Shirley Campbell Barr:
Rotundamente poeta, tica, negra, apasionada
y mujer
y mujer
Yo
quería que la realidad fuera distinta
pero era esta
Entonces
me convertí en poeta(Quise, 2011).
pero era esta
Entonces
me convertí en poeta(Quise, 2011).
La
poesía, nos dice Shirley Campbell Barr, es un instrumento maravilloso para recuperar
la autoestima que se nos ha mermado históricamente[1], para combatir, conocer, educar, transmitir el amor y contribuir a cambiar la
historia. La poesía, agregamos, al
apelar a lo afectivo, al ser puente y
canto, quiebra las fronteras para unirnos en la esperanza de un mejor futuro.
Naciendo (1988),Rotundamente
Negra (1994), Rotundamente negra y
otros poemas (2013 y 2017 España), Desde
el principio fue la mezcla (2007) y Palabras indelebles de poetas negras(2012)
- este último compartido con su contemporánea Delia McDonald- son poemarios que
construyen una identidad propia, un estilo personal; poemariosdonde Shirley, además de expresar su yo, sus pasiones y sus deseos, quiere guardar la
memoria de sus predecesores, los propios
y aquellos que forman parte de ese pueblo africano, jamaiquino, que es uno y
diverso por las circunstancias vitales:
Escribo
porque escribir es la mejor forma que conozco
para no morirme
es la única forma que conozco para seguir viviendo
junto al resto de nuestros muertos” (Desde que tengo memoria, 2013)
para no morirme
es la única forma que conozco para seguir viviendo
junto al resto de nuestros muertos” (Desde que tengo memoria, 2013)
Así
sus textos implican ese proceso vital, ese descubrimiento y reconocimiento
paulatino del yo, del entorno inmediato
y de aquel que trasciende tiempos y geografías. Shirley va naciendo al conocimiento y a la conciencia hasta declararse rotundamente negra. La escritora quiere
decirse y decirle al mundo que cada ser
humano, negro, mujer,
madre, ciudadano, emigrante, necesita tener un espacio real y simbólico,
una identidad y pertenencia propia, donde se sienta bien, donde sus hijos
crezcan felices. Un lugar país, familia, color, género, condición, creencia,
donde no solo se acepten y respeten sus derechos, sino donde se vivan las diferencias como
parte de ese todo que fluye como los ríos,
las mareas, las fases de la luna, la lluvia o la energía del sol.
Las
poesías de Shirley, escritas en un
lenguaje cotidiano, directo, seductor
y sugestivo, constituyen un
hermoso texto lírico y a la vez forman un
“pre-texto” que contribuye con la lucha social, cultural, étnica y de
género con la que se compromete como persona. Eulalia Bernard, Quince Duncan o Prudence Bellamy,
para solo citar tres de nuestros más conocidos escritores afrodescendientes, la
anteceden. Delia McDonald, también
afro-costarricense de la generación sesenta y con una significativa producción
poética, la acompaña en la
lucha para que se reconozca en
Costa Rica esa parte de nuestra piel
mestiza, que aún no ha sido
suficientemente integrada a la mentalidad colectiva.
Los
ecos de los poemas de Shirley son tan
fuertes como esta mujer que se dobla
como la hierba sin fracturarse; tan
sonoros que son capaces de romper fronteras para decir negra, soy de
aquí de la cintura de América y negra del sur y del norte y de Limón y Haití y
de Jamaica y Brasil, porque somos pueblos que desarraigan de tierras africanas,
que sacan a la fuerza para que siembre otras tierras, cuide otros niños,
construya líneas de hierro y se convierta en otredad. Negra soy, grita su poesía, soy como aquella
y la otra y la de más allá y soy
bella y digna como lo son mis hijos Tiffany,
Malcom, Inti,Illari y mi pareja, mis padres y abuelos queridos y mis ancestros.
Somos una, uno, diversos y semejantes, negra y negro, pero ante todo, enfatiza
Shirley, somos personas. Quiere la reivindicación de un pueblo pobre,
maltratado, analfabeta, talentoso,
doliente y extraordinario por miles de razones. Reivindicar su orgullo, su valentía, sus valores y su color visible y tantas veces
“invisibilizado”.
Shirley de antepasados africanos, de abuelos
jamaiquinos, de padres limonenses es josefina
como sus otros seis hermanos, vive ahí cerca en San Francisco desde que
nace en 1965, estudia en el
Conservatorio Castella donde se perfila su gusto por el teatro y la escritura
creativa. Se gradúa en la Universidad de Costa Rica, se casa
joven, enseña, escribe, ama.
Es costarricense, más tica que un saco de manta y es gallo pinto y rice
and beans y mar y tierra adentro.
La
resonancia de su poesía es propia,
nuestra como costarricenses, pero se
amplía a miles de personas como negros, a millones como marginados, como
minorías y resuena en inglés, en palabras francesas y en portugués. Sus resonancias se dispersan y tocan a seres
humanos muy distintos, con diferentes pieles. Por eso Naciendo nos pertenece a muchos, a los que tomamos conciencia y
trabajamos como activistas de los derechos humanos y de la cultura, a los que van naciendo cada día al combate con más conocimiento y
sensibilidad. Por eso Rotundamente Negra se ha convertido en un
símbolo que asumen grupos organizados, que se escucha en múltiples actividades,
que se imprime en afiches, pancartas, camisetas, en cualquier superficie; se ha
vuelto clamor de los rotundamente indígenas o los rotundamente libres, como
se titula la actividad que el grupo literario costarricense, Poiesis, le
dedica a Shirley el día de la mujer, el
8 de marzo del año 2018. Nos identifica
su lema, porque somos rotundamente mestizos, multiculturales, porque desde el principio fue la mezcla como lo
señala el título de otro poemario de Shirley. Porque nadie es “puro” ni
cultural, ni biológica, ni personalmente hablando. Su poesía es negra,
costarricense, femenina, autobiográfica y tan universal como lo son la muerte, la maternidad, el amor
de pareja, la amistad, el deseo, la
enfermedad o la nostalgia. Shirley
decide dejar de lado la queja –la tiene y lo demuestran sus poemas- para
privilegiar la propuesta, la solución.
Retoma la historia para entender pero se ancla en el presente y mira al
futuro, se centra en lo estético y lo
trasciende, deja de llorar por lo
perdido, por la incomprensión y busca el encuentro, la hermandad.
… y me niego
absolutamente
a ser de los
que se callan
de los que
temen de los que lloran
porque me
acepto rotundamente libre
rotundamente
negra
rotundamente
hermosa (Rotundamente negra, 1994)
La
vida le da a Shirley Campbell oportunidades y ella se las busca. Una de las más complejas y a la vez
satisfactoria, es la de la diáspora como viaje y como exilio. Antropóloga de
profesión amplia horizontes con un posgrado en Cooperación para el Desarrollo (un programa
entre España y Perú) y con estudios sobre feminismo africano en Zimbabwe; son muchos los países y tres continentes
donde imparte talleres de poesía, publica, participa en seminarios y trabaja
con la problemática del Sida, de la salud reproductiva, de la mujer, con perspectiva
de derechos humanos. Centroamérica y el Caribe, Estados Unidos y
América del sur en sus horizontes más cercanos. Su visión de la realidad se
extiende, las marginalidades se suman,
los contrastes resaltan. Los
sentimientos y prioridades se transforman y la poesía, siempre la poesía en el
medio, como medio para dar voz a quien no la tiene, para compartir y generar
cambios. Las fronteras se quiebran y,
al cambiar , se rompe la estabilidad. Los amigos y la familia permanecen, pero la lejanía aumenta y Shirley va dejando un pedazo de su alma generosa en cada
puerto, en cada ciudad, en cada amigo.
Convive en África donde la mirarán
por ser hermosa, por el brillo de sus ojos claros o su sonrisa seria, pero no
por la diferencia de su piel; convive en
Brasil donde los de misión internacional se extrañarán por el color de la piel –hay pocos negros en esos puestos- y en las fiestas de sus niños la observarán por ser la única “señora” entre otras negras que
cuidan a los niños de familias adineradas;
convive en San José como la única negra
en su generación en escuela, colegio y
universidad, como la única familia negra del barrio donde la perciben como diferente más allá de la
curiosidad.
Shirley
aprende cuando le enseña a los niños del
Conservatorio Castella o a sus hijos,
cuando hace talleres de poesía en otros espacios culturales- como El
Salvador y Honduras- y cuando cesa de
solo dolerse y de protestar como negra, como mujer, como costarricense, para hacer,
actuar y contribuir con un cambio de mentalidad. Conduce programas a través del Ministerio de
Educación y de la Asociación para el desarrollo de la Cultura Afrocaribeña y,
además, funda y dirige el
grupo DIDISI, para la promoción y difusión de la cultura
afro-costarricense.
Shirley es rotundamente poeta, mujer
y rotundamente negra. Su bandera es
rotundamente solidaria, consciente, tesonera. Rotundo es su apego de pareja, de
madre, hija, nieta, amiga, hermana; su
amor por Costa Rica y por el gran allá.
Le dicen rotunda, terca, incómoda,
porque se toma en serio cada proyecto, cada exilio y cada encuentro, cada poema que escribe o
lee o usa. Porque se toma en serio el
trabajo, la melancolía, el compromiso,
el dolor, el afecto y la poesía. Rotunda, sí, rotundamente
apasionada. Rotundamente negra, mujer, persona.
Hoy acepto el reto
y me declaro
irrevocablemente
la madre
hija
esposa
amante
trabajadora incansable
y mas negra
de este mundo
Gracias
Shirley ha sido un placer releer tus poemas y conocerte a vos mujer hermosa
desde la raíces del tiempo. Gracias
Poiesis por darme esta oportunidad, gracias a la vida por ser mujer y por
poder compartir con ustedes, el amor por
la escritura y por cada ser humano que merece una oportunidad y tiene el
derecho de encontrar su pequeño paraíso en la tierra.
María
Pérez Yglesias
Poiesis
Día
Internacional de la Mujer, 8-3-18
Auditorio Educación, UCR
No hay comentarios:
Publicar un comentario