Refugio Pereida
Ni ángel
ni virgen
ni historia ajena
me hicieron andar por otro lado.
Encontré la saliva infecta.
Nada me obligó a tomar la esquina de
las ilusiones.
Al principio comí pan de la semana
pasada.
Húmeda, primera mujer sorprendida por
su descaro,
me entretuve haciendo pasteles de lodo
que fueron burla del granizo.
Atenta leí el periódico de seres
rupestres.
La imaginación era un árbol de brevas
–dulces, pero inevitablemente verdes–
al que subía con el arañazo de los
gatos entre las ramas.
Mis ojos fueron sorprendidos por largas
caracolas
[naranjas y azules.
Me arrojé al fuego.
Maravillada, bailé sobre las brasas.
Así, como cuando
recién despertamos de un sueño de esos que nos restablecen la vida, esas trece
palabras iniciales, ¿Suerte de cábala?, se adentraron dentro de mi otro YO en
el espejo, aflotando algo que conozco bien: poesía…
Palabra que según los técnicos, proviene
del término latino poēsis, que a su
vez deriva de un concepto griego, que trata de la manifestación de la belleza o del sentimiento estético a través de la palabra, ya sea en verso o en prosa. De todas formas, su uso más
usual se refiere a los poemas y
composiciones en verso…
Para
mí, la poesía es en sí un ser humano y como tal tiene su personalidad, es decir,
que nos puede caer bien o mal pero nunca podrá ser ignorada. Los teóricos que, originalmente unida al música,
en concreto a la canción de la que se fue independizando, puede considerarse
como una de las artes más antiguas que ha ser bien escrita mediante un discurso
literario o artístico que se rige por una singular disposición y relación
rítmica, de equivalencia entre sonidos e imágenes, cuando en realidad, el
escribir bien es asunto de académicos, para eso estudian y les pagan: el arte
poético es un instinto formador que nace de la arveja tierna del conocimiento
interior, por tanto, crece y evoluciona con uno hasta que un día simplemente
florece, como en este caso; cuyo mapa interior sigue un desarrollo
completamente distinto al de otros; y eso es un logro.
Todos sabemos que los seres humanos tienen
cinco sentidos, mecanismos fisiológicos de percepción que nos
permite palpar lo que está a nuestro alrededor, así como determinados estados
internos del organismo, actualmente se distinguen más, si bien los
investigadores no se ponen totalmente de acuerdo en cuanto a su número y
clasificación, yo creo que al de:
1.
De la
vista, el primero en desarrollarse en todo sentido
2.
El
gusto, el único sentido químico del cuerpo
3.
El Oído,
que es el que nos permite escuchar los latidos del corazón
4.
El
olfato, que también es químico, y
5.
El
tacto, que condensa todos los anteriores, y que en sí lo que poéticamente
hablando, nos interesa.
Debe agregarse
·
La termocepción,
poemas hay que enchilan la piel
·
La nocicepción, poemas existen que nos
duelen
·
La propiocepción, es la percepción
del conocimiento del cuerpo o de la situación de las diferentes partes de
nuestro cuerpo; y
·
La equilibricepción, o sentido
del equilibrio…
Lo mío es la poesía. Por eso será
que puedo reconocer el desarrollo del sueño del/a poeta que, de la mano nos
dice
Dispuesta a seguir este viaje,
llevo la caja de naipes que guardaba
para las tristezas
y un pañuelo de sedoso verdor
–herencia de mi abuela que es también
abuela de los cielos remotos–.
No estoy columpiándome sobre los
badajos,
soy el hueco inundado por las palabras
de otros tiempos,
resisto lo mismo que un perfil de
palomas llenas de corucos…
Tras su paso voy, llevando sobre la
cabeza una sola
pregunta pegada a instinto lector, preguntándome, ¿De dónde viene este cantar
que despierta a las diosas dormidas en mí. De dónde? No sé qué serán los corucos pero deben ser
como los pájaros que en antaño, volaban sobre el cielo, haciendo círculos, buscando
el volver a casa diario para empezar mañana lo que ya había hecho hoy: escribir
con ese vaho tibio del conocimiento interior que deja al final de cuentas la
rabia, la luz al final del camino…
No he sido la única piedra que
enloqueció en
[el barranco.
A veces choqué, a veces me arañaron, a
veces me
[encendieron.
Síntomas tuve, fiebre tuve, carne tuve.
Desde un punto de
vista métrico, la poesía traslada al papel una experiencia humana emocional y
sensualmente significativa, en que la intensidad de las sílabas (fuertes o
débiles a la vez) definen en su acentuación un espacio-tiempo que no todos los
poetas eligen explorar con facilidad, pues los modelos rítmicos, se concatenan
en muchas lenguas, ritmos poéticos, que derivan en un sometimiento y combinación
de saberes fluctuantes que lo hacen llamativo a leerse como lee una, en lo
personal, su propia historia deseando que escuchaba comprenda que,
Para hablar de los ataques
comenzaré por explicar los límites de
un fragmento.
No tengo quince años,
ya me puedo localizar en la cartografía
de los hallazgos
[inútiles.
Me veo dentro del mecanismo propio del
desequilibrio,
estoy en el lado izquierdo de un lábaro
desgarrado
[por conflictos,
en una nación de ciudadanos heridos por
la carcajada
[del polvo.
Cotidianidad. Relato hecho con las punzantes
entretelones del corpus de lo cuotidiano, ingrediente principal de esta
costumbre de mujeres de barro, ya saben, las que por su sabiduría escuchaban
las voces de sus diosas interiores, y a ellas atendían con la misma devoción
con que cuidaban a los que partían al amanecer a pescar, o cazar el alimento
familiar, elaboran los ensalmos que cosechaban del árbol del día, encendían la
misma piedra de hogueras en que sus abuelas cocían las noches para recordar su
historia que desde la antigüedad, entre los sumerios, los asirio-babilónicos y
los judíos, mientras hilaban con la punta larga y decadente de una historia que
se cuenta a lo largo de las ilusiones y los espejos de la vida; determinaban el
destino de un lienzo en el que la rabia pinta un mundo material que como
hormigas, una tras otra, devenían su mundo, recuerdo e historia, conjugando los
legados de su cultura con el carácter ritual y comunitario, las labores
cotidianas y los juegos, escribían los
conjuros que despertaban las Diosas que les prodigaban el camino de vuelta a
casa, a las ilusiones, al amor, o a cualquier otra pequeña cosa.
Me busco en la bondad como semilla de
sésamo,
hago hablar a la lengua de los medrosos
tréboles [de la suerte.
Quiero ser buena persona y no sé cómo.
Eso me decía yo en algún sueño.
En comunión, cada una de las diosas, y eran
nueve, deja caer su ofrenda en el cuenco de la página para ser inmolado por los
mortales:
EL MISTERIO DEL CONTAGIO
SÍNTOMAS
CONFUSOS DEL INCENDIO
TOCAS LA PRIMERA TIERRA Y TE MUERDEN
LOS ROSTROS DE LA HOJA
TIEMPO DE TARASCADAS:
LA RAZÓN ES UN ANIMAL PEQUEÑO
MORFOLOGÍA APROXIMADA,
DIAGNÓSTICO, TRATAMIENTO
EN ALGÚN MOMENTO LA MÚSICA TENÍA QUE ACABAR
Es la medida que permite vivir, generar la
rabia, palabra compuesta por una suerte
de detalles con Nombre femenino
• Enfermedad infecciosa, causada por un virus, que
padecen ciertos animales, especialmente los perros, y que se transmite a otros
animales y al hombre a través de la saliva.
• Enojo grande que se manifiesta con palabras,
gritos y ademanes bruscos y violentos,
• Causa o fuerza que supuestamente determina que
los hechos y circunstancias imprevisibles o no intencionadas se desarrollen de
una manera o de otra.
• Conjunto de sucesos o circunstancias que se
consideran predeterminados para la vida de alguien.
otro sinónimo femenino del azar tan común al
poeta es otra cosa, y está echada, decimos por acá; es solo el reflejo de la
luz huyendo de una caja mágica: y el libro tiene su propia magia.
Seguimos el viaje, mi hermano dijo: en
la vida
se debe llegar más lejos que Naucalpan;
yo llegué a Atenas, pero me fue difícil
tocar a la puerta
[de la lógica.
He sido superficial involuntariamente,
no he llegado
[tan lejos.
Ni conocí la profundidad de las cosas,
como
diría el poeta enamorado de la pequeña Juana.
Seguimos
el viaje: entrelazando el uso de ciertas normas formales en la elaboración de
los textos como parte de la poesía, los versos, estrofas contienen un ritmo que
hace no querer que dejemos de mirar, leer, las características que conforman un
libro simbólico, de hechizos, como corresponde a esta hereda de costumbres
ancestrales, cuya métrica es parte de una/o, solo que diluyendo la aplicación
de recursos literarios y estilísticos minimiza mucho de lo que a lo interior
del libro se dice, y casi no nos damos cuenta de que nos hablan las diosas: a lo largo del texto, los trastornos del paradójico sueño de Suerte de Rabia se clasifican en
disomnias, parasomnias, alteraciones relacionadas con causas médicas o
psiquiátricas y otros trastronos afectan de un modo más o menos acentuado a la
mirada del/a la poeta
De nada sirve taparse las orejas con
migajas,
amarrarse los cabellos con un rastro de
escorpión,
crear talleres donde se aprenda a
cubrir el miedo con
[joyas de la noche.
De nada sirve volver al cuarto de los
secretos,
llevamos el hábito de las avispas en
esta larga fila
[de amores indefinidos;
está fuera de lugar el pez y se ahogan
entre sí
[los océanos.
Dicho con aparente facilidad, construye una actitud activa que induce,
¿seduce?, a quien inicia el viaje, dice ella misma, muchas veces y cada vez con
un sentido distinto, con una voz diferente que, como un cantar, único y
personal, en solitario, nos hace saber que la inmensidad de la evocación huele
a ese desierto que llevábamos por dentro, y que dejamos escondido en algún rincón
de la memoria
Simplemente por decir, resume a la poeta tal
cual es: artífice de su propio destino y que no es otra cosa que ese gen
primigenio que llamamos poesía que las diosas saben muy bien como diseminar
entre sus creyentes…
Del oficio de los viajeros está
edificado el muro [de la noche.
Al cruzarlo, uno tras otro, conocemos
las puertas
para abandonar el reino [del miedo.
Ante esto:
Estuve en el remolino de un altozano
contaminado.
Soy una maraña de paja que deseaba
conocer
el principio, el desarrollo y el
desenlace
de su enfermedad:
amor e historia como tierra penetrada.
Soy un desierto visto por su propia
arena.
La caligrafía hecha de valores simbólicos que
restablecen punto a punto, que el poeta, con independencia de si hombre o
mujer, sabe que la poesía huele a mar, a ese mismo mar que como el desierto
convierte las palabras en la húmeda arena del recuento que nos lleva por entre
las comisuras de las palabras, solo me queda decir, y que quede claro, abandono toda esperanza de huir, me entrego a la enfermedad...
Salud poeta,
Sigo leyendo...
Para La Coleccionista de Espejos
Dlia Mc Donald
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