Hace como tres años que no hago
mi acostumbrado comentario sobre la Feria del Libro costarricense, ¿Será que ya
se agotaron mis listas de quejas? Uno suele quejarse mucho y alabar muy poco.
En fin.
Este año vi las instalaciones más
ordenadas. Había más espacio en los pasillos y zonas para lectura y tertulia;
hasta presencie una sesión fotográfica y también unos jóvenes acostados en una
especie de almohadones leyendo en el suelo. En fin todo un “relax”. Como que la
gente se adueñó de los espacios libres, que finalmente se les concedieron.
Fue una idea genial la de sacar
los puestos de comidas, del edificio
principal y colocarlos en una gigantesca
carpa en los jardines. Dejó más espacio
libre para otras cosas. Además la carpa es señorial y hasta había espacio para dos salas de
conferencia. Me gusta el hecho que la
admisión a la Feria siguiera siendo libre y que las puertas laterales pudieran
permanecer abiertas, lo cual permite una ventilación natural.
Por otro lado me parece que las
librerías, editoriales y puestos, en su mayoría, no se esmeraron, como en otros
años en el ornato de sus puestos, es más, algunas de sus instalaciones lucían
viejas y desgastadas. Oí a algunos de
los arrendatarios quejándose de lo
estrecho de sus espacios.
El problema de dónde estacionar los autos y
escapar de la “mafia” de los cuida-carros, sigue sin solución. Hubo muchas
actividades pero la Traductología sigue siendo la Cenicienta de la Feria. No
encontré textos de traducción durante mis recorridos. Y si bien las
intervenciones sobre interpretación y traducción de ferias anteriores, no
llenaron mis expectativas, por lo menos había algo. También hizo falta mayor presencia de las etnias, más ahora que
de repente hemos descubierto que somos un país pluricultural y multiétnico.
La ex ministra de Cultura
Elizabeth Fonseca y sus colaboradores habían iniciado la excelente idea de
rendirles homenaje a personas que se habían destacado en el ámbito cultural
costarricense. Así asistimos a los que
le hicieron a Eulalia Bernard, Ana Poltronieri y Daniel Gallegos.
Me parece una feliz idea la de nuestra ministra de Cultura actual
Sylvie Durán, la de rendirles homenajes a nuestros artistas que han
engrandecido a esta patria nuestra. Doña Sylvie ha honrado, dentro del marco de
la 17 Feria Internacional del Libro Costa Rica 2016, a Rima de Vallbona y a José León Sánchez (Autor de La
Isla de los Hombres Solos); quien se vio rodeado de flores, lágrimas,
abrazos y aplausos la otra noche en el Teatro Nacional. Ambos todavía están con nosotros, no así Manuel
González Zeledón y Yolanda Orea muño,
que ya no, nos acompañan.
No satisfecha con eso, promete
honores para Carmen Lyra y Jorge Debravo,
en el 2017 y también se rindió homenaje a la Librería Lehmann toda una
institución al servicio del público lector costarricense, con 120 años de
hacerlo.
Agradecemos la página de promoción del Colegio de Costa
Rica en el folleto de programas y actividades de la Fil Costa Rica 2016.
Tampoco podemos dejar de mencionar las presentaciones de los becados del
Colegio de Costa Rica que fue muy
informativo y demostró la entrega de los becados.
Para la Coleccionista de Espejos Franklyn Perry
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