Rolando Villalobos Ch
Fragmento
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Carga al hombro.
Carga al hombro.
Saludamos la madrugada bebiendo en nacientes como perros, dormitando después junto a remansos de arenales que sorteamos cuando el sol; prendiendo alas a las riberas del río, asedió suampos disfrazados con hojeríos, carroñas sepultadas. Al mediodía, después de pescar en las pozas, fuimos apuntalados por un vigía para que abordáramos un bote que nos llevó a los dominios de aquel medio indio y medio pensamiento, por todos conocido como Santiago Morán: gobernador sobre el Rio Madre, y de algunas familias que se allegaban a compartir aflicciones, de aldeas candentes, moscos y soledades, que rodeadas de las maderas preciosas de verdes inmensidades de súbito soportaban la caída de sus hombres atravesados de tiros; alimentando caimanes en las riberas, al huir por montes venenosos y cuchillos barriendo aldeanos indefensos, provocadas por las incursiones casuales de la codicia de Arnas: cada día siguiente a las perdidas, prendiendo teas en las profundidades del agua y los pantanos, Morán levantaba otro rancherío, espíritu ancestral, refugio, hogar amado…
Viejo. Tanto o más que los bosques de arrayán, gastado por guerras y recomienzos, nos recibió sentado en un camón, rodeado de nubes de insectos achicharrados en la aureola de la candela, dejándonos ver sus encías oscuras, nos dijo, a secas, tendiéndose sobre almohadones curtidos de babas: —Dios les pague por las armas…
La candela sucumbió al soplido y el rancherío quedó bajó la noche. —¿Qué nos espera mañana?, pregunté a Way entre penumbras. —Mañana iremos con los boteros, me dijo ansiando el amanecer, viendo desde la hamaca hacia los patios, donde una aldeana, erguida como el robledal, hija del bosque y el río, paseaba encantos bajo rayos de luna. Al amanecer salimos entre montes chorreados hacia el río.
Atravesando las entrañas azules de las guaridas de lagartos y gusanos de hoja, hasta las perlas grisáceas de la ilusión de volver a ver a Kaira Morán, flecha y mujer, abriendo brecha en el llenado de los ojos, atragantando guechos contrapuesta a la luz que parecía pender de las laderas, vaciándose después sobre paredes salpicadas de bichos. El agua afloraba por pendientes, espumosa y veloz, depositándose en peligrosos remansos, donde de vez en vez, Way consumía vírgenes oscuridades, emergiendo después a la admiración de los nativos y el abrazo de la mestiza, diestra canoera Kaira Morán en cuyo regazo Way trasplantaba recuerdos de puertos, y ella de los años idos…
Estudio de lectura:
Con instrucciones de Dlia Mc Donald Woolery, titular de la página, hoy haré yo la crítica de parte de este texto que, poco a poco, Del ha ido en los últimos tiempos revisando.
Es un libro de futura publicación, que cuando nos reunimos para nuestro taller, a qué negarlo, guarda o nos deja aprender de la evolución ajena, la veces que quiere, sin comentar con nosotros mayores cosas porque es su forma de decirnos que no podemos criticar aquello que no hacemos leído de la forma correcta, pues según su tesis, que es la misma que tenia Zúñiga: Tiene algo que decir... la forma es lo que todavía le falla, lo que nos lleva a ser buen escritor es aprender que no somos perfectos y, que escribir se aprende jugando, pero en ambos procesos existe y se da, una critica que debemos aprender a evaluar para bien o, para mal para beneficio de la obra, lo demás llega por añadidura. Del, en eso, es inamovible, pero gracias a ello, he aprendido a leer en base a lo que yo sé como lector y no lo que otros dicen y eso es lo importante.
Gaby Sol
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1.- Está es una novela de gran formato, y con ello quiero decir que las ejecusiones, el uso de los planos, aquello que llamamos ubiquidad en el espacio tiempo en que se desarrollan todos los involucrados y sus eventos, porque una cosa es lo tangencial que se vive a manera individual y otra muy distinta la que se expone a lo global, que a lo largo de lo leído hasta ahora lleva una secuencia aprendida con cada golpe de letra; pues la trama se desarrolla en una Costa Rica demasiado actual, con sus cambios y motivaciones sociales; pues para nadie es un secreto que vivimos una epoca de cambios y revoluciones sociales, que según pienso, en eso Del jamás mete la cuchara para que uno piense conforme a ella, el autor trata de reasignar del mismo modo que lo haría el de La Propia, algunos pasajes de Cuentos de Angustias y Paisajes, los Cardona con sus acotaciones sociales, o el mismo Magón, es decir, mediante la denuncia social.
2.- El uso de la imagenes de impacto, las metáforas voladas, el logro en el pulimento de las ideas es algo que he observado que evoluciona cada vez que leemos el conjunto de la escritura. La rúbrica se va transformando poco a poco, en el enajenante transfondo suburbano marginal, en el lente que evalua y enlaza un evento con otro.
3.-La articulación, a veces l údica, otras refractante pero siempre bien escogida para hacer juego con la significación de la palabra escogida, a veces frases enteras que no se utilizan tan comunmente dan al texto un ritmo acedrado y claro. Me atrevería a decir que el producto final será un buen proceso de desarrollo social, pues finalmente el autor que se presie de serlo, escribe para sí mismo y no para los demás.
Buen trabajo y adelante.
Arte y Palabra de Rolando Villalobos Ch.
1961 TRES RIOS, CARTAGO.
Graduado del INSTITUTO TECNOLOGICO DE COSTA RICA, en la carrera de Dibujo de Arquitectura e Ingeniería en Construcción.
Labora en el ICE, en área de DISEÑO DE REDES
Tiene publicados, Villa Esperanza, 1992
1 comentario:
Este extracto me pareció más bien algo de corte rural, hasta me ha recordado al libro Doña Barbara. Lo poco que leí me pareció bastante interesante, muchas imágenes, se deja leer. Esperaré cuando el autor lo publique. Suerte.
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