Y
más la piedra dura porque ésa ya no siente,
Pues no hay dolor más grande que el dolor se ser vivo
Ni
mayor pesadumbre que la vida consciente.
Rubén
Darío
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A escasos metros de la embajada de Nicaragua
se encuentra un busto del insigne poeta leonés. Probablemente los vecinos,
negocios, instituciones, municipalidades no tienen la menor idea de quién es
Rubén Darío.
De lo contrario sería imperdonable que arrojaran constantemente, o
permitieran arrojar basura alrededor del monumento de tan ilustre vate.
Cada institución debe tener un lugar de acopio
donde depositar los deshechos sólidos. Y si no lo tiene debe encontrar otra
solución. Cualquiera menos que contaminar de manera tan irreverente en entorno
escogido para honrar al que hizo tanto por las letras hispanoamericanas.
Y lo
que todavía es más paradójico es que a escasos 200 metros de ahí, la embajada
nicaragüense deja pasar este conocimiento, a vista y paciencia de ticos y nicas
parados al frente en largas filas que podían ser en algo mejor tratados con la adquisión del inmueble que sirve de hogar al basurero.
Darío también residió en Costa Rica
durante un tiempo y estuvo casado con una costarricense. Como ya se mencionó,
fue originario de la ciudad universitaria de León de Nicaragua donde estudiaron
varios de los forjadores de nuestra nación.
La casa donde nació, es hoy un museo.
León es famosa también por su catedral de
seis naves y por haber sido la cuna de la Revolución nicaragüense
Para la Coleccionista de Espejos Franklyn
Perry
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