos posible s- planos significativos para explicar la razón del discurso social en la obra desconocida de Roden aquí expuesta. Como apunta Grinberg
  El seguimiento de la actualidad sociopolítica en los Estados Unidos en los periódicos de Limón también tiene que ver con la relación de los Estados Unidos con el Commonwealth, pero más que nada se debe a que el principal empleador de la Provincia de Limón, la United Fruit Company (UFCO), es una empresa norteamericana y al hecho de que los afroantillanos se identifican y relacionan políticamente con los afrodescendientes en los Estados Unidos, ya que todos comparten la misma historia de esclavitud58. Aun cuando el estudio de Grinberg Pla se centra en la posición anti huelguista presente en los artículos periodísticos de Samuel Charles Nation y Alderman Johnson Roden, y no en un estudio de la crítica literaria, su razonamiento sobre el interés periodístico de los editores antillanos – en el caso particular de Roden – por cuestiones internacionales junto con el espíritu colectivo promovido por el “garveyismo59 ” de la época ofrecen un muy adecuado marco interpretativo para explicar el por qué la poesía de Roden60 desarrolla la noción de comunidad étnica digna y universal. En este sentido, “Hall Columbia!” es la crítica al “re-ordenamiento natural occidental” que supera el dualismo de la sanción divina y no acepta el fatalismo como condición humana. Algo que sí sucede en los textos “The Slave” y “Nostalgia”.
   Contrario al discurso desarrollado en “Hall Columbia!,” en el poema “The Slave” se acepta el sufrimiento y la injusticia como el “designio incomprensible de Dios” – tema profundizado por Martín-Baro61 -. La esclavitud en todas sus dimensiones, desde la espiritual, la física, la emocional hasta la material es ciertamente expresada en el poema “The Slave.” Con tono de reclamo desesperado, el papel de la humanidad y la divinidad en lo que respecta a la crueldad, la humillación y la desigualdad sufrida por el/la esclavo(a) es cuestionado pero desde una perspectiva de desdicha fatalista. Primeramente, la voz poética alterca esas jerarquías sociales que otorgan el poder a unos(as) para definir a los(as) otros(as). Así, es enunciado: “A slave. And deemed by none a/(man;” (2-3). En el juego de palabras y la organización sintáctica de la frase “deemed by none62” seguida de la correlación discursiva “(a man,” la voz poética deconstruye las categorías sociodominantes igualando al individuo juzgado con su juzgador. Tal acto discursivo constituye un sobresalto cognitivamente viable porque bajo la perspectiva de la dignidad humana, no hay diferencia que justifique que un ser humano esté por encima de otro. En consecuencia ser juzgado-reprimido por un semejante es un absurdo y por esto la voz poética se refiere con ironía hacia su verdugo quien no es más que “nadie” o bien sólo un hombre más. Pero por qué la voz poética no logra la subversión en el plano pragmático de la vida cotidiana? Una respuesta a esta interrogante es porque su condición de esclavo(a) no está planteada en el campo de la humanidad sino en el de la divinidad.
En el poema “The Slave” la manifestación de la incomprensión del accionar divino refleja un cuestionamiento interno sobre el discurso del sufrimiento como voluntad suprema pero no logra trascender el designio de Dios porque al asumir la desgracia en términos cristianos la irónica analogía entre el juzgado-juzgador/el dolido y lo que causa dolor, es destruida y lo que resta es la jerarquía entre Dios y el ser humano. Dios no es un semejante, es un ser supremo. En este sentido, el discurso poético del poema cumple con las ideas, sentimientos y comportamientos fatalistas descritos por Blanco y Chosmky: las personas están definidas por un destino sobre el cual no existe poder de transformación; la vida de los seres humanos está regida por un poder sobrenatural asociado a la divinidad; y la definición del destino es atribuido a un Dios distante cuya decisión radica en la sabiduría de la creación y por consiguiente no tiene valor el enfrentamiento de un simple mortal.
Al igual que en el poema “The Slave,” las actitudes fatalista descritas también moldean la identidad cognitiva desarrollada en “Nostalgia.” La fatalidad de existencia particularmente en el poema “Nostalgia,” publicado por Roden, es manifestada como una actitud básica para posicionarse ante los hechos de la propia existencia donde sólo la muerte puede acabar con la melancolía, ese vacío incontenible de verse y sentirse extranjero lejos de la patria “longing for my native land,/pining for its heath and strand” (18-19).
Entonces, cómo entender esa ambivalencia identitaria presente en estos tres poemas? Cómo construir la identidad afrocostarricense sobre esas contradicciones? Más allá de pensar en las distancias ideológicas y cognitivas presentes entre los textos expuestos, una respuesta sería abordar tanto el discurso liberador de “Hall Columbia!” como el fatalismo de “The Slave” y “Nostalgia” como elementos que aportan al entendimiento de un sujeto histórico afrocostarricense cuya identidad étnica-cognitiva no es fija y no está solamente adscrita el tema del nacionalismo o la etnicidad. Después de todo, como apunta Fanon “en lo más profundo de sí mismo, el colonizado no reconoce ninguna instancia. Está dominado, pero no domesticado. Está inferiorizado, pero no convencido de su inferioridad63” por lo tanto entender la dominación psicológica como un elemento de la identidad es abrir espacio hacia la ruptura y ubicar las cuestiones identitarias más allá del conflicto estado-nación; y localizarlos ahí en la convivencia social. Esto también llama a tomar en cuenta la advertencia hecha por Blanco y Chomsky “es importante distinguir el fatalismo en cuanto actitud ante la vida de las personas del fatalismo en cuanto estereotipo social atribuido a los latinoamericanos [en su amplia concepción], incluso cuando el estereotipo se lo apliquen a sí mismo los propios latinoamericanos64”. En otras palabras, habrá que analizar qué tanto de ese fatalismo se basa en ideología y condición impuesta a una caracterización sobre su existencia y qué tanto a una actitud propia del ser.
 Desde una lectura filosófica moral, toda la obra de Roden ofrece una ventana para pensar las relaciones humanas en esa dignidad vehemente solicitada o severamente reprimida por pertenecer a un grupo étnicamente diferente al referente occidental “blanco;” ese mismo referente que ha prevalecido en las construcciones historiográficas de las letras costarricenses donde lo “negro” no figura en toda su dimensión creativa, estética, discursiva y sociolingüística.
 
 La existencia de esta poesía afroantillana costarricense de voz anglófona demuestra diferentes proyectos de escritura, discursos y estéticas dentro de lo que se ha denominado la literatura afrocostarricense y dentro de la tradicional construcción canónica literaria nacional. En este sentido, la obra de Roden es un “contracanon”. A pesar de que con el paso de los años, esa construcción tradicionalista “blanca” de la literatura costarricense se ha ido nutriendo poco a poco de nuevos grupos de escritores(as), algunos(as) olvidados(as) o marginalizados(as), aún existe un enfoque de aproximación e inclusión “blanco” en las letras “nacionales”. La historiografía literaria costarricense aún no ha dignificado el aporte afrocostarricense en la literatura e identidad histórica y cognitiva del país. Así, el trabajo de Alderman Johnson Roden es parte de un engranaje multicultural que contribuye a reflexionar sobre las normas y pilares parcializados e ideologizantes que sustentan los ideales identitarios nacionalistas, la memoria histórica y literaria costarricense. Pero sobre todo, la poesía de Roden invita a re-pensar las relaciones humanas entre grupos sociocultural, político-económico y étnicamente diversos; blancos, negros, mestizos, indígenas, sinodescendientes, hombres, mujeres e infantes en determinados contextos sin perder la perspectiva de las particularidades que puedan definir de alguna manera las memorias históricas de estos grupos teniendo en cuenta el sentido de comunidad social que les enviste.
 
Notas de pie de página
1 Álvaro Quesada, Uno y los otros, (San José: Editorial Costa Rica, 2002), pág.41.
2 Primera generación de escritores identificada en la historiografía literaria costarricense.
3 Quince Duncan y Carlos Meléndez, El negro en Costa Rica, 11a ed, (San José: Editorial Costa Rica, 2005).
4 Quince Duncan y Carlos Meléndez, El negro en Costa Rica ..., pág. 12.
5 Quince Duncan, y Carlos Meléndez, El negro en Costa Rica, …
6 Arnaldo Moya, “La servidumbre doméstica en la ciudad de Cartago, 1750-1820”, Primer Encuentro Centroamericano de Historiadores Honduras (Honduras: Internet, 1992).
7 Juan Carlos Solórzano, “Campañas de explotación y conquista de Costa Rica (1502-1610)”, Avances de Investigación 54 (1991). Internet.
8 Elizabeth Fonseca, Costa Rica Colonial: La tierra y el Hombre, (San José: EDUCA, 1983).
9 M. Thiel, “Monografía para la población de Costa Rica”, in Revista Costa Rica. San José, 1921.
10 Carlos Meléndez, Costa Rica: tierra y poblamiento de la colonia, (San José: Editorial Costa Rica, 1978).
11 Rina Cáceres, Negros, mulatos, esclavos y libertos en la Costa Rica del siglo XVII, (México: Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 2000).
12 Héctor Pérez Brignoli, “La población de Costa Rica, según el Obispo Thiel” en Avances de Investigación, N 42, Centro de Investigaciones Históricas de América Central, Universidad de Costa Rica, 1988.
13 Ver las Series de Gobernación No. 23.256. del Archivo Nacional de Costa Rica.
14 Lara Putnam, The Company they kept: Migrants and the politics of gender in Caribbean Costa Rica, 1870-1960, (United States: The University of North Carolina Press, 2002).
15 Jeffrey Casey, Limón: 1880-1940: Un estudio de la industria bananera en Costa Rica, (San José: Editorial Costa Rica, 1979).
16 Michael Olien, The Negro in Costa Rica: The ethnohistory of an ethnic minority in a complex society, PhD Dissertation (Department of Sociology, University of Oregon, 1967).
17 Paula Palmer, “ Wa’ apinman” La historial la costa talamanqueña de Costa Rica, según sus protagonistas , (San José de Costa Rica: Instituto del Libro, 1986).
18 Carmen Murillo, “Costa atlántica costarricense: cultura y dinámica regional” en Estudios Sociales Centroamericanos Núm. 48, (Septiembre-Octubre: 1988).
19 Avy Chomsky, West Indian Workers and the United Fruit Company in Costa Rica, 19870-1940, (United States: Lousiana State University Press, 1996).
20 Ronald Harpelle, The West Indians of Costa Rica. Race, Class, and the Integration of an ethnic minority, (Quebec: McGrill-Queen’s University Press, 2001).
21 Álvaro Quesada, Breve historia de la literatura costarricense, (San José: Editorial Costa Rica, 2010).
22 Abelardo Bonilla, Historia de la literatura costarricense, (San José: Editorial Universidad de Costa Rica, 1967).
23 Margarita Rojas y Flora Ovares, 100 años de literatura costarricense, (San José: Farben, 1995).
24 Álvaro Quesada, Uno y los otros, (San José: Editorial Costa Rica, 2002) y Quesada, Álvaro, Breve historia de la literatura costarricense, (San José: Editorial Costa Rica, 2010).
25 Dorothy Mosby, Place, language and identity in Afro-Costa Rican literature (United States: University of Missouri Press, 2003).
26 Quince Duncan y Carlos Meléndez, El negro en Costa Rica...
27 Pla Valeria Grinberg, La actitud de los intelectuales afroantillanos de Limón durante la huelga de 1934 a la luz de su ideario político-filosóficoBoletín AFEHC, 41 (Junio 2009), Consultado en internet el 19 de enero de 2013.
28 Este periódico inició labores en 1934 y se publicaba junto con una edición en español titulada La Voz Atlántica a cargo de Rogelio Gutiérrez Ross. A partir de 1942, la edición en español cambia de nombre a La Voz Atlántica. Aunque comúnmente estos periódicos han sido considerados como uno solo, lo cierto es que ni uno ni el otro corresponden a traducciones lingüísticas. La publicación en inglés es sustancialmente diferente en contenido a la escrita en español. En la década de los 40’s, la edición en inglés pasó a ser editada por Samuel Charles Nation.
9 Donald Gordon, “Alderman Johnson Roden: The Tailor-Poet”, en Afro-Hispanic Review 2 (May 1983), págs. 9-12.
30 Dorothy Mosby, Place, language and identity in Afro-Costa Rican literature (United States: University of Missouri Press, 2003).
31 Dorothy Mosby, Place, language
32 Ver The Online Etymology Dictionary en http://www.etymonline.com/
33 The Online Etymology Dictionary ….
34 The Federal Writers’ Project, Washington, City and Capital, (Washington: Washington, D. C., U. S. Government, 1937).
35 En 1865, esta enmienda declara oficialmente la prohibición de la esclavitud es todos Los Estados Unidos exceptuando los casos de crímenes comprobados pero además prohíbe la servidumbre involuntaria.
36 Músico Alemán de grandes calidades que después de la independencia de los Estados Unidos migró a ese país.
37 Amanda Daddona, The songs of nationalism: music in the early American Republic, Open Access Journal Lehigh University’s Lehigh Student Award Winners (L-SAW: 2009), pág. 7, Accesado en http://jsaw.lib.lehigh.edu/viewarticle.php?id=1457
38 Cita original “intended to “get up an American Spirit, which should be independent of and above the interests, passions, and policy” of the political parties, as the people, at that time, were divided over the political situation in France” (en Daddona: 2009).
39 Amanda Daddona, The songs of nationalism .
40 “La tierra de libertad del cielo defensor de la raza” (4) (traducción propia).
41 “Estrella (lucero) de la mañana” (1) (traducción propia).
42 Publicado en el periódico afrocostarricense The Atlantic Voice el 14 de julio de 1934, pág. 3.
43 La traducción de la autora es parcialmente literal pues el propósito es facilitar un plano básico de significación en español de este poema, especialmente, para quienes la lengua inglesa no les es familiar. No se toma en cuenta la estética poética ni la rima existe en el poema original para esta traducción.
44 Eusebio Fernández, _Dignidad humana y ciudad cosmopolita, Serie Cuadernos de “Bartolomé de las Casas_” 21, (Madrid: Editorial Dikinson-Instituto de Derechos Humanos “Bartolomé de las Casas” Universidad Carlos III de Madrid, 2001), pág. 18.

45 Eusebio Fernández, Dignidad humana..., pág. 13.
46 En el sentido planteado por Tapia la victimización es un proceso social que alude a la construcción de relaciones de poder entre los individuos de la sociedad y la forma de Estado creando perfiles de víctimas. Según Tapia es importante entender la victimización más allá del mero estudio de la victimación (estudio clínico de la víctima, herencia del positivismo criminológico y/o continuidad hacia el managament penal del futuro); para así comprender que la “victimización es una cadena social degenerativa vinculada a los procesos de acumulación de capital y control de la hegemonía del poder; y, que implica la necesidad continua de legitimación del Estado y la sociedad.” Ver Ariel Tapia, Crítica de la victimización: la construcción social de las víctimas, Ponencia presentado en el Congreso Latinoamericano de Psicología Jurídica, Bogotá – Colombia, abril 2007 (Muñoz-Tapia) y en el II Congreso de la Sociedad Española de Victimología, (San Sebastián – País Vasco, junio 2007), págs. 1-5.
47 Autor Alderman Johnson Roden, pema publicado en el periódico afrocostarricense The Atlantic Voice el 8 de septiembre de 1934.
48 Palabra ilegible en la fuente original.
49 Palabra ilegible en la fuente original.
50 En la fuente original no está claro si la palabra correcta es “wine” (vino) o “mine” (mio – pronombre intransitivo posesivo). Tomando en cuenta la coherencia discursiva, la palabra “mine” es semánticamente más apropiada aunque la grafía parece estar más asociada a “wine.” Ambas posibilidades semánticas se analizan aquí.
51 La traducción de la autora es parcialmente literal cuyo propósito es facilitar un plano básico de significación en español de este poema, especialmente, para quienes la lengua inglesa no les es familiar. No se toma en cuenta la estética poética ni la rima existe en el poema original para esta traducción.
52 También podría interpretarse que la palabra es mine, en cuyo caso la traducción cambiaría a “soy esclavo de mí mismo.”
53 Amalio Blanco y Noam Chomsky, Psicología de la liberación: Ignacio Martín-Baro, (San Cristobal: Editorial Trotta, 1998), págs.76-77.
54 Amalio Blanco y Noam Chomsky, Psicología de la liberación.
55 Véanse Jean Piaget, La naissance de l’intelligence chez l’enfant. Neuchatel: Delachaux et NiestJe. Trad, cast. de L. Fernandez Cancela, (Madrid: Aguilar, 1969). Jean Piaget, La construction du réel chez l’enfant, Neuchatel: Delachaux et Niestle, Trad, cast de M. Arruiiada, (Buenos Aires: Proteo, 1965). Jean Piaget, La construction du réel chez l’enfant. Neuchatel: Dela chaux et Niestle, Trad. cast. de J. Gutierrez, (Mexico: F.C.E., 1961). Jean Piaget, Le jugement moral chez l’enfant, 4ª ed, (París: Alcan, P.U.F., 1969.) [Trad. cast.: El juicio moral en el niño ]
56 Jean Piaget, La construction du réel chez l’enfant ...
57 La traducción de la autora es parcialmente literal cuyo propósito es facilitar un plano básico de significación en español de este poema, especialmente, para quienes la lengua inglesa no les es familiar. No se toma en cuenta la estética poética ni la rima existe en el poema original para esta traducción.
58 Véase Philosophy and Opinions of Marcus Garvey (2009) Ed. Amy Jacques-Garvey, The Journal of Pan African Studies eBook en http://www.jpanafrican.com/ebooks/eBook%20Phil%20and%20Opinions.pdf
59 Valeria Pla Grinberg, “La actitud de los intelectuales afroantillanos” ....
60 Movimiento político-cultural impulsado por el Afro descendiente Marcus Garvey con el cual se promovía el retorno y reconquista de África pero también plantea todo un plantea toda una filosofía de vida que podría decirse, en términos muy generales, busca la apropiación, empoderamiento y dignificación del ser afrodescendiente.
61 Desde la perspectiva teórica y político-ideológica de los estudios culturales y poscoloniales, el trabajo de Roden debe ser entendido como una construcción social que revela un discurso histórico y no sólo como una creación personal. Roden sin dejar de ser un sujeto individual es sobretodo un sujeto colectivo. Así, su aporte en la literatura afro costarricense adquiere un aporte más significativo por su carácter discursivo y social.
62 Amalio Blanco y Noam Chomsky, Psicología de la liberación ....
63 El resaltado es mío.
64 Walter Mignolo (Editor), La teoría política en la encrucijada descolonial, (Buenos Aires: Ediciones del Siglo, 2009), pág. 33.
65 Amalio Blanco y Noam Chomsky, Psicología de la liberación... pág. 83.

Para citar este artículo :

Karla Araya Araya, « Alderman Johnson Roden: reconstruyendo su aporte en la literatura Afro -costarricense. », Boletín AFEHC N°55, publicado el 04 diciembre 2012, disponible en: http://afehc-historia-centroamericana.org/index.php

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