viernes, 29 de abril de 2016

Quién fue y qué hizo...

El cuarto hijo, y único sobreviviente varón de Klara Pölzl, y Alois Hitler, se llamó Adolf Hitler, sí el mismo que es bien conocido como el más grande genocida de la época moderna, nacido en Braunau Am Inn, Austria, a las seis y media de la tarde del 20 de abril de 1889, hijo de una familia pequeña burguesa que se especula de origen judío. 

Desde niño su inclinación fue hacia el arte. De hecho, se dice que la negativa del hijo a seguir las indicaciones del padre, con respecto a que debía ser funcionario público, o comerciante fue lo que terminó con el primero el 3 de enero de 1903, y definió su destino como político, militar y dictador, canciller imperial desde 1933 y Führer —líder— de Alemania desde 1934 hasta su muerte. 

Habrá, tal vez, media docena de curadores que se especializan en la obra de uno de los artistas plásticos de corte impresionista que no fue bien encausado, más sin embargo de trazo firme y dinámico cuya obra, actualmente, está valorada en cientos de miles de dólares y contados…

El padre, un importante político y burócrata pensaba que su único hijo debía seguir sus pasos sobre todo porque en 1907 y otra vez en 1908, sus aspiraciones se arruinaron al no aprobar el examen de ingreso a la Academia de Bellas Artes de Viena, cuyos críticos, los mismos de Van Gogh consideraron que tenía más talento en la arquitectura que en la pintura. Uno de los instructores, que simpatizaba con su situación y creyendo que tenía algo de talento, sugirió que se aplicara en la Escuela Académica de Arquitectura. Sin embargo, esto requería que Hitler regresara a la escuela secundaria que había abandonado y a la que no estaba dispuesto a volver.  Insistió y se hizo vendedor ambulante de su obra reducida a postales de escenas de Viena, y frecuentando cafés de artistas en Múnich, mantuvo la esperanza incumplida de que artistas consagrados le pudiesen ayudar con su ambición de pintar profesionalmente. Hubo quién le dijo que se dedicara a la política; y antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial en agosto de 1939, según el detalle de El Libro Azul de la Guerra Británica, le dijo al embajador británico, Nevile Henderson, Yo soy artista y no político. Una vez que se resuelva la cuestión polaca, quiero terminar mi vida como artista… Unos meses después era el Führer, y ya se había olvidado de la pintura…

De ese otro lado de la moneda es de lo que vamos a hablar, pues es la muestra más clara de que buena o mala, artista o escritor, quien lleva la semilla del arte nunca descansa…

De 1908 a 1913, Hitler se dedicó a pintar postales y casas para ganarse la vida; pero su primer autorretrato vendría en 1910 a la edad de 21 años, esta y otras doce pinturas fueron descubiertas ocultas en la casa familiar de Essen, Alemania, 1945.

También incursionó en la venta al menudeo de sus obras, y su representante comercial, Samuel Morgenstern, un empresario austriaco, fue quien además de comprar muchos de sus cuadros de su época en Viena; mantenía una base de datos de los compradores a través de los cuales fue posible localizar a la importante mayoría de compradores de la obra del joven Hitler, que eran sin excepción judíos, de altos puestos sociales, como lo fue Josef Feingold, quien compró una serie de pinturas de Hitler que representaban la antigua Viena.

Su sed creativa, no se detuvo aun en su época como soldado de la PRIMERA GUERRA MUNDIAL, tendría por entonces 25 años y era común verlo en sus ratos de ocio, pintando temas que incluían casas de agricultores, estaciones, etc.

Según los HERMANOS ALINARI, los máximos conocedores de su obra, era un pintor triste, porque
empleaba colores de agua, y es señal de una profunda depresión que dejan ver que la habilidad para la pintura de Hitler era pobre; por ejemplo, porque pintaba personas rara vez. La causa que se especuló era falta de voluntad o falta de habilidad. Sus pinturas prestan énfasis en la arquitectura, mostrando lugares públicos, edificios y casas de campo. En otras, sin embargo, se concluyó que tenía una pizca de talento; sin embargo, quien no conozca quien es el autor al verlas reconocerá una bondad esencial que permite desarrollar un arcaje profundo y dominio único de la paleta, y que su desidia al dibujar figuras humanas, representaba una profunda falta de interés en las personas, como bien refleja la guerra y sus consecuencias, sino que era un sociopata.

  
La mayoría de sus pinturas fueron confiscadas por el Ejército de Estados Unidos a finales de la Segunda Guerra Mundial, y fueron llevadas a ese país junto con otros materiales capturados, y todavía se encuentran en poder del gobierno norteamericano, que se ha negado a permitir que sean exhibidas fuera de despachos privados gubernamentales. Otras, fueron tomadas por dueños particulares, y a principios del 2000, cuando se supuso que sus restos no estaban dentro del bunker en que murió el 30 de abril de 1945, Berlín Alemania, algunas comenzaron a ser vendidas en subastas; en 2009, una casa de subastas en Shropshire vendió 15 de las pinturas de Hitler por un total de 120.000 $, cada una, otra en el mismo lugar hizo lo propio con 13 obras por más de 100.000 €, y en el 2012 en Eslovaquia, una pintura individual se vendió por más de 42.300 $.



Para La Coleccionista de Espejos: AKM

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