Con el Caribe y su entorno literario, intentaremos bucear dentro de su conocimiento como cultura, en especial, de los países y regiones que la componen.
Tanto la literatura como la cultura
caribeña en general, los teóricos y académicos han construido una interminable
relación de excelentes representantes a través de músicos, pintores, escritores, pensadores, intelectuales, luchadores sociales, etc., y muy pocas veces su historia pero sin tomar en
cuenta el concepto identidad, la defensa y preservación de sus ricas y diferentes
expresiones, y la relación histórica, cultural y de pertenencia con Latinoamérica la convierten en una expresión de cultura latinoamericana distinta, inmersa
en especial dentro de la hegemónica cuya dominancia iguala los distintos momentos y
hechos históricos, los esfuerzos intelectuales, que se convirtieron en fundamentales
a favor de la evolución y el desarrollo de lo que se considera una (sub)-cultura rica en abundantes valores literarios entendidos como parte de todo lo demás debido a que la hegemónica que
no toma en cuenta que la amplitud e importancia de ese tipo de literatura y su
temática es, en esencia, un recorrido histórico que debe ser
analizado desde la intimidad de su realidad sociocultural en toda su
diversidad, incluyendo su respuesta a la explosión literaria de los demás pueblos
integrantes.
La Literatura del Caribe es entonces una nueva y emergente cultura totalmente latinoamericana.
La Literatura del Caribe es entonces una nueva y emergente cultura totalmente latinoamericana.
La conceptualización de la cultura
caribeña entonces, se define, sitúa y remonta a la anterioridad de la colonia, y
al centrar el problema de su identidad en el análisis del problema de la
multiplicidad histórica de la diáspora, y la búsqueda de nuevas formas de representatividad
que, la ensayista y articulista cubana, Beatriz Goenaga Conde en: El discurso literario caribeño, baluarte identitario
de la cultura latinoamericana (2009), debe verse como: Una manifestación de identidad cultural insoslayable por su indudable
repercusión de carácter identitario... (Pág. 3).
Sin ambages debe entenderse que el Caribe no estuvo exento de ostentar
los mismos puentes comunicantes con el pasado histórico de LATINOAMERICA en
general, con la realidad del indígena ni tampoco, con las características del
periodo colonial. Subsisten en ella modelos económicos, políticos, oprobio esclavista, y
también, las múltiples luchas y enfrentamientos en torno a la libertad de su/s pueblo/s, que los llevaría a la valoración, formación,
desarrollo y consolidación aun no terminada de la cultura que vamos a llamar caribeña
que, en ciertos aspectos no permite un mejor conocimiento de su cultura y de su
literatura, ya que al conocerla en su particularidad, descubriremos los nexos
vinculantes a la gran cultura latinoamericana, los que nos darán un mejor,
amplio y coherente entendimiento de la complejidad de la cultura caribeña y en
especial de una literatura que no es muy fácil definir ni conceptualizar, sobre todo porque algunos estudiosos presumen su existencia
por mera observación pero no saben como tratarla y llegan a su análisis mediante la investigación y el análisis de untos de vista que les parecen comunes a una historia global de su propia
línea de trabajo y conocimiento que por supuesto omite las condiciones básicas
en este tipo de literatura:
·
Su composición multilingüe
·
Su condición multiétnica
·
Su hibridez intensa
·
Su sincretismo
·
Su constante proceso de transculturización, y
·
Sus distintos matices de desigualdad en el campo de desarrollo social, económico, político y cultural,
que en conjunto con el variado
espectro cultural nos presenta un gran espacio para la controversia y la
confrontación de intelectuales y académicos, ya que los diferentes discursos literarios presentaban, en apariencia, serias inconexiones dadas en ingles, español, francés, y lenguas criollas que no forman parte de la cultura hegemónica, confrontación y expresión artística y
literaria en íntima relación con una sola unidad social, histórica y cultural,
con diferentes factores entrelazados. Esta íntima relación con la unidad
cultural Caribeña, se convierte en un criterio con características
conciliadoras, que los críticos no convencionales, los nacidos dentro de ambas vertientes, sustentan como una cultura específica que permite identificar a unas
naciones, grupos étnicos de otras, permitiendo la unidad histórica, social y cultural
de la región, teniendo muy en cuenta la conceptualización del leguaje, la historia y la religión.
Sobre la estructura histórica de la literatura Caribeña, tendríamos que
afirmar que esta se basó en las tradiciones de la oralidad; expresión
primigenia literaria de los grupos sociales que carecían de escritura pero no de comunicación en las regiones del Caribe.
En ese sentido se tiene que agradecer a la conservación de la tradición oral, porque gracias a ella, se han conservado en la memoria colectiva cultural del Caribe, un importante número de lenguas originales y criollas. Estas lenguas nos han permitido tener acceso a la riqueza cultural de los mitos, las leyendas sin tiempo, y las costumbres del habitante caribeño, tal el caso de los braceros de Haití, el guajiro de Cuba, etc. Las ancestrales costumbres pasadas oralmente de generación en generación, nos abren las puertas para saber y conocer sobre las curaciones del cuerpo y del alma o espirituales, la medicina naturista de antaño basada en hierbas milagrosas dentro de la que se incluye la medicina indígena. A esta cultura medicinal, se le sumó un cúmulo de importantes tradiciones africanas, se juntaron en el espectro de la emergente civilización caribeña, y permitió crear un espacio importante del patrimonio cultural espiritual, se mantiene viva y forma parte importante de la tradición medicinal de Latinoamérica, tal lo refiere el escritor mexicano Carlos Fuentes nos dice en su libro El espejo enterrado (2005): Pero en Cuba, la religión sincrética llegó a tener su propio nombre, la Santería, y en la época en que se inició la revolución cubana practicada por las tres cuartas partes de la población. (Pág. 286-287).
En ese sentido se tiene que agradecer a la conservación de la tradición oral, porque gracias a ella, se han conservado en la memoria colectiva cultural del Caribe, un importante número de lenguas originales y criollas. Estas lenguas nos han permitido tener acceso a la riqueza cultural de los mitos, las leyendas sin tiempo, y las costumbres del habitante caribeño, tal el caso de los braceros de Haití, el guajiro de Cuba, etc. Las ancestrales costumbres pasadas oralmente de generación en generación, nos abren las puertas para saber y conocer sobre las curaciones del cuerpo y del alma o espirituales, la medicina naturista de antaño basada en hierbas milagrosas dentro de la que se incluye la medicina indígena. A esta cultura medicinal, se le sumó un cúmulo de importantes tradiciones africanas, se juntaron en el espectro de la emergente civilización caribeña, y permitió crear un espacio importante del patrimonio cultural espiritual, se mantiene viva y forma parte importante de la tradición medicinal de Latinoamérica, tal lo refiere el escritor mexicano Carlos Fuentes nos dice en su libro El espejo enterrado (2005): Pero en Cuba, la religión sincrética llegó a tener su propio nombre, la Santería, y en la época en que se inició la revolución cubana practicada por las tres cuartas partes de la población. (Pág. 286-287).
Sobre las controversias y las
confrontaciones de la cultura caribeña, la historia, cultura y literatura,
forman el espacio donde la tradición entra en pugna con la modernidad de modo parecido y es la metáfora más cercana y
eficaz, a la medicina tradicional vrs la modernidad: una cura según la
tradición, en casa o en la de sus brujos y la otra, mediante el hospital y sus
demostraciones científicas. Las dos formas de considerar las enfermedades y sus tratamientos, marcan una identidad común en la región caribeña cuyas expresiones
van de la mano con sus gentes donde quieran y puedan emigrar, y estos esfuerzos
se convierten en la materia prima de la literatura, y ésta, a su vez, la enriquece
y finalmente logra su legitimización.
A partir de estas consideraciones
básicas, la escritura del Caribe adquiere en el tiempo un solo lenguaje, se
comparte una sola historia marcada por el despojo injusto, la diáspora marcada por
el exilio y el desarraigo, y la búsqueda por el encuentro de sí mismo. Esas son
las razones por las cuales, el Caribe encuentra la ansiada unidad temática en
la vía hacia el encuentro de una respuesta que satisfaga la
cuestión del ser humano y sus generalidades metafísicas. Este empeño forjará
finalmente la identidad en su literatura, gracias al logro de la identidad
histórico-cultural.
Para La Coleccionista de Espejos:
C.A.F
Anacristina Rossi
Costa Rica, es un país que en eso, sus escritores, tiene una mirada amplia
y definitiva cada vez, abarca muchos sentidos y muchas formas de mirar...
Como una naranja, la literatura se divide en gajos con un estilo
representativo que cada quien desarrolla su modo. Esta,
·
La literatura
convencional de la que han florecido sin duda escritores de la talla de García
Monge, Fabián Dobles, o Joaquín Gutiérrez, quienes dan inicio a la
pre-modernidad
·
La Modernidad,
que engloba una gran cantidad de figuras
que se desglosan en una serie de nombres e historias paralelas que crean
nuevamente un nuevo mercado dentro de la que sucumbe,
·
La llamada
GENERACIÓN X, cuyos aportes medianeros por no decir bastante más que
insipientes, dejan de lado el conocimiento de distintas tendencias que, de una
forma u otra los integran, como sería el caso de la LITERATURA DEL CARIBE, o la LITERATURA ETNICA, una cosa dentro de
otra.
Eminentemente escritora,
Anacristina Rossi Lara, es una de esas figuras emergentes de esos gajos de
naranja, que la literatura costarricense tiene y, que sin ser uno de nosotros,
miembro de la etnia afro-costarricense, dio el primer paso a lo que se ha dado
en llamar literatura étnica, pero en realidad es del Caribe del que estamos
hablando.
Tras realizar estudios en Inglaterra, Francia y Holanda, donde se
especializó en Estudios de Desarrollo, Estudios de la Mujer, obtuvo Doctorado
en Ciencias de la Traducción, desprende una braga de la literaria nacional con Maria
la noche... obra poseedora de una narrativa intimista y provocadora, por su forma de tomar parte en
temas de trascendencia social por medio de la denuncia evento que se repite en
La loca de Gandoca.
Otras obras suyas son:
·
María, la
noche, 1985. Editorial
LUMEN, Barcelona, España. NOVELA.
·
La loca
de Gandoca. 1991. EDUCA. 1991 (Editorial Universitaria
Centroamericana), San José. Costa Rica
·
Limón Blues,
2002 y 2003. ALFAGUARA, San José, Costa Rica.
·
Limón
Reggae, 2007, Editorial:
Legado. Segunda parte de una trilogía iniciada con Limón Blues, texto de
estudio universitario en Costa Rica/Limón.
·
Situaciones
Conyugales, 1993, EDITORIAL
REI (Red Editorial Iberoamericana), San José, Costa Rica.
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