I
En un Azul cualquiera,
las montañas,
platina con una pizca de ocre,
todo lo demás se diluye en las crines agitadas de
sus costas Caribe y Pacífico,
en medio un juego de memorias
que viene y va, como las olas rotas del silencio cantando
te vengo a cantar mis penas
a recordarte el día
en que vistes el alma mía...
II
Mi país;
es tan pequeño,
pequeño,
que colgó de la alambrada
de los años
la pluma ondeante de mi
memoria:
los días tenían un
color distinto
de montañas,
planicies, cerros,
valles y bosques
melancólicos,
en que vivo YO siempre cantando
Yo no envidio los goces de Europa,
la grandeza que en ella se encierra;
es mil veces más bella mi tierra
con su palma, su brisa y su sol.
III
de primero a sexto grado,
los meses cambiaban como el tornasol
de los girasoles que
de junio a setiembre desfilaban
lentas
por los costados de
mis cuadernos
con su
tarde divina
y el contorno se mira sangrar
Cuando era niña, los
meses tenían un acento y un sabor distintos
pero cuando llegaba
setiembre,
cambiaban los colores del día,
tenía uniforme con olor a nuevo,
y las personas gozaban
un algo distinto en la
elegante y sinuosa sonrisa de la tersura del sol,
cantando
marimbas que truenan lejanas
y la pampa se
vuelve inmortal.
Eran años cortos creciendo con uno
ahora repaso con lenta letra,
el borrón del tropel de las ventanas guindado de banderas,
la curveada congregación de escolares,
y mientras el desfile de faroles que ya nunca volverán para mí,
se pierde en los arreglos finales del acto cívico,
me veo alineada,
la última o primera de una fila larga,
la mirada
al frente, y la mano en el pecho,
extendiendo entre mis
dedos el susurro famelico de
Los hijos del pueblo
levanten la frente
al sol refulgente de la libertad.
IV
Ahora repaso con lenta letra,
el borrón del tropel de las ventanas guindado de banderas,
Los hijos del pueblo
levanten la frente
al sol refulgente de la libertad.
Eran años cortos que crecieron conmigo,
y la patria que
comenzaba a entender me entraba completa
como una cruz de oro que colgaba de mis labios:
Costa Rica es mi patria querida,
vergel bello de aromas y flores
cuyo suelo de verdes colores
densos ramos de flores vertió...
V
Los años ya no vienen como antes venían,
pero mantienen el recuerdo de calles tibias,
bailes folclóricos abanicando el calor de las ventanas,
con su blanco, azul y rojo,
claro-oscuro
de puertas enlutadas
con crespones de colores patrios,
esperando los desfiles aglutinantes de las escuelas llevando el ritmo
de…
Yo te llevo en el pecho
como una perlita gata
que adoraron los indios
al nacer la luz del alba.
pero no traen calles tibias con los bailes folclóricos,
ni el serial color de la fila bailante de los tambores,
ni el eco suave de la única cosa de la escuela que era mía,
mi sombra:
Yo era la niña negra que no sabía
si tenía patria o no,
o que era patria,
porque era única y solitaria en ese mar de
azules y blancos
que, como todos los demás cantaba
Salud, noble bandera
de blanco, azul y rojo;
jamás ningún sonrojo
fue mancha a tu esplendor…
En setiembre, el cielo nuevo de la letra clara y tristona
de mi profesor de música escribiendo…
expresión de tu
vida nos da;
bajo el límpido azul de tu cielo
blanca y pura descansa la paz.
VII
La septiembre que recuerdo
tenía la cursiva y buena letra de las golondrinas,
que visitaban las aulas por las tardes,
estas, no las tienen porque en aquel tiempo mi patria,
era igual a una de esas golondrinas de vuelo libre
con cuyo trinar aprendía, que a este
pequeño país,
La defiendo, la quiero, la adoro,
y por ella mi vida daría,
siempre libre ostentando alegría
de sus hijos será la ilusión...
En este país pequeño vivo yo,
y cada día
pese a todo,
más la amo como es…
De San José, ciudad imposible de olvidar…
Dlia Mc Donald Woolery
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