domingo, 4 de octubre de 2020

Quién fue y...¿qué hizo?


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David Maradiaga, Managua, Nicaragua, 1968 San José, Costa Rica, 1995.

De tiempo en tiempo, la cultura costarricense sufre grandes y terribles pérdidas (y/o ganancias. Todo depende del cristal con que se mire…) que, determinan cambios necesarios…

Junto con Alexander Obando, de reciente muerte, Jaime Quintanilla, Julio Acuña, y Melvyn Aguilar, el único sobreviviente, creo, conformaban lo que en este tiempo llamarían algunos DARK, o lo que Dell llama la capillita de los poetas malditos. Hace días. Camino al entierro de doña Clo, pasé por una pared y ahí medio cubierta de muchas manos de pintura de agua y maleza, pero perfectamente leíble: DAVID MARADIA VIVE… estaba. 

 Esa tarde le pregunté a Dell, porque vagamente recordaba ese nombre, quién era…

Él era un poeta del que NUNCA sabremos a fecha cierta sobre el día ni la forma de su muerte. Solo que fue, probablemente, el penúltimo de los llamados Escritores Malditos costarricenses; quedan en pie, Billy Sáenz Patterson y Melvyn Aguilar, quizás el más próximo a su camino y tiempo de creación y muerte, aunque nunca se conocieron, fue Felipe Granados, y ya sabemos cuál fue su fin, me dijo…

Por tradición, en Costa Rica el escritor maldito es aquel que muere alcoholizado, olvidado y renegado en algún lugar de la ciudad; por eso sabremos simplemente que, único e irreverente, gran lector, y amante de un mundo en el que vivió día a día, David Maradiaga, fue grande a su propio modo, y por ello uno de los más importantes poetas, en aquel momento, de los poetas jóvenes que descollaban a finales de la década de los ochentas y noventas.

Su vida, no fue fácil: fue el producto del caldero en que destacan los cogollos tiernos del fruto poético que llevaba dentro y que hace verdaderos escritores; porque sabía muy bien que el escritor de valor, sufre para escribir…

Oficialmente muerto a los 27 años; su cuerpo, la materia que nos contiene, (reportado desaparecido desde julio, fue recuperado en la antigua morgue de la ciudad, 6 meses y 2 días después de que Jaime Bustamante Montoño, Oscar Fallas, y María del Mar Cordero integrantes de la Asociación Ecologista Costarricense AECO de la que también formaba parte), fue entregado a familiares y amigos que le buscaban en las primeras fechas de agosto, con la nota …hallado en el Parque de los Mangos, Zapote…un día antes de que partiera del país con rumbo a pasar vacaciones de 15 días en su natal Nicaragua, había desaparecido y no se buscó antes porque se pensaba que allá estaba.

Bibliotecólogo formado en la UNA desde hace unos años, y la noticia de su muerte se volvió una vorágine de dudas porque había dejado de beber, y se reformaba a sí mismo entre libros por lo que antes y durante su muerte no hay nada. Siempre se dijo que también fue una muerte tardía fue provocada por la lucha que llevaba junto con Fallas, Bustamante y Cordero integrantes de la Asociación Ecologista Costarricense (AECO), contra la STONE FORESTAL. Creo que ese es el precio de ser consecuente con lo que uno piensa y es: un maravilloso escritor con una obra portentosa sin concluir.  El que un poeta sea muerto por sus ideas políticas no es extraño: su función en la sociedad es obligar al pensamiento reflexivo que lleve a soluciones de los problemas sociales, y no a enturbiarlos por razones personales.  Con más frecuencia de la esperada terminan asilados en cárceles o casas, o muertos como el caso de Roque Dalton o Violeta Parra, el actual.

Como ya se dijo era de origen nicaragüense; hijo de padres sobrevivientes a la guerra sandinista que, muy joven fue marcado por el suicidio del padre frente a él, que lo marcó con el sino poético que evolucionó hasta llegar a ser una sabia poética floreciente y destacada que no se limitó a ser uno más del montón que buscaba reconocimientos sin méritos...

No vamos a seguir más. 

No lo conocíamos lo suficiente como para hacerlo. 

Eso lo dejamos en manos de Fernando Francia, Uruguay en 1973, quién ha desarrollado su vida profesional en Costa Rica. Es periodista, diseñador gráfico, productor audiovisual y consultor en comunicación estratégica. Bachiller en periodismo, licenciado en comunicación de masas y master en comunicación política quién, nos parece hace una recopilación más cercana a todo lo demás que circula por internet; quién nos dice:

…Su lucha era por la vida, su lucha era por la autonomía de las comunidades. Su lucha tenía que ver con la libertad, con la armonía entre los seres humanos y con su entorno, pero muy especialmente, su lucha tenía que ver con los más desposeídos y buscaron, siempre, las oportunidades que se les han arrebatado.

David, además de poeta y brillante escritor, era un amigo, un amigo de centenares de amigos. Amigos que lo recordamos, amigos que lo extrañamos, amigos que aprendimos, amigos que todavía lo vemos caminar, en forma solitaria en las calles de San José, hablándole a las estrellas quizás o a algún indigente que, a altas horas de la noche, se acercaba por ahí.

David Maradiaga era un ser especial, a los 14 años ingresó, como poeta, a la cofradía (casi se le puede llamar así) de Andrómeda, de la mano de otros poetas malditos, como ya casi, casi era catalogado David.

Su poesía, firmemente comprometida con la vida, la naturaleza; ácidamente contrario a la hipocresía y al falso pudor de qué dirán fue premiada, aunque él nunca vio su libro publicado.

David sabía que lo hermoso y grandioso de la vida estaba en algunas pequeñas cosas. Pero también sabía que la única manera de hacer de este mundo un mejor lugar tenía que ver con cambiar, no solo la forma en que se cuida al ambiente, sino, sobre todo, la forma en que deberíamos cuidarnos unos a los otros, toda la humanidad.

En este mundo de impunidad no es posible dejar pasar un muerto más. No es posible quedarse sin siquiera inmutarse por la violencia y la muerte en Honduras. No es posible no reaccionar ante la desigualdad que provoca la riqueza más absoluta y la pobreza más extrema.  Cuando llegué a San José, hace 12 años, creí que una pared me hablaba de David. "San José germina en la tragedia del silencio" decía a 50 metros de emergencias del Calderón, y posiblemente era así.

Pero unos meses más tarde, frente a la mismísima casa de gobierno, alguien en una pared de lata de zinc quiso recordarle a alguno de los habitantes de turno de Zapote que "David Maradiaga vive" y así lo seguimos diciendo nosotros, sus amigos…  David Maradiaga nació en Nicaragua, pero era más tico que cualquiera de los habitantes de esta tierra. Más bien, diría, era un centroamericano, orgulloso de la patria grande y conocedor de las injusticias de esta complicada y conflictiva región del mundo. David luchaba y escribía y le dolía la injusticia, así como le duele a este mundo tanta impunidad…

 Finalmente, como parte del Programa PROFOL, en el 2000 el Ministerio de Cultura y Juventud publica su único libro: 

Música de animal lluvioso:

Soy un andante en el dédalo del tiempo

animal lluvioso

que agarra la palabra y la blande frente al hastío

Animal lluvioso me declaro

seguro del sol

que un día nacerá de mis pálidas gotas

 

Para La Coleccionista de Espejos:  G. Moya

Revisado y corregido por Dell

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