A don Luis Ferrero Acosta, por haber hecho investigación sobre las esculturas ticas
Durante la época en que trabajé como instructor de literatura en algunos
centros educativos de Costa Rica, fue mi costumbre sacar a los estudiantes de la
rutina del aula; llevándolos a al teatro, a centros culturales, parques y plazas para que visitáramos los
bustos, monumentos y placas alusivos a
nuestros intereses. Así podíamos
recordar al prócer o personaje histórico, recrearnos al aire libre y a la vez apreciar
las destrezas artísticas de los
ejecutantes de las obras. A veces en vez de invadir los centros, traíamos a los artistas a nuestras casas de
enseñanzas, para un conversatorio más
cercano.
Tras jubilarme, quise hacer un recorrido por los espacios emblemáticos,
tantas veces visitados, ¿Y cuál ha sido mi sorpresa? Varios de los entes simbólicos ya no estaban en sus sitios de costumbre,
por ejemplo, el busto del venerable lírico Rubén Darío, ya no se encuentra en el Barrio La California.
Yo sé que en varias ocasiones me quejé de la irreverencia de los vecinos
al acumular desechos en la minúscula plaza en que se encontraba, pero la idea
era que quitaran la basura, no el busto del nicaragüense que tanto ha contribuido
a engrandecer a las letras hispanas.
Entiendo el rechazo que se ha generado en el mundo entero, por a algunas
de las políticas externas de Los Estados Unidos, pero el busto al ex presidente
John
Fitzgeral Kennedy no sabe nada de política ni tiene culpa alguna. El busto en cuestión, se encontraba en el
parque de San Pedro de Montes de Oca y conmemoraba la visita que le hiciera el
entonces mandatario a la comunidad, poco
tiempo antes de su asesinato. Se bautizó el parque con su nombre. El Busto
sufrió maltrato una y otra vez, y también se restauró varias veces, hasta que
se decidió quitarlo del parque. Hoy
solamente queda un maltrecho pedestal a
la sombra de un árbol de guayaba, algunas astas y dos reflectores testigos fieles
de la época de la efímera Alianza para el Progreso.
A don Juan Mora Fernández, primer jefe de estado de Costa Rica, padre
del periodismo costarricense, primero en traer al país una imprenta, Benemérito de la patria, etc., se le erigió un
monumento de noble estirpe. Era el motivo central de la plazoleta que se
encuentra al frente del Teatro Nacional. En una de las tantas remodelaciones al
parquecito, a alguien se le ocurrió
mover la estatua de su lugar preponderante y relegarla a un rincón casi
escondido bajo árboles. Se encuentra en proceso una nueva remodelación de la
plaza, esperamos que no vayan a
menoscabar la figura de don Juan, más de lo que se encuentra, como intentan
hacer con la fachada del viejo y simbólico Hotel Costa Rica.
Existía un Rincón Argentino
en la Plazoleta frente a la iglesia de la Soledad; era una placa con figuras y
nombres de personas emblemáticas tanto del pueblo argentino como del
costarricense. Desde luego que la figura de Carlos Gardel, el cantante de tango por excelencia, coronaba el
Homenaje al Gigante del Cono Sur. Hoy se encuentra en la senda peatonal al
costado noroeste de la Casa Amarilla, cuyo verdadero es el Palacio de Paz y se inició su edificación en Cartago pero el
terremoto de 1910, la destruyó. Andrew Carnegie, uno de los magnates
usamericanos de la época, concedió el dinero para la reedificación pero que
esta vez fuera en San José, sede de la diplomacia externa de Costa Rica. A
pesar del problema de tener que correr detrás de estos monumentos, la
escogencia de las cercanías de la Casa Amarilla es una excelente opción.
La intención era para que fuera sede de
la Corte de Justicia
Centroamericana, institución donde se zanjarían las diferencias y rencilla que surgieran entre los pueblos hermanos
de Centro América y así evitar encuentros bélicos.
El busto de la reina Isabel la
Católica, I de Castilla, fue trasladado del parquecito que se encuentra al
frente de la iglesia de Nuestra Señora del Carmen y colocado en el Parque
España al frente de la entrada de la Antigua Fábrica Nacional de Licores, hoy
el Ministerio de Cultura y Juventud. En
el lugar donde estaba, se colocó un busto de uno de los próceres de Brasil; además de eso, dos reproducciones de la obra
de Francisco Amighetti permanecen allí. Otra vez insisto en que entiendo las
reacciones que surgieron, al cumplirse
los quinientos años de la llegada de Colón a nuestras tierras, pero los
monumentos conmemorativos no entienden nada de política.
Un monumento en honor a los que habitaban lo que
hoy se denomina Limón, para ser más exacto, precisamente en la zona de la
ciudad llamada El Cruce; fue trasladado a un parque de San José. Y a propósito
de la ciudad de Limón, la placa en honor a profesor José Joaquín Trejos
Fernández, ex presidente de nuestro país, se encuentra en condiciones súper deplorables.
El busto de don José María Castro Madriz, primer
presidente de Costa Rica, se encuentra en una placita en los alrededores de los
bancos Central y de Costa Rica, no lejos del monumento a los campesinos. La
verdad es que fue todo un patriota; fue el último Jefe de estado del país y el
primer presidente; separó a Costa Rica definitivamente de la Federación
Centroamericana, estableció tanto el escudo como la bandera de Costa Rica y se
dice que fue su mujer, doña Pacífica Fernández, quien elaborara la bandera. Este busto fue remozado y su pedestal también
se cambió.
Pietro Bulgarelli esculpió tres figuras femeninas representantes de La
Danza, La Fama y La Música. Estas esculturas coronaron, durante muchos años, la
fachada del Teatro Nacional; pero fueron removidas y reemplazadas por unas
reproducciones, no hace mucho tiempo. Se
dice que las originales se encuentran dentro del edificio del teatro. Se
quitaron porque estaban sufriendo daño por estar tanto tiempo expuestas a los
elementos.
Todavía rememoro los días cuando intentaron llevarse la noble figura de La Maternidad del humilde
barrio Carit a otro lugar ¿de mayor prestigio? Un nutrido grupo de estudiantes
de los centros educativos de los alrededores evitaron tales propósitos. Nuestra querida amiga y
hermana Rosa Araya, que de Dios goce, fue una de las cabecillas del movimiento. Gracias a la tenacidad de la resistencia
de estos jóvenes, el monumento permanece todavía en los jardines de la Maternidad Carit, hoy Hospital de la
Mujer.
Aunque muchos consideran que el haber cerrado La Casa de Enseñanza de
Santo Tomás (primera universidad de Costa Rica) en aras de fortalecer y mejorar
la enseñanza secundaria, fue un error; sin duda alguna, don Mauro Fernández ha
sido hasta hoy uno de los mayores paladines de nuestro sistema educativo. Son
muchas las instituciones de instrucción que él fundó. La patria agradecida lo
honra en el billete de dos mil, se le concedió el banemeritazgo, una calle
josefina fue bautizada con su nombre, tiene un busto en el Parque Morazán,
también hay una escuela en San José centro que lleva su nombre. Sí, en la
escuela Mauro Fernández Chacón hay una hermosa estatuilla de don Mauro. Yo la
recuerdo de mármol. Recientemente han estado haciendo mejoras en la Escuela y
entre esas mejoras parece que a alguien se le ha ocurrido pintar la casaca de
don Mauro de negro. La estatua estaba
bastante descuidada, pero formaba parte de la fachada de la escuela y estaba expuesta
al público pero ahora se encuentra prisionera dentro de un enrejado de color
rojo y casi completamente escondida.
De paso aquí también recordamos el hermoso Parque Japonés insertado entre el Parque Morazán y el Parque España con sus cisnes, patos,
laguito, árboles y las graciosas lámparas metálicas, en forma de flores, que la
iluminaban. Un interesante monumento al ex presidente Daniel Oduber Quirós y una serie de placas
conmemorativas entre las cuales se destaca la del escritor Aquileo Echeverría,
se encuentran en este sitio. Hoy el antiguo parque, solamente forma parte de un
sueño sublime de hermosos tiempos idos, aunque no tan lejanos. El entorno de la figura del ex presidente
Rafael Ángel Calderón Guardia que se encuentra en el Hospital México también
fue modificado.
Hoy 29 de noviembre 2017 pasamos por el Parque Nacional y nos
encontramos con uno de los “de repentes” que se suelen dar en Costa Rica. Una
inusitada colección de esculturas de figuras humanas: mujeres, niños y hombres
de color blanco, que contrastan notablemente con el pedestal, la prisión, la
carga color oscuro que obstaculiza su empeño. Fuimos muy, pero muy gratamente
sorprendidos por este despliegue de talento artístico ¡Viva la creatividad! La
colección se titula Humanismo en el Siglo XXI y la autoría es de Edgar Zúñiga
Jiménez. La exposición permanecerá allí desde el primero del mes en curso hasta el 20 de febrero del 2018.
Una excelente iniciativa de la Alcaldía del cantón centrtal San José.
Para la Coleccionista de Espejos Franklyn Perry
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