miércoles, 9 de mayo de 2018

Con palabra de mujer...


   Shirley Campbell Barr:
Rotundamente poeta, tica, negra, apasionada 
y mujer

Yo quería que la realidad fuera distinta
pero era esta
Entonces
me convertí en poeta(Quise, 2011).

La poesía, nos dice Shirley Campbell Barr, es un instrumento maravilloso para recuperar la autoestima que se nos ha mermado históricamente[1], para  combatir, conocer, educar,  transmitir el amor y contribuir a cambiar la historia.  La poesía, agregamos, al apelar a lo afectivo, al ser  puente y canto, quiebra las fronteras para unirnos en la esperanza de un mejor futuro. 

Naciendo (1988),Rotundamente Negra (1994), Rotundamente negra y otros poemas (2013 y 2017 España), Desde el principio fue la mezcla (2007) y  Palabras indelebles de poetas negras(2012) - este último compartido con su contemporánea Delia McDonald- son poemarios que construyen una identidad propia, un estilo personal;  poemariosdonde Shirley, además de  expresar su yo,  sus pasiones y sus deseos, quiere guardar la memoria de sus predecesores,  los propios y aquellos que forman parte de ese pueblo africano, jamaiquino, que es uno y diverso por las circunstancias vitales:

Escribo porque escribir es la mejor forma que conozco
para no morirme
es la única forma que conozco para seguir viviendo
junto al resto de nuestros muertos”  (Desde que tengo memoria, 2013)

Así sus textos implican ese proceso vital, ese descubrimiento y reconocimiento paulatino del yo,  del entorno inmediato y de aquel que trasciende tiempos y geografías. Shirley va naciendo al conocimiento y a la conciencia hasta declararse rotundamente negra. La escritora quiere decirse y decirle  al mundo que cada ser humano,  negro,  mujer,  madre, ciudadano, emigrante, necesita tener un espacio real y simbólico, una identidad y pertenencia propia, donde se sienta bien, donde sus hijos crezcan felices. Un lugar país, familia, color, género, condición, creencia, donde no solo se acepten y respeten sus derechos,  sino donde se vivan las diferencias como parte de ese todo que fluye como los ríos,  las mareas, las fases de la luna, la lluvia o la energía del sol. 

Las poesías de Shirley, escritas en un  lenguaje cotidiano, directo, seductor  y  sugestivo, constituyen un hermoso texto lírico y a la vez forman un  “pre-texto” que contribuye con la lucha social, cultural, étnica y de género con la que se compromete como persona.  Eulalia Bernard, Quince Duncan o Prudence Bellamy, para solo citar tres de nuestros más conocidos escritores afrodescendientes, la anteceden.  Delia McDonald, también afro-costarricense de la generación sesenta y con una significativa producción poética,  la acompaña  en la  lucha  para que se reconozca en Costa Rica  esa parte de nuestra piel mestiza,  que aún no ha sido suficientemente integrada a la mentalidad colectiva.

Los ecos de los poemas de Shirley  son tan fuertes como esta mujer que se  dobla como la hierba sin fracturarse; tan  sonoros que son capaces de romper fronteras para decir negra, soy de aquí de la cintura de América y negra del sur y del norte y de Limón y Haití y de Jamaica y Brasil, porque somos pueblos que desarraigan de tierras africanas, que sacan a la fuerza para que siembre otras tierras, cuide otros niños, construya líneas de hierro y se convierta en otredad.   Negra soy, grita su poesía, soy como aquella y la otra y la de más allá  y soy bella  y digna como lo son mis hijos Tiffany, Malcom, Inti,Illari y mi pareja, mis padres y abuelos queridos y mis ancestros. Somos una, uno, diversos y semejantes, negra y negro, pero ante todo, enfatiza Shirley, somos personas. Quiere la reivindicación de un pueblo pobre, maltratado, analfabeta, talentoso,  doliente y extraordinario por miles de razones.  Reivindicar su orgullo, su valentía,  sus valores y su color visible y tantas veces “invisibilizado”.

 Shirley de antepasados africanos, de abuelos jamaiquinos, de padres limonenses es josefina  como sus otros seis hermanos, vive ahí cerca en San Francisco desde que nace en 1965,  estudia en el Conservatorio Castella donde se perfila su gusto por el teatro y la escritura creativa.  Se gradúa en  la Universidad de Costa Rica, se casa joven,  enseña, escribe,  ama.  Es costarricense, más tica que un saco de manta y es gallo pinto y rice and beans y mar  y tierra adentro. 

La resonancia  de su poesía es propia, nuestra como costarricenses,  pero se amplía a miles de personas como negros, a millones como marginados, como minorías y resuena en inglés, en palabras francesas y en portugués.  Sus resonancias se dispersan y tocan a seres humanos muy distintos, con diferentes pieles. Por eso Naciendo nos pertenece a muchos, a los que tomamos conciencia y trabajamos como activistas de los derechos humanos y de la cultura,  a los que van naciendo cada día al combate con más conocimiento y sensibilidad.  Por eso Rotundamente Negra se ha convertido en un símbolo que asumen grupos organizados, que se escucha en múltiples actividades, que se imprime en afiches, pancartas, camisetas, en cualquier superficie; se ha vuelto clamor de los rotundamente indígenas o los rotundamente libres,  como  se titula la actividad que el grupo literario costarricense, Poiesis, le dedica  a Shirley el día de la mujer, el 8 de marzo del año 2018.  Nos identifica su lema, porque somos rotundamente mestizos, multiculturales, porque desde el principio fue la mezcla como lo señala el título de otro poemario de Shirley. Porque nadie es “puro” ni cultural, ni biológica, ni personalmente hablando. Su poesía es negra, costarricense, femenina, autobiográfica  y tan universal  como lo son la muerte, la maternidad, el amor de pareja, la amistad,  el deseo, la enfermedad o la nostalgia.   Shirley decide dejar de lado la queja –la tiene y lo demuestran sus poemas- para privilegiar la propuesta, la solución.  Retoma la historia para entender pero se ancla en el presente y mira al futuro,  se centra en lo estético y lo trasciende,  deja de llorar por lo perdido, por la incomprensión y busca el encuentro,  la hermandad. 

… y me niego absolutamente
a ser de los que se callan
de los que temen  de los que lloran
porque me acepto rotundamente libre
rotundamente negra
rotundamente hermosa (Rotundamente negra, 1994)




La vida le da a Shirley Campbell oportunidades y ella se las busca.  Una de las más complejas y a la vez satisfactoria, es la de la diáspora como viaje y como exilio. Antropóloga de profesión amplia horizontes con un posgrado en  Cooperación para el Desarrollo (un programa entre España y Perú) y con estudios  sobre feminismo africano en Zimbabwe;  son muchos los países y tres continentes donde imparte talleres de poesía, publica, participa en seminarios y trabaja con la problemática del Sida, de la salud reproductiva, de la mujer, con perspectiva de  derechos humanos.  Centroamérica y el Caribe, Estados Unidos y América del sur en sus horizontes más cercanos. Su visión de la realidad se extiende, las marginalidades se suman,  los contrastes resaltan.  Los sentimientos y prioridades se transforman y la poesía, siempre la poesía en el medio, como medio para dar voz a quien no la tiene, para compartir y generar cambios.   Las fronteras se quiebran y, al cambiar ,  se rompe  la estabilidad.  Los amigos y la familia permanecen,  pero la lejanía aumenta y Shirley va  dejando un pedazo de su alma generosa en cada puerto, en cada ciudad, en cada amigo.   Convive  en África donde la mirarán por ser hermosa, por el brillo de sus ojos claros o su sonrisa seria, pero no por la diferencia de su piel;  convive en Brasil donde los de misión internacional se extrañarán  por el color de la piel –hay  pocos negros en esos puestos- y  en las fiestas de sus niños la observarán  por ser la única “señora” entre otras negras que cuidan a los  niños de familias adineradas; convive en San José  como la única negra en su generación en escuela,  colegio y universidad, como la única familia negra del barrio donde la perciben  como diferente más allá de la curiosidad.   


Shirley aprende cuando le enseña  a los niños del Conservatorio Castella o a sus hijos,  cuando hace talleres de poesía en otros espacios culturales- como El Salvador y Honduras- y cuando cesa  de solo dolerse y de protestar como negra, como mujer,  como costarricense,  para hacer,  actuar y contribuir con un cambio de mentalidad.  Conduce programas a través del Ministerio de Educación y de la Asociación para el desarrollo de la Cultura Afrocaribeña y, además,  funda y dirige  el  grupo DIDISI, para la promoción y difusión de la cultura afro-costarricense.

Shirley es rotundamente poeta,  mujer y rotundamente negra.  Su bandera es rotundamente solidaria, consciente, tesonera. Rotundo es su apego de pareja, de madre, hija, nieta, amiga, hermana;  su amor por Costa Rica y por el gran allá.  Le dicen rotunda, terca, incómoda,  porque se toma en serio cada proyecto, cada exilio  y cada encuentro, cada poema que escribe o lee o usa.  Porque se toma en serio el trabajo,  la melancolía, el compromiso, el dolor,  el  afecto y la poesía. Rotunda, sí, rotundamente apasionada. Rotundamente negra, mujer, persona.

Hoy acepto el reto
y me declaro
irrevocablemente
la madre
hija
esposa
amante
trabajadora incansable
 y mas negra
de este mundo

Gracias Shirley ha sido un placer releer tus poemas y conocerte a vos mujer hermosa desde la raíces del tiempo.  Gracias Poiesis por darme esta oportunidad, gracias a la vida por ser mujer  y  por poder compartir con ustedes,  el amor por la escritura y por cada ser humano que merece una oportunidad y tiene el derecho de encontrar su pequeño paraíso en la tierra.
                                                                                                                                                   María Pérez Yglesias
                                                    Poiesis
                                     Día Internacional de la Mujer, 8-3-18
                                            Auditorio Educación, UCR



[1]Participación en el encuentro de poetas en Granada, Nicaragua, 2016.

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