martes, 19 de abril de 2016

En recuerdo de Abril...

Doce meses tiene el año pero ninguno, es como abril: sus días son como un tejido antiguo, crochet, que desgastado por la picadura de la cucaracha del tiempo suelta algunos puntos que ya no, volveré a unir porque al final, y es solo por recordarlo, es el mes en que más han muerto mis queridos: al final, la vida es siempre una ausencia más pero no un mismo final…
A Teacher Ana Lu, y a Iván G.
Todo lo que me dijiste Ana Lu, fue que aprendiste de la manera difícil que todo lo que somos es luz, y que la luz nunca nos abandona, no se deja tentar por el brillo de la manzana, no come frutas amargas, que el hambre pasa no solo con la justicia, sino cuando podemos hacer algo por cambiar el mundo, y que el mundo cabe en la mirada de nuestro amor, cualquiera que sea, y que todo todo lo que tenemos es el alma pero no que nunca volverías de tu viaje de salud…
Todo lo que me dijiste, Iván, es que no había que permitir que nos robaran los sueños los que no los tienen, que había que recordar que si nos perseguían y dañaban del modo que lo hacían era porque ellos sabían que hay una ficción entre las líneas del papel, las memorias y la retina que YO conocía al que ellos nunca podrían entrar, y me dijiste que nos veríamos pronto porque había que cambiar de aires… pero no que ya no me esperarías...
Todo lo que me dijo Chico, es que inevitable el paso del poeta por el corredor de fuego, esa es su vida: ser el algún lugar de la vida cotidiana, no queda más que ser como la más sagrada de las creencias, que el Dios del que nos hablan los otros para nosotros, los poetas, es siempre el maullido que nos espera al abrir la puerta de casa, esperando a que hagamos poesía; pero no que el camino era tan largo y agreste…
Todo lo que sé, es que Abril es el duende que camina despacio entre mis años: una eterna ausencia; esperando a que regresen…

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