viernes, 27 de junio de 2014

1. A propósito de Literatura y lectura...

 ¿Desde cuando existe la literatura?

Respuesta compleja y sencilla a la vez.  

Todo empieza con la vieja costumbre de comunicación que marca un norte en el ser humano y que deberíamos considerar como parte de su ser.

Después de lo expuesto en distintas cuevas europeas de Altamira, y más recientemente en otras regiones del globo, cuyos grafitos podrían considerarse literatura tendríamos que empezar por decir la Literatura no empieza con lo medieval. Lo medieval organizó las propuestas actuales y lo hizo desde distintos puntos de vista; aunque es difícil imaginar que antes de este tiempo en que vivimos, que antes del descubrimiento de la IMPRENTA que existiera literatura, o que existiera el tema de los libros impresos.  Los primeros registros se remontan al MEDIEVO, y a todos aquellos escritos realizados principalmente en Europa después de la caída del Imperio Romano, inicios del Renacimiento, mejor conocidos como manuscritos.

Aunque la mayoría estuvo compuesto básicamente hechos por escritos religiosos, que
abarca desde los escritos más sagrados hasta los más profanos, a causa de la gran amplitud espacial y temporal de este período se hace difícil hablar de la literatura medieval en términos generales sin caer en simplificaciones.

Por ello, es más adecuado caracterizar las obras literarias por su lugar de origen, su lenguaje o su género, y en este punto, es prioritariamente el aporte de l@s descalz@s, mejor conocidas como BRUJAS: autores ANONIMOS que, desde el anonimato realizaron la mayor y más valiosas incorporaciones literarias.  De hecho, una gran cantidad de obras pertenecientes a la literatura medieval son, o fueron, anónimas, por lo que podemos inferir que dadas las circunstancias a mayoría de estos autores del y desde el anonimato fueron mujeres.  Esto no es debido únicamente a la falta de documentos de este período, sino también a que el papel que jugaban las féminas en aquella época difiere considerablemente de la interpretación romántica de la actualidad, sino a que los autores de ese momento, estaban sometidos a menudo a los escritores clásicos (Cosa que al menos en Costa Rica no ha cambiado), y a los Padres de la Iglesia Católica, cuya tendencia es a reescribir historias, que habían oído o leído, de forma embellecida, más que a crear historias nuevas. E incluso cuando creaban una nueva historia no suele quedar claro quién era el autor, ya que atribuían ciertas ideas a otros libros de otros autores. Esto hace que el nombre de los autores individuales sea poco o nada importante y por ello, los grandes trabajos de la época nunca son atribuidos a una persona en concreto.

Siendo el Clero Católico, el centro intelectual de la sociedad durante la Edad Media, establezcamos que la mayoría de los trabajos relacionados con la teología fueron el tipo de literatura dominante predominante, razón por la que su producción literaria fue, con sus diferencias, la más productiva.  Eso es evidente por los numerosos himnos, liturgias y paralitúrgicos, misales y estudios religiosos llevados a cabo por estudiosos religiosos como Anselmo de Canterbury, Santo Tomás de Aquino y Aberlard, cuyos tratados religiosos de reconciliación del ideario griego y pagano romano con los postulados de las doctrinas de la Iglesia Católica, y agreguemos las hagiografías, o Vidas de los Santos, subsisten hasta hoy.

 Ahí es cuando la literatura se vuelve una realidad de vida.

 Según estudios después de la Biblia, el libro más leído es Leyenda Dorada, de Santiago de Vorágine.  También debemos tomar en cuenta que entre los franciscanos, quienes eran escritores muy proper, diríamos hoy en día, es San Francisco de Asís. Empero, Día de Ira (Dies Irae) y Estaba la madre (Stabat Mater), poemas latinos de corte religioso en que no era raro encontrar poesía goliaárdica (estrofas de cuatro líneas de versos satíricos), utilizada por algunos clérigos para expresar su desacuerdo en algún tema. Dejemos que de ello derivaron los juegos misteriosos, escritos normalmente controlados por las cofradías locales, y los autos religiosos eran llevados a cabo regularmente en días festivos determinados, a menudo durando todo el día y parte de la noche; ampliamente difundidos en apariencia por teólogos o clericós, perdiendo el tiempo con promulgaciones simples de una escena bíblica sola, convirtiéndose en la explicación y expresión de los acontecimientos cruciales en la Biblia, mediante obras teatrales

No solo la iglesia proveyó lectura y entretenimiento: la población judía europea también produjo un cierto número de escritores destacados y, la literatura laica en este período no fue tan productiva como la literatura religiosa, pero gran parte del material ha sobrevivido y poseemos hoy una gran cantidad de obras de la época, crítica con la corrupción del clero.

 
Para entonces, el tema del AMOR, cobró importancia en el siglo XI,  especialmente en las lenguas romances, principalmente, donde los mal llamados cantantes ambulantes, trovadores, se ganaban la vida con sus canciones, derivados de poemas de su propia autoría.

También se pueden encontrar en este período poesías políticas, especialmente a finales de la Edad Media, escritas tanto por clérigos como por escritores laicos, que utilizaban la forma del goliárdico. La literatura de viaje también fue muy popular en esta época, cuyos escritos entretenían a la sociedad con historias de fabulosas tierras (si no embellecidas, muchas veces falsas) más allá de las fronteras que la mayoría de las personas nunca habían cruzado. Cabe destacar la importancia de los peregrinajes en esa época, especialmente el de Santiago de Compostela, fuente de fábulas e historias influidas por la prominencia de los Cuentos de Canterbury, de Geoffrey Chaucer…

Para La Coleccionista de Espejos: Gaby P.

Corregido por AKM

 

 

 

 
 
 
 
 

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