- Conoce a fondo tanto la lengua de origen
como la lengua término y posee una idea clara del tema con el cual
trabaja.
- Tiene preparación, habilidad
y experiencia como traductor, que puede sustentar mostrando ejemplos de
trabajos realizados, cartas de recomendación, títulos universitarios o profesionales
(las pruebas de capacidad como traductólogo son de sumo importancia ya que
como ya se señaló, el simple conocimiento de dos lenguas no es indicador,
por sí solo, de que existe la habilidad de traducir.)
- Ofrece la información necesaria sobre la
naturaleza y el alcance de sus servicios de traducción.
- No acepta trabajos que van más allá de su
capacidad en el lenguaje, el tema, o ambas cosas.
- Posee equipo moderno y recursos, o tiene
acceso a ellos, para poder llevar a cabo de manera eficiente y correcta,
los servicios que ofrece.
- Mantiene el trabajo confidencial, según
la necesidad de su cliente.
- Informa al cliente, con la mayor rapidez
posible, de cualquier problema relacionado al trabajo que se pueda
anticipar, o que no se haya resuelto.
- Pide remuneraciones según las tasas
vigentes y según su capacidad o sus conocimientos especializados o ambos.
- Cotiza con honorarios fijos su trabajo.
- No acepta un texto hasta que haya
examinado a fondo lo que hay que hacer
- Se mantiene activo y participa como
miembro, en las asociaciones locales y nacionales de su profesión.
- Procura no rechazar textos por razones,
políticas, religiosas, ideológicas, étnicas, morales etc.
- Revisa la traducción varias veces antes
de entregarla.
- Practica el llamado “gavetazo”, es decir,
guarda sus trabajos un tiempo prudencial antes de hacer la revisión final
y entregarlo.
Franklyn Perry P.
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