sábado, 20 de diciembre de 2014

2. Literatura norteamericana

La literatura de los Estados Unidos puede estudiarse, o bien dentro de la Literatura Inglesa, o bien como otra tradición literaria aparte pero se ha de dejar en claro que sus comienzos derivan de formas y estilos europeos. Por ejemplo: Wieland y otras  novelas escritas por Charles Brockden Brown, imitan de manera con claridad la novela gótica inglesa, escritas entre 1771 y 1810, por cuya influencia incluso las historias de Rip Van Winkle y The legend of Spleepy Hollow, parecen europeas a pesar de su escenario estadounidense.

Debe entenderse que el simbolismo, el realismo y el naturalismo, lo que aquí en Costa Rica se conoce como transcendentalismo y literatura de la frontera, nacen de ese tiempo y todas con excepciones notorias evolucionan de distintas. Y fuera del anterior, pensemos en que son pocos los dan pie al inicio de la literatura norteamericana.

Entonces, puede que el primer escritor estadounidense con una nueva forma de entender la ficción y la poesía fuese Edgar Allan Poe, 1809-1849, quien en 1835  comenzó a escribir The Masque of the Red Death, The Pit and the Pendulum, The Fall of the House of Usher, y The Murder in the Rue Morgue, cuyos personajes atravesaban fronteras que llevaban de la ficción hacia el misterio, el terror y la fantasía.

A su lado, más bien competidor de Poe aunque no sea muy conocido, Nathaniel Hawthorne, 1804-1864, compiló en 1837 Twice-Told Tales, un libro cargado de referencias simbólicas e incidentes misteriosos. También escribió romances de mayor extensión, novelas alegóricas que exploran temas como el pecado, el orgullo y la represión de los sentimientos que culminan en su obra maestra La letra escarlata, todo acaecido en la Nueva Inglaterra donde creció.

Amigo de Hawthorne, Herman Melville, 1819-1891, autor de novelas de corte especulativo y filosófico, cuyos trabajos más elaborados casi no se vendieron y ha permanecido olvidado durante mucho tiempo hasta que escribió Moby Dick, se vio influido por la obra del anterior, pues es del todo claro que una aventura ambientada en una travesía de balleneros, se convierte en el vehículo para analizar temas tales como la obsesión, la naturaleza de lo diabólico y la lucha humana contra la naturaleza, tesis que reforzada en Billy Bud, en que dramatiza el conflicto entre el deber y la compasión a bordo de un barco en tiempos de guerra.

   Posterior a ellos, Ralph Waldo Emerson, 1803-1882, principia a ser conocido literariamente a partir de 1836, con Nature, en él Emerson afirmaba que era posible elevar el estado espiritual del individuo estudiando y dando respuestas al mundo que nos rodea. Su trabajo no sólo influyó a los escritores que le rodeaban, con quienes formó el movimiento conocido como Trascendentalismo, sino también a buena parte de quienes escucharon sus conferencias.

El compañero más sobresaliente de Emerson fue Henry David Thoreau, 1817-1862,  autor de Walden, extensas memorias escritas en  solitario durante dos años en una cabaña al lado de una laguna, convencido inconformista que abogaba por la resistencia contra lo que dicta la sociedad. Sus escritos radicales expresan una tendencia profundamente arraigada hacia el individualismo del ciudadano estadounidense.

  Lejos de la Costa Este, en el estado-frontera de Misuri, es Mark Twain, (seudónimo de autor de Samuel Clemens, 1835-1910),  fue el primer escritor cuyas obras, maestras desde el principio, Vida en el Misisipi, y la novela Las aventuras de Huckleberry Finn, cambió la forma en que los estadounidenses escribían su propia lengua, por su marcada influencia regional, que influido por el periodismo, plasmaba las variedades dialectales de las lenguas vernáculas de sus personajes. Su lenguaje directo, sin adornos, pero a la vez muy sugerente y tremendamente divertido.

Finalmente, Henry James, 1843-1916, un desafio para cualquier lector sus intrincadas y tremendamente pulidas oraciones en las que disecciona hasta los más pequeños matices de las emociones de sus personajes, por quien aunque nació en Nueva York, pasó buena parte de su vida en Inglaterra, por lo que confrontó en sus escritos el dilema entre el Viejo y el Nuevo Mundo. Sus trabajos más accesibles son las novelas cortas Daisy Miller, y La vuelta de tuerca...

Para La Coleccionista de Espejos:

Dr. M.L. Calebth Aguilar F.


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