Fresco minoico de dos jóvenes practicando boxeo S.XVII a.C. |
Paola Valverde A…
Pareciera una locura hablar de cinco
esquinas cuando sabemos que el papel, una pista de baile, el buril de las
gestas de caballería, y/o un cuadrilátero tiene cuatro esquinas...
El quinto elemento es precisamente la mano, la
sombra que lucha contra un destino manifiesto en un escenario dado…
El tema
del boxeo en la literatura, no es nuevo:
Ceñidos
ambos contendientes, comparecieron en medio del circo, levantaron las robustas
manos, acometiéronse y los fornidos brazos se entrelazaron. Crujían de un modo
horrible las mandíbulas y el sudor brotaba de todos los miembros. El divino
Epeo, arremetiendo, dio un golpe en la mejilla de su rival, que le espiaba; y
Euríalo no siguió en pie largo tiempo, porque sus hermosos miembros
desfallecieron. Como, encrespándose la mar al soplo del Bóreas, salta un pez en
la orilla poblada de algas y las negras olas lo cubren en seguida; así Euríalo,
al recibir el golpe, dio un salto hacia atrás. Pero el magnánimo Epeo, cogiéndole
por las manos, lo levantó; rodeáronle los compañeros y se lo llevaron del circo
—arrastraba los pies, escupía negra sangre y la cabeza se le inclinaba a un
lado;— sentáronle entre ellos, desvanecido, y fueron a recoger la copa doble.
La
Iliada. Canto
23. V. 676
La novedad en la escritura depende del tipo
de escritor. En sus últimos años de vida, Francisco Zúñiga D., decia que
existen tres tipos de autor:
1.- EL TEATRERO que (Por cierto inunda el mercado con
ofertas oferentes sin mayor cosa que decir que siempre lo mismo) escribe para
decir que es escritor aunque sin talento, y no admite critica alguna porque
desde su punto de vista TODO es perfecto,
2.- EL CONSUMIDOR que, algunas veces,
tras investigar se atreve a escribir por influencia de lo que lee de los que
conocemos varios ejemplos famosos, que en realidad no pasa de ser un mediocre
que no conoce nada del bosque poético que, como en anterior necesita un decodificar, casi siempre amigos,
críticos literarios, que expliquen a otros lo que se quiso decir porque no
existe ningún sentimiento que motive interés y,
3.- El CREATIVO, cuyo deslumbramiento personal, en solitario, es
precisamente ese quinto elemento, que abre todas las puertas pese a las
es difícil de encontrar para quien la poesía es un mundo en que el último que
quede de pie, es quien sobrevive, sobre todo si tomamos en cuenta subir al
cuadrilátero de un libro lo hacemos con los guantes puestos y sabiendo a lo que
vamos: una lucha a muerte que no se gana por casualidad, o por el uso de la
técnica adecuada sino porque el instinto marca el camino...
Escritores como Ernest
Hemingway, Jack London y Norman Mailer, para nombrar unos pocos, pensaban que
el boxeo es una metáfora de la vida; en eso Paola Valverde es como ellos:
descarta la metáfora, pues al final la vida es como el boxeo en muchos e
incómodos sentidos, pero el boxeo solo se parece al boxeo…
Un libro como este es todo menos casual. La casualidad en poesía no existe: pues al
salir del túnel, lo mismo que en el boxeo, se ha de tener claro todos los
componentes en juego donde sobre todo la idea de competencia cabal provea una
pelea sea considerada limpia...
Este es un tema que concierne directamente a
la poesía porque los boxeadores igual que los poetas no sienten el dolor de la
misma manera que los seres humanos convencionales sino templando cada golpe con
un deseo profundo por más de esa sublimación del sufrimiento físico, apenas una
de las locuras que ocurren dentro y fuera del cuadrilátero…
El boxeo,
se construye igual que un poemario, uno a uno, el cuadrilátero hecho de lona, (Papel en este caso) usualmente tiene cinco
escalones de acceso, la mano, en nuestro entender. Ambas, esquinas neutrales en
blanco pero antes del Choquen guantes y
salgan a pelear se ha presentar la mirada entre ellos a los
contrincantes requisito único para medir, evaluar, y definitivamente saber
contra quien se enfrenta uno: solo se sabe si se tiene técnica cuando se mira
el espejo, otro elemento indispensable que, nos permite saber estilo y fuerza
de ataque pero sobre todo si seremos capaces de lanzar el primer golpe y
soportar las consecuencias
En mis puños cerrados
vive/ una piedra, /abiertos una mariposa./
Vuelan de cualquier manera…
Vuelan de cualquier manera…
Sin el Chi, no existe la fuerza. Un boxeador que grite y
lance su mano con ferocidad, no tiene verdadera fuerza en su golpe. Un
verdadero boxeador no es espectacular, pero su puño es pesado como una montaña.
Esto es debido a que posee el Chi. Después de una larga práctica, el Chi puede
ser enfocado sobre cualquier punto de ataque que se desee. La voluntad manda al
Chi, el cual puede ser colocado sobre cualquier punto instantáneamente. Chueh-Yuan
Zúñiga también decia que
escribir es juego. Utilizando la nemotécnica de la visualización inserta, el
texto aclara muy temprano que no considera al
boxeo un deporte, por tanto, no es un juego entre otras cosas porque nada en él
es lúdico, nada pertenece a la luz del día sino al placer de un conocimiento
interior que al contrario del fútbol, béisbol, o el baloncesto, se juegan por
análisis de factores y conocimiento para un fin determinado, ganar por el
simple lujo de una diversión infantil, sin riesgo…
En el boxeo nadie juega ni en él se recrean
actividades infantiles: los niños poco o nada tienen que ver con un juego de
adultos donde la muerte siempre es un desenlace posible, donde siempre es
menester recordar que en el cuadrilátero los hombres no recuerdan su infancia,
sino la infancia de la humanidad… Ernest Hemingway,
En el box todo se organiza por episodios,
asaltos o round(s): sin miedo, los puños en posición de defensa, sin perder de vista el
objetivo dando pasos cortos a la vez que reconoce sus necesidades
…no escribe para que la lean: escriba para ser
escuchada… Ese es precisamente su trabajo como escritora. Escribir significa
que se capaz de sentir mejor que los demás y transmitirlo después. Escribir es
permitir a sus lectores ver lo que a veces no pueden ver por eso es que para mí
los académicos no sustentan ningún papel como escritores o poetas: son
absolutamente incapaces de usar el corazón en lugar de la razón…
El box, no es un deporte nuevo para las mujeres: de origen
africano, se difundió por Etiopia, Egipto y las Civilizaciones Mesopotámicas, y
es el pygmachia de
los pugilatos griegos y Creta,
Inglaterra, Francia y finalmente en China donde alcanza más relieve que nunca y
se convierte en boxeo Shaolin, Kick Boxing o boxeo japonés y cierra con el MUAY
TAI, o boxeo tailandés sus orígenes están anclados
en los gladiadores de la Roma antigua, esclavos obligados a matar a sus
compañeros para no morir.
Las primeras
crónicas de algo parecido al boxeo actual en Inglaterra provienen de finales
del siglo XVII, cuando nació el Prize Fight, en el que dos peleadores se batían
a puño limpio hasta desplomarse. Más de dos siglos después, cuando la afición
había llegado hasta la aristocracia, el marqués de Queensberry (curiosamente,
el padre del fatal amante de Oscar Wilde), creó las reglas que, con algunas
modificaciones, son las mismas que rigen en la actualidad…
Y si
no es un deporte, ¿entonces qué es, sino una ceremonia salvaje, un rito
expiatorio, un espacio votivo en el que las leyes quedan suspendidas y es
posible matar a un hombre pero no asesinarlo?
No existen definiciones
correctas si pensamos que tal vez en realidad el boxeo es la demencia histórica
y la muestra más congruente de la agresividad colectiva de la humanidad…
A lo largo de este corto, e intenso poemario la autora despliega
un maquillaje moderno para las mismas viejas pasiones; porque nada diferente a
su prohibición (que ha regido en diferentes épocas) puede quitarle al boxeo esa
naturaleza demencial que aflora con tanta claridad en estas páginas. Esa extraña
textura resultante de una actividad en la que dos contrincantes se enfrentan
con el único objeto de hacerse daño y con el riesgo siempre latente de morir,
mientras los espectadores, cómplices y copartícipes de ese extraño rito, gozan
hasta la histeria, no siempre conscientes de su siniestro papel…
El poder hablar, en cualquier forma de este tipos
dc eventos es un arte: las primeras décadas del siglo XVIII, aparecieron en Londres,
personas que se autotitulaban “Maestros de Defensa” (Masters of Defense) y los periódicos jamás desligaban de ellos
la mirada. El famoso de estos maestros fue James Figg, autoproclamado campeón
de Inglaterra que, entre 1719 y 1730 o 1734, realizó más de 270 peleas, ganando
todas menos una:El sábado pasado hubo una Prueba de Habilidad entre
el invicto héroe Mr. James Figg, Maestro de la Noble Ciencia de la de Defensa,
por un lado y la Muerte. La batalla fue obstinadamente peleada por ambos lados,
pero al final el primero, obligado a someterse a un ADVERSARIO SUPERIOR,
valientemente con dignidad, se retiró,
expirando esa tarde en su casa…
Ese es el fin de todo encuentro de boxeo: el último ser humano
en pie, gana. En blanco y negro. Papel y tinta. Sombra y
luz. Cuerdas y cuadrilátero. Contra el suelo de la lona, este tipo
de tramas con esas características no está al alcance de cualquier escritor. El
secreto aquí, aunque parezca difícil de creer es muy fácil: originalidad dentro
de una escritura perfecta y escrupulosa, junto a una endiablada trama de guantes,
golpes, vendas, lo cual no implica que no sea muy fácil de seguir y no perderse
dentro de la mirada de la autora, que es la misma de
la Perra de Pavlov Gancho, y también Billy Gallardo, cuyo semblante
de chica femenina y timida es absolutamente opuesto a su arriesgada apuesta, lo
cual lleva al popular refrán de que no hay que juzgar un libro por su cubierta,
menos a un autor…
Inevitable pensar que si sólo los huérfanos contasen historia de huérfanos, o los conocedores
hablaran de su temas de interés o de lo conocen
no llegaríamos a ninguna parte, y si todos los escritores debieran limitarse a
sí mismos, la literatura sería espantosamente triste y perdería todo su
sentido. Tenemos derecho a hablar de todo lo que nos conmueve. Y no existe
nadie que pueda juzgarnos por eso. Somos escritores porque hacemos diferente
una cosa que todo el mundo a nuestro alrededor sabe hacer: escribir. Ahí reside
todo nuestro ingenio...
Dlia McDonald Woolery
Escritora y Poeta
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