miércoles, 27 de julio de 2016

Con palabra de mujer...

Juana la Loca
Nacida el 6 de noviembre de 1479 en Tordesillas, Valladolid, Castilla de León, España, ídem 12 de abril de 1555, tercera hija de Isabel y Fernando los católicos, entre fue mejor conocida como Juana la Loca, por una supuesta enfermedad mental alegada por su padre y por su hijo para apartarla del trono y mantenerla encerrada en Tordesillas de por vida; pero quizás fue la primera feminista conocida, de ahí el mote con el que fue conocida más allá de la historia.
Por nacimiento fue INFANTA de Castilla y Aragón que, educada de acuerdo al estricto e itinerante ambiente de la corte castellano-aragonesa de su época estudió comportamiento religioso, urbanidad, buenas maneras propias de la corte, sin desestimar artes como la danza y la música, el entrenamiento como amazona y el conocimiento de lenguas romances propias de la península Ibérica, además del francés y del latin, el manejo de la casa que incluía personal religioso, oficiales administrativos, personal encargado de la alimentación y criadas, todo su ambiente, estaba totalmente dominado por sus padres hasta que llegó la dichosa pre-adolescencia: todo eso y más se fue al carajo, y exigió una educación igual al de su hermano Juan, Príncipe de Asturias y Gerona, obviamente no se los dieron y su madre, temerosa de que ese fuese el primer motivo para considerarla ligeramente anormal por no decir lo otro, trató de formarla en las doctrinas de la eclesiásticas, y trató lo más que pudo de mantener ese comportamiento en secreto, y se decía entonces que desde joven mostró signos de indiferencia religiosa: Dios es hombre, y los hombres lo usan a conveniencia…llegara el momento de que las mujeres gobernemos, ¿Qué tiene de malo si sabemos de otras cosas que no son religión y cuido de una casa?...
En 1496, a regañadientes (y algunos dicen que amarrada), una estrategia  política más, porque para nada más servían las mujeres contrajo matrimonio con el archiduque de Austria, duque de Borgoña y Bramante, y Conde de Flandes, Felipe el Hermoso, matrimonio con la que tampoco él estuvo de acuerdo: pocos saben que aconsejado por sus asesores francófilos a realizar las alianzas de matrimonio pactadas por su padre el Emperador, cuando su barco, ella encallaron por el clima, él se negó a ir a buscarla hasta meses después. Se dice que sin conocerse se enamoraron locamente al verse, pero entre ellos probablemente hubo desde el principio algún tipo de pacto de poder porque Felipe pronto perdió el interés en la relación, lo cual hizo nacer en Juana unos celos que han sido considerados patológicos por varios autores; en realidad junto a ella era más acorde las decisiones políticas y de estado; porque la que fue siempre modelo de rebeldía y altanería que andaba por ahí convertida en el peor de los desastres sociales, la que gustaba de los debates, las armas, las estrategias militares, y la que se rumoreaba por los pasillos del castillo que fue en realidad la culpable de que su madre escuchara a Cristóbal Colón, y etc., pasó a ser la devota madre de seis hijos que terminó encerrada en el Castillo de las Tordesillas, cuando se negó a aceptar su proclamación como reina de Castilla,  junto a su esposo, a la muerte de su madre, Isabel La Católico en 1504,…puedo muy bien gobernar solaPero el marido de Juana, el archiduque Felipe no estaba por renunciar al poder y en la concordia de Salamanca, (1505) se acordó el gobierno conjunto de Felipe, Fernando el Católico y la propia Juana. Entre tanto Felipe y Juana permanecieron en la corte de Bruselas, donde el 15 de septiembre de 1505 ella dio a luz a María, su quinto hijo. Mientras tanto se preparó una gran flota para transportar a la nueva familia real castellana a su reino.
De nuevo, se le consideró loca por la determinación de no aceptar los tronos sus hermanos Juan e Isabel, y de su sobrino Miguel de la Paz, con las coronas de Castilla y Aragón, tras su muerte, y finalmente cuando se pensaba que heredaría la corona de su padre, Fernando el Católico en 1516, sobre todo porque Felipe, con tan solo 28 años, había muerto 10 años antes en extrañas circunstancias, se convirtió nominalmente en la primera Reina de las coronas que conforman la España actual, cuando un mandato de su padre asumir el trono porque le fue entregado a su hijo Carlos I
De que estaba loca nunca se sabrá, pero se entiende cierta locura porque a la muerte de Felipe, acompañó el cortejo fúnebre por meses mientras buscaba un lugar donde enterrarlo porque Fernando, su padre veía con malos ojos que fuese enterrado en tierras españolas, sobre todo porque con el tiempo se volvieron enemigos por el poder y mandato de los reinos y por la benevolencia con Juana; a quien nunca se le concedió de manera el título de loca, por el contrario sabiendo que no la aceptarían como regente, un día antes de la muerte de Felipe I, los nobles acordaron formar un Consejo de Regencia interina para gobernar provisionalmente el reino; presidido por Cisneros y formado el Almirante y Contestable de Castilla, Pedro Manrique de Lara y Sandoval, duque de Navarra y, Diego Hurtado de Mendoza y Luna, Duque del Infantado, entre otros para que la ayudaran en caso de necesidad, pues la nobleza y las ciudades contendieron acerca de quién debía desempeñar la Regencia y mientras de uno y otro lao habían aguas divididas, en que unos decían que querían al emperador Maximiliano, porque Carlos I era menor de edad, por el otro, había quien deseaba que la regencia estuviera en manos de Fernando el Católico mientras llegaba el tiempo de que el príncipe asumiera,  y al centro, la reina Juana trató de gobernar por sí misma, revocando e invalidando las mercedes otorgadas por su marido, para lo cual intentó restaurar el Consejo Real de la época de su madre.  Sin consultar a Juana, Cisneros acudió a Fernando el Católico para que regresara a Castilla, pese a los intentos de la reina que de hecho, llegó a prohibir la entrada del arzobispo a palacio, para que no diera legalidad al nombramiento de regente a Fernando el Católico, el Consejo Real y Cisneros encausaron el vacío de poder con la convocatoria de Cortes, y lograron que los procuradores abandonaran Burgos sin haberse constituido como tales.  Inmediatamente Fernando, volvió a asumir el gobierno de Castilla y ordenando el encierro de Juana en Tordesillas para evitar que se formase un partido nobiliario en torno de su hija, por un lado, y por el otro, alejarla de Enrique VII, salvando el entuerto diplomático nombrando a Carlos, príncipe de Asturias, como su hijo y sucesor.
Desde que su padre la recluyera en 1509, la reina Juana permaneció en una casona-palacio-cárcel de Tordesillas hasta que murió, el 12 de abril de 1555, después de 46 años de reclusión forzosa y siempre vestida de negro, con la única compañía de su última hija, Catalina, hasta que esta salió en 1,525 para casarse con Juan III, de Portugal. Ninguneada y encerrada como presa política, los reyes Fernando y Carlos, borraron cualquier vestigio documental del encierro de la reina Juana: su confinamiento por su presunta incapacidad mental, era esencial para la legitimidad en el trono castellano primero de su padre Fernando y después de su hijo Carlos I. Si se empezaba a rumorear que la reina estaba cuerda, los adversarios del nuevo rey podrían derrocarlo por usurpador. De ahí que la figura de doña Juana se convirtiera en una pieza clave para legitimar el movimiento de las Comunidades; muestra que era una estratega brillante da cuenta el hecho de que cuando los COMUNEROS se levantaron armas con su asesoría, hubiese ganado si Carlos I no le hubiese pedido que valorara su amor de madre frente a la posición del reino: y una vez derrotados la volvió a recluir de por vida obligándola, a tomar los sacramentos aunque fuera mediante tortura, para que entendiera el valor de su amor de madre y mujer…
Nuevamente recluida, el deterioro de doña Juana fue evidente y progresivo, como testimoniaron los pocos que consiguieron visitarla; sobre todo cuando su hija menor partió y ya no  pudo defenderla del despótico trato del marqués de Denia, desde ese momento los episodios depresivos se sucedieron cada vez con más intensidad, y además se le unieron los problemas físicos que la dejaron finalmente invalida; y de nuevo se dijo que todo era culpa de su inapetencia por la religión y que, dado su estado mental, quizá la reina no había sido tratada adecuadamente. Sin embargo en su lecho de muerte se negó a confesarse al serle administrada la extremaunción.
Finalmente se ha escrito que la enfermedad podría haber sido causada por los celos hacia su marido y por el dolor que sintió tras su muerte, que era esquizofrénica, o cualquier zarta de cosas que siempre se nos achacan a las mujeres bajo esas circunstancias, pero estudios recientes detallan que todo fue un complot ideado por su padre y ratificado después, por su hijo Carlos I, por tanto su supuesta locura de amor, bien pudo ser locura porque siempre quiso ser libre e independiente y como muchas otras, lucho hasta el final…
Para La Coleccionista de Espejos:

Laura Sol Rivera…

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