Teun Van Dijk: Las ropas nuevas del racismo
César
Colorado
El racismo, como ideología y
práctica social sistemática, tiene sus manifestaciones más conocidas y
elaboradas en la llamada “Edad Moderna”, en particular en los pueblos de
Europa. Entre ellas se hallan los estatutos de “limpieza de sangre” puestos en
práctica por España para perseguir a los judíos en el siglo XIV, y luego para
segregar a las personas que no eran de “raza pura” o “sangre azul” en las
colonias españolas, es decir, mestizos, indígenas, negros y sus descendientes;
el racismo biológico pseudocientífico que surge en el siglo XIX para justificar
la superioridad de los europeos como “raza blanca” sobre el resto de los
pueblos del mundo, y de este modo legitimar la dominación colonial, el nacionalismo
y el genocidio sobre los conquistados; en el siglo XX, el racismo nazi, a
través del movimiento nacionalsocialista que lideró Adolfo Hitler y que
persiguió a judíos y gitanos y que asesinó a millones de personas en los campos
de concentración y exterminio; el racismo de los blancos contra la población
negra y los inmigrantes en Estados Unidos; el apartheid en Sudáfrica, promovido
por los colonizadores holandeses para mantener la supremacía blanca y el poder
político, económico y social sobre el pueblo africano. Estas y otras son
algunas de las muestras más conocidas del racismo en la actualidad y
constituyen un tipo de racismo explícito, evidente, palpable: racismo
despótico, cruel, con las manos manchadas de sangre.
Para combatir el racismo, la Organización
de las Naciones Unidas adoptó en 1965 la Convención internacional sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación racial y estableció el 21 de
marzo como el Día Internacional de la Discriminación Racial.
Sin embargo, a pesar de los diversos
movimientos sociales antirracistas de los últimos años, el racismo persiste,
disfrazado, oculto, con nuevas ropas; el racismo, hoy, sigue vivo, indeleble,
eufemístico y transformista.
Para explicar algunas de las
nuevas formas del racismo, presentamos la siguiente entrevista a Teun van Dijk,
investigador del análisis del discurso y especialista en estudios del racismo
en los discursos dominantes de la sociedad contemporánea.
El racismo designa un
fenómeno de desigualdad social, de discriminación y abuso de poder que como tal
existe a lo largo de la historia de la sociedad humana. Sin embargo, ¿en qué
momento cobra auge la palabra “racismo”?
El racismo, como forma de abuso
de poder contra pueblos de apariencia o cultura diferentes, existe desde hace
muchos siglos, como sabemos, por ejemplo, por el término barbaroi, usado por
los griegos para referirse a los pueblos diferentes de ellos. El racismo con
una base más ideológica y explícita nació en los siglos XVIII y XIX como una
forma de legitimar la superioridad de la llamada “raza blanca”, pero también en
trabajos que hoy llamaríamos pseudocientíficos, pero que en esa época se
tomaron muy en serio. Por lo menos hasta después la Segunda Guerra Mundial y el
Holocausto, las ideas racistas en la ciencia tenían mucha influencia y fueron
aplicadas en el movimiento eugenístico, que también influyó en las políticas de
inmigración en América Latina.
De acuerdo con sus
investigaciones, ¿cuáles son las principales características que definen al
racismo?
Como ya ha indicado, la primera
característica general del racismo es que se trata de un sistema social de
abuso de poder, de dominación, al igual que el sexismo. El sistema tiene dos
componentes principales: primero, las prácticas racistas que llamamos “discriminación”
o “racismo cotidiano” de las interacciones en las que gente “blanca”
problematiza, margina, excluye y hasta extermina a los “otros”, a quienes
provienen de otras culturas o que tienen otra apariencia; en segundo lugar, es
un sistema de representaciones racistas compartidas por grupos, como las
actitudes e ideologías que forman la base y la legitimación de las practicas
racistas. El discurso forma la interfaz crucial del sistema; por un lado, es
una práctica social como tantas otras, y por tanto puede ser discriminatoria;
por otro lado, las ideologías racistas se aprenden y se distribuyen en general
por los discursos, sobre todo los discursos de la política o de los medios de
comunicación. Esencial en este caso es el rol de las “elites simbólicas” de las
tres P: políticos, periodistas y profesores, porque ellos controlan o tienen
acceso privilegiado al discurso público.
¿Qué función tiene el
discurso en la reproducción del racismo hoy en día, partiendo del presupuesto
de que actualmente el racismo es “políticamente incorrecto” y que es “mal
visto” en la opinión pública?
El discurso puede ser una
práctica racista por su contexto (quién habla a quién, cuándo y con qué
objetivo, etcétera) y por su “texto”, es decir, la manera sistemática de
enfatizar lo bueno de Nosotros, los europeos blancos, y lo malo de Ellos, los
no europeos; por ejemplo, en la selección sesgada de temas, palabras,
argumentos, narraciones, metáforas y demás. Ese discurso negativo puede tener
una influencia también negativa sobre los modelos mentales que la gente tiene
sobre sucesos en que participa la “otra gente”, y esos modelos mentales pueden
generalizarse a actitudes e ideologías más fundamentales, que a su vez pueden
aplicarse más tarde en actos y otros discursos. Así se cierra el círculo
vicioso de la reproducción del racismo. Lo que es “políticamente incorrecto” es
solamente el racismo de la extrema derecha, pero no el racismo cotidiano más
sutil o indirecto de nuestros propios políticos, periodistas o profesores, al
que no quieren llamar racismo.
¿Cuáles son los discursos
dominantes que repercuten en la reproducción del racismo?
Depende de la época y del
contexto. Antes, tal vez era el discurso de la Iglesia sobre los judíos, los
indígenas y otros “paganos”, por ejemplo. Hoy día es el discurso de quienes
tienen más acceso al discurso público, como el discurso político, el de los
medios de comunicación, la educación y la ciencia.
¿Cuáles son las
principales estrategias discursivas en la reproducción del racismo, no solo en
los discursos dominantes sino también en el lenguaje cotidiano?
Ya mencioné la estrategia
ideológica de la polarización en que a los Otros se les representa
sistemáticamente con un sesgo negativo, en todos los niveles del discurso. Muy
importante es la repetición de temas negativos: “Ellos” son delincuentes,
agresivos, problemáticos y cosas así, o el uso de palabras como “ilegales” en
vez de “gente sin papeles” o en “situación irregular”. Muy conocido es el uso
de los llamados disclaimers en inglés, como el notorio “No tengo nada contra
inmigrantes, pero…”. Las metáforas que enfatizan lo negativo, como los términos
“olas” o “avalanchas” de grandes grupos de recién llegados, también expresan
una evaluación negativa que puede reforzar la idea de “ahogarse” en la masa de
inmigrantes.
Ha señalado usted que el
racismo no es innato sino que se aprende a través del lenguaje. El niño aprende
un prejuicio racista y lo puede poner en práctica a través de su discurso.
Probablemente no podemos evitar que los niños aprendan los prejuicios racistas,
pero ¿cuáles serían las alternativas más eficaces para que aprendan a no tener
actitudes racistas, es decir, a adquirir ciertas ideologías respecto a la
igualdad social, por ejemplo?
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Los niños aprenden el racismo
primeramente de sus padres, quienes lo aprenden de los discursos dominantes que
mencioné antes, y luego de sus compañeros, que también lo aprenden de sus
padres. Pero también el discurso de la educación es importante, como los
profesores o los libros de texto, que muchas veces reproducen estereotipos
sobre inmigrantes o minorías. Finalmente, por supuesto, la televisión y sus
películas y programas tienen un papel muy importante. En suma, es una
influencia muy compleja de varios tipos de texto en muchos contextos
diferentes. Obviamente, de la misma manera, los niños pueden aprender a ser
antirracistas si tienen acceso a discursos y personas antirracistas, lo que por
desgracia es una minoría de la gente del grupo dominante. Son las experiencias
y las interacciones en la vida temprana, sin embargo, las que normalmente
establecen las ideologías terminales de la gente en su vida adulta. Muchos
niños crecen con textos y en contextos racistas sin desarrollar una ideología
racista, por ejemplo, gracias al efecto de la relación con una abuela o un
amigo queridos.
Usted ha analizado la
reproducción del racismo fundamentalmente en la prensa comercial y en el
discurso político parlamentario en lugares como Holanda, Inglaterra y España.
¿Cuáles son los principales grupos sociales que son objeto de actitudes
racistas?
En Europa son, sobre todo, los
inmigrantes que llegaron de África, de Asia y de América Latina; por ejemplo,
los turcos en Alemania y Holanda, los marroquíes en Holanda, Francia y España,
así como los latinoamericanos –sobre todo los de apariencia más indígena– y los
chinos.
Por lo común, se habla de
prensa y política de “izquierda” y de “derecha”. Según sus estudios, ¿qué
diferencias y semejanzas observa en la reproducción del racismo entre los
discursos de “izquierda” y de “derecha”?
Las diferencias son más de estilo
y de grado que de contenido. En general, los gobiernos de izquierda no aplican
una política de inmigración más tolerante que los de derecha. Y la prensa de
izquierda puede hablar de una manera menos negativa de los inmigrantes, pero
igualmente expresa y confirma los estereotipos, las costumbres religiosas y lo
“problemático” de los Otros. Y todos, de izquierda y de derecha, ignoran,
disminuyen o niegan el racismo de las elites.
¿Ha hecho investigaciones
y conoce estudios acerca de la reproducción del racismo en Europa y en América
–en particular Latinoamérica–? ¿Nota usted diferencias entre la reproducción
del racismo discursivo en ambos continentes?
Porque el racismo siempre depende
del contexto, los racismos en América Latina se manifiestan, por supuesto, de
una manera diferente que en Europa. Sin embargo, el racismo latinoamericano es
un racismo importado de Europa por los colonizadores e inmigrantes europeos, y
reproducidos por las varias generaciones de sus descendientes, e incluso por
los mestizos después. Diferente es, primero, porque el racismo americano es
antiindígena y perpetrado por invasores, y no por los pueblos originarios, como
en Europa. Segundo, en las Américas el racismo dominante es antiafricano como
consecuencia de la posición de los afrolatinos como esclavos, y después como la
clase más pobre. Desde hace siglos, la vida común entre blancos, indígenas y
afrolatinos ha sido frecuente, pero en ella los últimos han sido los sirvientes
de los primeros, por lo general.
¿De qué modo ha
evolucionado la ideología capitalista con la ideología racista?
Es como afirma Rigoberta Menchú:
el racismo se inventó en el siglo XVIII, sobre todo para legitimar la
Conquista, la esclavitud y el colonialismo. Después sirvió para fortalecer y
reproducir la hegemonía blanca, como todavía es el caso de Europa. Capitalismo
y racismo han caminado históricamente de la mano.
Sus primeros estudios
fueron acerca de teoría literaria, sobre todo de poesía francesa; luego de
lingüística, muy formales. ¿En qué momento surge en usted la preocupación y el
interés por estudiar el racismo?
Eso ocurrió más o menos en 1980,
alentado por una estancia de varios meses en México, donde por primera vez vi
la miseria y el trato contra los indígenas. En Holanda, mi interés en los temas
sociales creció por la observación de la ignorancia y la negación del racismo,
así como por la falta de interés en la lingüística y en los estudios del
discurso de esas formas de abuso de poder.
En general, ¿cuánta
atención se pone al estudio del racismo en el marco de los estudios críticos
del discurso y qué cree que falta aún por investigar?
Hay muchísimas cosas que todavía
tenemos que estudiar; por ejemplo, los discursos más difícilmente accesibles de
las elites simbólicas; las reuniones de los gobiernos; la redacción de los
medios de comunicación; las conversaciones de profesores, jueces, burócratas,
policías y muchos más. Hay que analizar todavía muchos periódicos, programas de
televisión, debates parlamentarios o libros de texto, sobre todo en España.
También se necesita examinar más aspectos de los discursos, incluso las
imágenes y los discursos multimodales en la Internet. Y, por supuesto, también
hace falta estudiar los antidiscursos y discursos de resistencia de los inmigrantes
o grupos antirracistas.
Nota
biográfica de Teun van Dijk
Teun van Dijk nació el 7 de mayo
de 1943 en Holanda. Es uno de los principales fundadores de los llamados
“estudios del discurso”. Sus investigaciones han evolucionado de la lingüística
del texto al análisis del discurso; son estudios teóricos acerca de la
estructura de las noticias en la prensa y la reproducción del racismo en los
medios de comunicación, el discurso político y los libros de texto, entre otros
discursos dominantes de la época actual.
Ha estudiado también las
relaciones entre el discurso y el conocimiento, la ideología, el poder, y
recientemente ha desarrollado una “teoría del contexto”. Sus libros más
recientes son, Discurso y
poder (2009), y en este año se publicarán Discurso y contexto. Una aproximación
sociocognitiva, así como Sociedad y discurso. Cómo el contexto controla el
texto y el habla.
Sobre la reproducción del
racismo, algunos de sus trabajos más importantes son, a saber: Dominación étnica y racismo discursivo
en España y América Latina (2003), así como Racismo y discurso en América Latina
(un proyecto internacional sobre análisis del racismo en ocho países
latinoamericanos, publicado en 2007).
Teun van Dijk ha escrito y
editado decenas de libros académicos; ofrece conferencias en universidades de
diferentes países, sobre todo en América Latina; es fundador de revistas
internacionales como Discourse
and Society, Discourse Studies y Discourse and Communication.
También es fundador de la revista digital Discurso
& Sociedad (www.dissoc.org). Actualmente es profesor en el
Departamento de Traducción y Ciencias del Lenguaje de la Universidad Pompeu
Fabra, en Barcelona.
Para el
lector interesado ver:
http://www.discursos.org/projects/racism/index.html.Para La Coleccionista de Espejos:
Yanncy Kellerman M
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