Los espejos no son, los únicos que
conocen el tiempo y los huesos
Existe una mirada, lo que nuestras ancestras, las esclavas de su propio mundo llamaban Motuola, que definió a toda una generación de costarricenses y los hizo ser grandes entre los grandes: Julita Cortes, Francisco Amighetti, Francisco Zúñiga Chavarría, Luis Daell, y César Valverde Vega.
Hace poco, nuestro colaborador Franklyn
Perry, habló de Julita Cortés, en el futuro hablaremos de otros pero en este momento,
lo haremos de César Valverde Vega, (San José, 8 de marzo, 1928 — ibídem, 3 de diciembre,
1998) cuyas visiones todos hemos visto en el antiguo Banco Anglo, la Asamblea
Legislativa, la Contraloría General de la Republica, el Colegio de Abogados, el
Registro Nacional, la UACA, entre muchas otras colecciones privadas, que la
juventud actual apenas detalla.
Y es que tanto el escritor como el artista plástico, maduran en
soledad y no por la profusión de los amigos o la familia; y si no es capaz de
hacer(se) critica o aceptarla, no tiene una verdadera historiografía que mostrar
y mucho menos que defender. De ese punto parte casi siempre el CRITICO, en
especial el literario, deber saber y respetar todos y cualquier sentido…
César Valverde fue un pintor, muralista, pues existen
sus diferencias más importante de todos los tiempos culturales de un país al
que amó más allá de la vida: la pintura; sin embargo, también amó inmensamente
al país que le vio nacer: basta leer sus acertadas apreciaciones sobre el
¿destino?, del mundo cultural del momento…
Hijo de César Valverde Monestel, a quién conoció después de dos años cuando fueron su madre, Hilma Vega Jiménez y él a Estados Unidos a dónde ido a trabajar por un tiempo, estudió la primaria en Escuela Buenaventura Corrales y la secundaria en el Colegio Seminario. Presionado por su padre estudió derecho, en España, carrera que prácticamente nunca ejerció porque llevaba dentro la semilla del arte, cursó también Arte en Francia e Italia.
Publicó varios libros: Los murales de César
Valverde (L'Atelier, 1990); una novela corta: La feliz indolencia
(Editorial Costa Rica, 1982) y tres libros de ensayos, recopilaciones de artículos
publicados originalmente en las secciones de Arte y Opinión del diario La Nación; Más en broma que en serio
(Editorial Costa Rica, 1977); Ensayos para pensar o sonreír (Ministerio
de Cultura, Juventud y Deportes, 1982); y Sonreír otra vez (Juricentro,
1990)..
Falleció de una peritonitis en el hospital Calderón
Guardia el 3 de diciembre de 1998, mismo año de sus entrañables amigos:
Francisco Amighetti, Francisco Zúñiga Ch., y Luis Daell.
Para La Coleccionista de Espejos: Yanncy Kellerman Miranda Imagenes tomadas de nter |
3 comentarios:
Ana Yancy muchas gracias por la reseña sobre Cesar Valverde y la lista de ilustres de la plástica tica. Concisa, al punto e informativa. Franklyn
Estimado Don FrankLyn:
Por el contrario, somos nosotras Ann+e como usted le llama y yo, le estamos en especial agradecidas por el apoyo que le dio a Dell en los momentos en que quienes no la conocen la atcaron sin razón; o sin que supieramos porque, así que gracias usted y no perdamos el contacto entre coleccionistas...YK
Y Teacher Franklyn:
Gracias por mi nevo apelativo y como Yann darle las gracias por soportar y apoyar a la malcriada de Dell
Ann+e
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