domingo, 19 de abril de 2015

Un Vistazo al genio...

Francisco Zuñiga Chavarría

Hijo de Manuel Zúñiga Rodríguez, imagenerista religioso (y continuista de la tradición familiar de tallistas y escultores), bastante connotado en su momento, José de Jesús Francisco Zúñiga Chavarría, San José, Costa Rica, el 27 de diciembre de 1912, fue uno de los grandes y definidos navegantes territorios de la escultura y pintura que, como muchos tuvo dos patrias y un solo amor el arte…

En el país es solo conocido por ser el autor de las monumentales gordas que miran pensativas el pasar de la gente frente a la tienda Simón, o a la entrada del Ministerio de Cultura, pero en Mexico, país que lo acogio el modernismo de su pintura y escultura, es considerado uno de los cien mexicanos más notables del Siglo XX.

Hablar de su obra, equivale a hablar de curvaturas, y vuelos sostenidos con el innegable don de conocer todos los sentidos del arte, pese a ser inicialmente autodidacta: a los quince años, 1927, se matriculó en la Escuela de Bellas Artes de su ciudad natal, donde recibió lecciones de dibujo hasta que impulsado por su necesidad de expresión de 1928-1934 trabajó como ayudante en el taller familiar de escultura religiosa. Un año después, 1935, con La maternidad, una imponente escultura en piedra ganó el primer premio del Salón de Escultura en Costa Rica.  Un año después, fijó su residencia en México, seducido por la luz, el color y las texturas de aquel país. Reinicia sus estudios con DISEÑO con Rodríguez Lozano y ESCULTURA con Oliverio Martínez, con quien colaboró para realizar los innovadores grupos escultóricos del monumento a la Revolución Mexicana. En 1938 fue nombrado profesor la escuela de Escultura y Talla Directa "La Esmeralda", dirigida por Guillermo Ruiz, su fundador.
En 1946 se independizó y comenzó los encargos oficiales con el monumento conmemorativo de la presa de Valsequillo (Puebla). En 1958 obtuvo el Primer Premio de Escultura del Instituto Nacional de Bellas Artes.
Realizó numerosos monumentos, entre los que destaca el monumento al poeta Ramón López Valverde, un conjunto de bajo-relieves y de figuras levantado en la villa de Zapotecas; La richesse de la mer (La riqueza de la mar), en el puerto de Veracruz, o la fachada de la Secretaría de Comunicaciones.

Su personal estilo se caracteriza por la representación de recios y orgullosos personajes indígenas, sobre todo femeninos, como Elena sentada (1966), Evelia sentada (1970), Juchiteca sentado y un canasto (1973), Yalalteca (1975), Tres generaciones (1985) y Orate (1987); en ellas utilizó como materiales el bronce, la madera, la piedra, el mármol o el ónix, porque llegó a dominar a la perfección lo que podía sacar del juego de luces de esas profundidades, como lo demostró, porque aún ciego, desde 1973 hasta su muerte, el 9 de agosto de 1998, continuo trabajando, esta vez en terracota, es decir, escultura, y eso muestra su amor por lo que hacía. Fue Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Cellas Artes.

Murió el 9 de agosto, de 1990

Obras

Su estilo único es caracterizado por la representación de recios y orgullosos personajes indígenas, sobre todo femeninos, como:
  • Monumento a Ramón López Velarde (1952),
  • Relieves en el edificio de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en talla directa (1954),
  • Elena sentada (1966),
  • Evelia sentada (1970),
  • Juchiteca sentado y un canasto (1973),
  • Yalalteca (1975),
  • Tres generaciones (1985),
  • Orate (1987); en ellas utilizó como materiales el bronce, la madera, la piedra, el mármol o el ónix.
Para La Coleccionista de Espejos: YKM




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