domingo, 1 de julio de 2018

Un vistazo al genio...

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   Quince Duncan
    Este autor cuyo nombre tiene una conformación distinta a los demás pues es numero y linaje, es uno de los autores de literatura escrita por afro-descendientes (aunque como Dell, esa palabra no me gusta, pero en fin…) más importantes y destacados del momento centro-latinoamericano, pero en particular mundial… De a una, es importante decir, que este es el mayor defensor y promotor sobre la cultura de los en pro de los derechos de pueblos Afrodescendientes en temas de racismo son muy amplios, además, sus novelas, cuentos y ensayos reivindican la herencia de los afro-descendientes en todo momento que; hasta hace dos años y el tema de los Premios Nacionales, y el caso de Tríptico las mareas no había tenido la importancia debida. Sin embargo, dejamos claro que este no es un estudio sobre la obra de este autor; propiamente dicho sino de la inmersión de las características de la afro-descendencia dentro del otro tema de la Literatura costarricense…
   Quince, nombre que es común a los orígenes ingleses y norteamericanos, indicativo también de su origen afro-latino, también es un número con propiedades matemáticas, compuesto por sus factores propios, 1, 3, 5 cuya suma de factores son el resultado de un número defectivo, quinto número triangular, después del diez y antes del veintiuno, lo convierten en legión, según la teoría de Franklyn Perry, aunque la suya es una connotación bíblica pero también una constante mágica por ser un cuadrado mágico Duncan: El guerrero oscuro; de origen gales que puede ser nombre y apellido y Moodie, obvia derivación de Mood; humor y determinación que se vuelve fluyente al agregarle ie, (De nuevo, como en todos los escritores de las etnias, hablamos otra vez de los juegos semánticos de los nombres y su interacción en la creación del autor), es un reconocido escritor,  Premio Nacional Aquileo J. Echeverría; en varias ocasiones, educador, conferencista medico naturista y activista de los derechos humanos de los pueblos Afrodescendientes; cuya obra literaria es y sigue siendo objeto de estudio tanto en Costa Rica pero prioritariamente en el extranjero, donde incluso se le ha otorgado el Doctorado Honoris Causa por su labor académica, literaria y su lucha por los derechos humano, Universidad de St. Olaf en Northfield, Minnesota, 2001; nacido en San José en 1940.
    La literatura, sobre todo la que se expresa desde la interioridad de la conciencia humana, muchas veces, más de lo que supones necesario, esta hecha desde distintos puntos, miradas exteriores, miradas interiores, miradas en general que detallan un estilo y una conformación que no cae, casi nunca dentro de los juegos de estudio preliminar de ninguna región. 

De ahí que la literatura escrita por las etnias existe desde el momento mismo que abordamos las distintas autorías y tratamos, pues es imposible decir que se logra porque siempre habrá quien no cumpla con la media convencional de lo que un grupo, o personas definen como perteneciente a tal o cuál, estilo de creación, establezcan o, que todos los autores de un mismo continuum literario sean todos lo mismo, o bien no existan como establecen ciertos académicos que no se molestan en establecer los parámetros de su aseveración más que desde el punto de vista personal; aunque algunos doctos en literatura popular; dicen que este tipo de literatura no existe; porque parten de la teoría de inmisibilidad de las hegemonías; razón que deja en claro que es inevitable el carácter puntillista de la literatura étnica, donde una buena parte de estas piezas acaba por ser creadas por personas de las que no siempre es admisible dentro de un rango convencional ni pertenecientes a personas sin reconocimientos culturales...

La literatura étnica forma parte de la Cultura Africana de muchas regiones del mundo hace más de una década; debido precisamente al proceso de la colonización; los proceso intermedios que en ella se desarrollaron derivaron que los pueblos africanos, fueran vistos como gentes primitivas a los que su tradición oral les impedía tener historia, capacidad de abstracción o una profunda espiritualidad. No hubieran cometido este error si hubieran reparado en que sus manifestaciones artísticas: la naturaleza como madre nutricia y a los antepasados como garantía de pervivencia son en sí la clave de su cultura y que la mayor de ellas es precisamente el uso de la memoria mediante la oralidad; es decir la retransmisión de eventos fechados y datados como parte de premisas de convivencia e integración, en un contexto de observación que sustenta una estilística literaria (y cultural) que es al mismo tiempo fe y cultura; por tanto existe pero no de la forma en que ciertos estudiosos; los verdaderos conocedores, los que no se limitan a ser nuevos colonizadores en busca de reconocimiento por sus pobres aportaciones en materia de cultura étnica son incapaces de reconocer que la vacuna más efectiva contra la xenofobia y el racismo es comprender que la diversidad de culturas nos enriquece y que los avances técnicos de Occidente no nos garantizan la felicidad: no existe nada más elocuente que la sonrisa de los negros afro-descendientes (y es enteramente una metáfora de impacto visual, diría Dell); que se traduce en que sus ceremonias y rituales tienen mucho que enseñarnos y no estaría de más que volviésemos nuestra mirada lejos de la hegemonía dominante y que cuando se es libre de prejuicios, y no se pasa uno media vida buscando algo que te apasione y lo encuentras (el caso de la mayoría de los autores afro-descendientes de mayor renombre: Angelou; Morrison, Brooks, en Norte América, Bear, tal vez el único caso en Nicaragua; Bernard, Bellamy, Campbell, Britton, McDonald, y Duncan (prácticamente el único en medio de una constelación femenina) en Costa Rica como representantes a su vez del resto de Centroamérica se nota pese a que cada quién tiene su estilo;  porque es algo más que una simple acumulación de palabras más o menos bellos y valiosos que las nuevas generaciones juzgan como ¿expolio o conservación?; me inclino a pensar lo segundo; pues desconocen hasta donde hacen y conforman parte de la literatura de ese y cualquier lugar; sobre todo porque no necesariamente se asienta sobre el rescate del olvido la tradición oral, que es en sí el merito de Duncan.
La expresión general “ literatura americana afro” oculta realmente una gran diversidad de corrientes y clases; cuyos principales representantes, desde la antigüedad generalmente trataron los temas en relación directa con su negritud en relación con sus dificultades en la sociedad mediante reflexiones sobre su pertenencia a la nación de hábitat común o sobre su identidad dentro de la comunidad en función de su visión como “Americanos”, explorando pues, las cuestiones de la libertad y la igualdad, de los derechos que mucho tiempo se les rechazó.   Sobre todo en Duncan, estos conceptos se acompañan de otros temas como la existencia de una cultura americana afro específica, en donde el juego del racismo, de la religión y de esclavitud ponen de manifiesto desconocimiento casi general del tema.
Es necesario también, saber que la literatura negra, aquella que es escrita por los miembros de la etnia; tiene una gran relación con la diáspora africana, pertenencia que no es objeto de un consenso entre los especialistas de la cuestión: algunos consideran en efecto que “la literatura americana afro difiere de la literatura post colonial, porque es el resultado de una minoría étnica que reside en una nación rica y desarrollada…

Los debates se refieren también a la posibilidad de analizar la literatura afro según las normas de la literatura occidental; lo cual es temática imposible, sobre todo si tomamos en cuenta que dentro de la prosa, la poesía, por el uso de la metáfora, hipálages, imágenes de impacto, es una técnica especialmente importante en la literatura afro y se inspiran en las corrientes musicales (negro, spiritual, góspel, blues, jazz, etc,) y también de los sermones cristianos, cuyo estilo juega mucho sobre las repeticiones, el ritmo y el aliteraciones; claramente visibles en los fragmentos de la novela de Dell aquí adjuntos y en la novelistíca de Duncan
  De ahí que no voy a hacer mayor inversión en un analisis a profundidad. Se les invita desde estas pequeñas aportaciones a una lectura nueva con la obra del autor...

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Arte y palabra...

       -          - Ensayo Contra el silencio (2001)
          -          - El señor de chocolate (1997)
          -          - The best short stories of Quince Duncan (1996)
          -          - El trepasolo (1995)
          -          - Historia crítica de la narrativa costarricense (1993)
          -          - Kimbo (1990)
          -          - Teoría y práctica del racismo (1984)
          -          - Una canción en la madrugada (1970)
          -          - Final de calle (1980)
          -          - La paz del pueblo (1978)
          -          - Jack Mantorra y otros relatos (1977)
          -          - Los cuentos del hermano Araña (1975)
          -          - El negro en la literatura costarricense (1975)
          -          - La rebelión Pocomía y otros relatos (1974)
          -          - Los cuatro espejos (1973)
         -         -El negro en Costa Rica (1972)
Para La coleccionista de espejos:
                                                     M.L.Dr. Calebth Aguilar. F

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