miércoles, 12 de marzo de 2014

Trece interjecciones feminas y familiares...

 

A mis amiga/os, en estos días de depre por nuestras perdidas físicas y emocionales. Dell...

¡Pues sí!  Naciste mujer pero la vida no quería lastimarte. Los demás sí pero le llamaban poesía o cualquier otra cosa. Entiende, la vida es tan solo un estante sin fondo, y no por mucho estudiar se hace poesía o poeta. La poesía es una flor que a veces, nace en el fango y se deshace con la lluvia de nuestra memoria...

¡Ajá! Te han dicho siempre que estás loca porque no piensas, vistes, miras educada y sumisamente como las demás, pero no, que existen distintos tipos de locura y que no debe importarnos lo que piensen otros sino lo que piensa y dice el lápiz de la realidad que nos escribe, ¿Acaso seriamos distintas si camináramos sobre papel de arroz sin dejar más huella que escapar de nosotras mismas?

¡Por supuesto! Cada día se vive según lo que se ve pero una vez que se acaban sus destellos buscas aquel minuto en el que vive una flor que no es más que la paz que florece en la ultima luz azul de la tarde y que nos consuela: no todas conocen la felicidad que llevamos dentro y las primeras en ignorarlo somos nosotras mismas...  

¡Por Dios! Yo nunca me dije poeta. La poesía me dijo Salud Poeta y me dio su Pandora: florezco bajo la sombra de enfrentar la dura loza de violines ajenos, pues qué otra cosa son los milagros sino un sueño que cayó de un pedazo de la realidad que vivimos, ¿Maldita? Perdón pero Mujer. Vida. Poeta. Poesía. Son Todas palabras de mujeres, ¿No se supone que de luchar —otra fémina en desgracia— contra todo lo que nos enseñaron es de lo que se trata? Quizás es que por más viejo el camino, siempre deja polvo y polvo somos seremos y le gusta vivir en nuestros ojos...

¡Carajo! Todavía duele, aunque ya no estén, las palabras de cascarón y huevo podrido de esa pareja agresora que siempre nos rodean; celo y envidia.  La envidia, la bruja mala de todos los cuentos, es cuando te dicen que no sabes lo que haces porque te falta el conocimiento que el celo da, a veces me pregunto sí sabrán que cuando dicen que SE LES ENVIDIA,  dejan abierto el pensar ¿Será que el talento es nato y no cuestión de hormonas, circunstancias,  producto de un error del día o, porque permitimos que otros nos avasallen?...

¡Pues sí! Pelear, enfrentar, decir pero sobre la mirada, son muchas cosas femeninas que quizás no vemos siempre, ¿Qué ves al despertar sino la ilusión de seguir viviendo como la maternidad que florece día a día de todo lo que vemos?

¡Con razón!, se mezclan los géneros, ¿verdad? Es porque la poesía es vida y la vida, amor: lo único que extrañamos siempre porque siempre queremos que nos mimen, y ¿Será que la poesía no tiene falos ni hendiduras, solo comprensión?...

¡Anjá!. Te dijeron que poesía es amor, y el amor una extensión del mar: infinito y salobre pero casi siempre nos gusta así, nada cambia sino queremos...

¡De acuerdo! Por nacimiento, la maldición de la poesía me persignará siempre. Porque de día desaparece el papel entre dragones de angustia y de noche alucino el mismo papel que ellos quemaron porque siempre hay algo que olvidé decir, y es que, No, no, todo es solidad, también existen agujeros por donde entran nuestros miedos...

¡Claro! Muchas escogemos la soledad porque es ese lugar oscuro donde nos esperan los monstruos que llevamos dentro, y que no son otra cosa que las tragedias que nos legan quienes nos miran sin saber ¿qué, quiénes somos?, y quieren que seamos como ellos obligándonos a querer morir, a no estar para no escucharlos o soportar cuando dicen a tus espaldas, AMARGADA, ENVIOSA, SUFRIDA, TONTA, tantas féminas groseras, en lugar de pensar que el único hombre que nos interesa es EL RESPETO...

¡Obvio!. Aunque... En realidad No, no lo sé pero quizás el sueño de la muerte, en especial la del poeta, no es más que aquello que nos han hecho ver que somos: nada importa ni es importante sino saber que es el ser amado que nos acompaña escuchando el arrullo que nos canta una canción de cuna en sus regazos lo que nos llama, y aunque solas siempre hay algo...

¡Ok! La poesía nunca quiere lastimarnos, es solo un suéter azul cubriendo nuestra nostalgia del daño de  los demás y el tiempo. En cambio la vida sí que nos lastima pero le permitimos siete que no nos: cuide, dé fuerzas, ilumine, dé alegría, ilumine el camino, sane, bendiga de la mejor forma que sabe y nos ayude...

¡Por cierto! Eso es todo...
Para La Coleccionista de Espejos:
                                                       Dlia Mc Donald Woolery

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