viernes, 24 de septiembre de 2021

Con Palabra de Mujer...

 


Hablaremos de quien, junto con Aspasia de Mileto, Safo la poeta griega que vivió hace unos 2.600 años en la Isla de Lesbos, situada en la ribera oriental del Mar Egeo, de cuya vida apenas conservamos datos precisos, fue una de las mujeres importantes de la Grecia Clásica.

Se calcula su nacimiento entre los años 630 y 612, mientras que su muerte se fecha alrededor del 570, pero su biografía apenas consigue tomar forma con la poca información de que disponemos. No existe ninguna fuente histórica contemporánea sobre su vida aparte de sus poemas, y todo lo que sabemos de ella procede de autores posteriores que no la conocieron directamente. Esto ha contribuido a rodear su figura de una nebulosa que la sitúa a medio camino entre la realidad y la leyenda, lo cual no ha hecho sino aumentar el interés sobre su vida y su obra a lo largo de los siglos. Grandes autores como Platón, Boccaccio, Baudelaire, Lord Byron, Ezra Pound o Virginia Woolf sintieron por ella gran admiración.

Parece ser que nació en la aldea Lesbia de Eresos, aunque más tarde se trasladó a la capital Mitilene, y que procedía de una familia noble y adinerada. Su padre era un próspero comerciante de vinos llamado Skamandar, y tenía tres hermanos, todos menores que ella.  Siendo aun una niña su padre fue llamado a filas para la guerra entre Lesbos y Atenas por la posesión de Sigui, una pequeña colonia cerca del estrecho de los Dardanelos. En esa guerra Skamandar murió, y pese a que para las mujeres era difícil el desarrollo comercial para las mujeres en la sociedad griega de ese momento, asumió el negocio familiar y lo hizo prosperar a un mayor nivel. Con el paso del tiempo, Safo fue quien hizo prosperar aún más el negocio familiar, e introdujo a sus hermanos menores en el conocimiento del mismo. Con la estabilidad familiar en orden, además de su actividad literaria y artística, se dedicó asiduamente a la política, y es importante aclarar que la política de esta época viene marcada por el enfrentamiento entre dos sistemas de gobierno: la democracia y la aristocracia. Sin embargo, esa democracia no tenía nada que ver con lo que hoy entendemos por democracia (¿o sí?), ya que en la práctica (y salvo excepciones) consistía en tiranos que adquirían su autoridad haciéndose ricos y comprando los votos necesarios para hacerse con el poder. A parte de esto, en realidad solo tenía derecho a voto una parte mínima de la población, por lo que incluso se involucró en el intento de golpe de estado y, conspiración para matar al gobernante: Pítaco que, al ser descubierta fue encarcelada y luego condenada al destierro. Todo esto ocurrió en torno al año 593, y fue enviada a Siracusa, (Isla de Sicilia) durante al menos seis años. 


Ese exilio resultó bastante positivo para su desarrollo intelectual, pues le permitió viajar e ilustrarse con el contacto de otras culturas. Pese a lo que siempre se ha dicho de ella, en Siracusa se casó con Kerkilos, un rico mercader con el que tuvo una hija llamada Kleis, y se convirtió en el centro de la vida cultural y artística de esta ciudad. Su marido era un hombre ya mayor y murió al poco tiempo, dejándole una gran herencia. Pocos años después, Pítaco les permitió volver a los conspiradores, quienes terminaron siendo amigos al punto de que cuando este murió la propia Safo tuvo palabras elogiosas para él en su funeral.

De vuelta en Lesbos, al mismo estilo de Platón, fundó una especie de escuela, o academia para mujeres en la que en enseñaba arte, canto, danza, y literatura, a un grupo de mujeres jóvenes, para las que siempre hubo odas nupciales; pues se sabe que Safo era amante de tanto hombres como mujeres, algo considerado natural en la antigua Grecia, por lo que sus cantos eran muchos dirigidos a mujeres, lo que hizo que a lo largo de los siglos sus detractores la cataloguen de forma despectiva, de hecho el nombre dio origen al término sáfico, mientras que el lugar de su nacimiento es el del término lesbianismo.

Ello es porque originalmente sus nueve libros de odas, epitalamios o canciones nupciales, elegías e himnos, pero apenas se conserva una mínima parte de ellos, fueron copiados en el dialecto aeólico, y fueron repetidas a lo largo del tiempo en las épocas griega, romana, bizantina, etc., hasta que en el año 1.073 d.c. el Papa Gregorio VII ordenó quemar todos los manuscritos con los poemas sáficos, considerados inmorales y pecaminosos, con lo que se perdió para siempre una parte de su obra. A partir de su obra conocida sabemos que Safo rendía culto a Afrodita, la diosa del amor y caracterizada por su sencillez, intimismo y sentimiento de, y la belleza, casi todas dedicadas a mujeres, y algunos a sus hermanos. Los versos son tan apasionados como simples, y dejan clara constancia de su atracción y relación con otras mujeres, aunque hay que decir que Safo también tuvo amantes masculinos, especialmente el poeta Alceo, del que habla en sus poemas.  Hace algunos años, ocultos en una pared en reconstrucción de su isla natal, se descubrió un papiro con seis fragmentos de sus poemas y la Oda a las Nereidas



Su obra más destacada es, como ya hemos dicho, la 
Oda a Afrodita, en la cual Safo, hablando en primera persona, pide a la diosa que le sean otorgados los amores de alguien. Para Safo Afrodita es la diosa que concede los favores amatorios, es la confidente, la que intercede, la que acude cuando el sentimiento amoroso conduce a la locura, por lo que su obra es revolucionaria en cuanto estructura una visión de mundo desde el paradigma femenino, subvirtiendo la mirada masculina que caracterizaba la Edad Arcaica, en la que Safo adopta en su obra una posición subjetiva, tomando como objeto de su arte su propia interioridad; vaciaba su propia alma en el molde de los versos, para que los demás nos identificáramos o nos disociáramos de ella.

Sus poemas llevaban el sello característico personal de una Safo que nunca imitó a nadie, y que buscaba la perfección simple y la belleza más exquisita, todo plagado de intensidad y sentimiento. Su gran conocimiento de la música y la danza, recordemos que las composiciones líricas de los antiguos griegos no se hacían únicamente para ser leídas, sino para ser cantadas y acompañadas por algún instrumento musical ya fuere la flauta, la lira o la cítara. Así, el poeta o la poetisa creaba el poema y también componía la música y, en el caso de Safo, célebre danzante, hasta los pasos de la danza para acompañarla; le permitieron crear ritmos y metros nuevos, especialmente la conocida como estrofa u oda sáfica, que consiste en tres endecasílabos y un adónico final de once sílabas.

Sobre la muerte de Safo también circula la leyenda de que, tras ser rechazada por un joven marino, se suicidó arrojándose desde un acantilado en la Isla de Léucade. Sin embargo, esto no tiene mucha credibilidad, pues no se corresponde con la personalidad de una Safo ya madura y que en sus últimos poemas se muestra como una mujer en paz consigo misma y con la naturaleza que la rodea.  Se suicidó probablemente porque, aunque en muchos lugares de la antigua Grecia, la mujer gozó prácticamente de todos los derechos que tenían los hombres, beneficios también que incluyeron su vida en Lesbos, qué como isla de tránsito, recibía la influencia de varias culturas que le daban un aspecto bastante liberal y cosmopolita, pero en Atenas no ocurría así, sino más bien al contrario, y por eso Safo comenzó a recibir los primeros descalificativos ya en vida, por parte de diversos autores principalmente de Atenas, una sociedad donde solamente las cortesanas (hetairas) tenían acceso a la cultura y la vida social, mientras el resto se quedaban en casa sin poder optar a una educación y ocupándose de las labores domésticas. Esto nos da una idea del pensamiento con el que Safo fundó su academia, en un acto de llevar la contraria a las ideas atenienses.

A menudo los historiadores y la propia literatura han dejado de lado a Safo, aunque en Grecia después de su muerte se llegaron a acuñar monedas y erigir estatuas con su imagen, y el mismísimo Platón la adoraba y se refirió a ella como la Décima musa, sin embargo, muchos autores posteriores la despreciaron e injuriaron, a pesar de lo cual ella ha conseguido ser inmortal, y a un nivel más particular, sus poemas suponen todo un guiño para las lesbianas de todo el mundo: en la época actual, Safo, por su vida, obra y ejemplo seria la referente más fuerte e importante del Movimiento LGBT.

Con ustedes un pequeño extracto de su obra:

De ella ver quisiera su andar amable
Y la clara luz de su rostro antes
Que a los carros lidios o a mil guerreros
Llenos de armas...

La luna luminosa huyó con las Pléyades.
La noche silenciosa ya llega a la mitad
La hora ya pasó y en vela sola en mi lecho,
suelto la rienda al llanto sin esperar piedad.


(Las fechas son "antes de nuestra era" salvo que se diga lo contrario)

Datos e información tomados de internet

Para La Coleccionista de Espejos: La Coleccionista de Espejos

 

 

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