miércoles, 8 de abril de 2015

William Blake



 Sí don Guillermo aquel que hizo al tigre también creó al cordero...

Si bien, desde la infancia se le conoce como el Loco Blake, este  es quizás uno de los más importantes poetas del ideario inglés.  Nació en Londres el 28 de noviembre de 1,757, hijo de James y Catherine Blake, ambos  recién llegados a la clase media inglesa. 


Dos de los seis hermanos de los Blake murieron durante su niñez, y eso en el joven Blake causó alguna forma de interacción, pues desde su más tierna infancia,  William asegura haber tenido sueños y visiones místicos lo cual le  ganó el apodo de Mad Blake, esto hace nos hace recordar a personalidades como Cristóbal Colón,  León Tolstoi y misma Virginia Woolf, por el don profético que parecía tener, que empieza a manifestarse cuando a los cuatro años de edad, dijo que vio a Dios asomado a una de las ventanas de su habitación; a los nueve, paseando por el campo se encontró con varios ángeles sentados en las ramas de un árbol.   Alarmados, tanto James como Catherine reconocieron que su hijo era diferente al común de los niños,  y optaron por decirle que dejara de mentir, pero nada lo pudo detener, siguió acompañado de acontecimientos sobrenaturales durante toda su vida; por lo cual decidieron educarlo en casa en vez de enviarlo a la escuela.

 A los diez años les dijo que quería ser pintor por lo que se le matriculó en una escuela de dibujo. A los doce escribe sus primeros poemas.  Dos años más tarde abandona la academia de arte y fue colocado, en calidad de aprendiz de grabador, donde según la costumbre de la época, permanecería durante siete años. Una de sus tareas era la de hacer esbozos de las tumbas de la Abadía de Westminster. Esta asignación lo colocaría frente a frente con las obras de los grandes maestros del arte gótico. De Allí recoge inspiración que lo acompañaría durante el resto de su vida. Tras finalizar sus años de aprendiz, asiste brevemente a la Royal Academy.


En 1782 casó con Catherine Boucher quien, tras enseñarle a leer y escribir, además del grabado,  se converztiría en su mano derecha y asistente fiel. No tuvieron hijos.  Blake también le enseñó a su hermano  menor, Robert, a  pintar y a grabar.  En 1787 el muchacho, se enferma y muere, probablemente de tuberculosis. William dice recibir varias visitas de su hermano muerto, inclusive una en que ve al espíritu de Robert batiendo sus manos alegremente y una serie de visitas en que el fantasma le brinda información sobre nuevas técnicas en artes plásticas. Blake no solamente tiene contacto con su hermano muerto,  sino que lo hace con algunos personajes históricos como Milton y Voltaire después de desaparecidos. Algunos consideran que más que visiones místicos sufría de una esquizofrenia galopante. 


  Por haber nacido en 1,757, es decir, en un período de transición entre el Neo-clasismo y el  Romanticismo,  su obra va a reflejar influencia de ambas tendencias estéticas;  pero también se le considera precursor de la Vanguardia del siglo XX (Simbolismo y Surrealismo) especialmente por la frecuencia de lo onírico en su obra. Su fecha de nacimiento también lo va a obligar a presenciar algunos acontecimientos históricos de gran importancia. Entre ellos: La Revolución Industrial, fenómeno que marcó a autores como Charles Dickens; la llamada Revolución de las trece colonias norteamericanas, Blake se manifestó abiertamente a favor de las Colonias; la Revolución Francesa, de la que muy pocos artistas de la época se pudieron retraer.  Dos de sus poemas se refieren directamente a estos aconteceres: América, una Profecía y La Revolución Francesa.


Quizás lo que más me impresiona de William Blake son dos poemarios hermanos,  de su autoría, tituladas  Songs of Innocence  y  Songs of experience y los conceptos filosóficos-teológicos-religiosos que los rodea.  Aunque por los  títulos de los dos poemas principales,  parecieran fábulas o  bestiarios: El Cordero y El Tigre. No lo son. El Cordero es símbolo tradicional de Jesucristo, el que quita el pecado del mundo… mientras que el tigre representa el horror en el ser humano. El cordero puede verse como el estado de inocencia en el bucólico Huerto del Edén, nuestros primeros padres antes de la caída y la expulsión del Paraíso, es decir Adán y Eva antes de la experiencia, llámese pecado. El tigre en cambio es la pareja primigenia después de la experiencia, es Eva después de su encuentro con la serpiente llámese la experiencia, Satanás,el pecado y Adán una vez que se hubo comido la fruta, ambos ahora como dioses en cuanto a que conocen el bien y el mal.



Para ver un mundo en un grano de arena
y un paraíso en una flor silvestre,
sostén el infinito en la palma de la mano
y la eternidad en una hora.
(Fragmento de Augurios de inocencia)



De estos  dos poemarios, se desprende que la total inocencia se traduce en naiveté, ignorancia, ingenuidad,  lo cual no es aconsejable para vivir en este mundo. La malicia es necesaria. Empero la maldad que se deriva de la experiencia y por ende el pecado, tampoco es buena, una vez abierta la Caja de Pandora.  El estado ideal del ser humano es, entonces, el de la inocencia recobrada luego de haber  transitado por el sendero  escabroso de la experiencia, por lo tanto ni cordero ni tigre.


Ahora ¿Cómo se llega a ese estado soñado? Simplemente por medio de la religión en el sentido latino del vocablo que se deriva de ligare, es decir amarrar.  El ser humano.  Al principio estaba amarrado, ligado a su Dios, pero  la serpiente o la desobediencia  lo desligaron de su Creador. El nexo entre Dios y el ser humano es el cordero, Jesucristo, el Redentor.  Habiendo desechado al tigre es necesario volverse a “amarrar” a Dios por medio de su  hijo Jesucristo



Para La Coleccionista de Espejos…

Franklyn Perry P.

Datos e ilustraciones tomados de internet...

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