viernes, 11 de enero de 2013

El Muñeco Münchausen...

Es increíble cómo van pasando los años y todo cambia.

Mi niñez estuvo envuelta de hospitales, vendajes y cirugías. Como toda niña, representaba en mis juegos lo que vivía diariamente.

Me acuerdo cuando jugaba con mi muñeca, la inyectaba, le colocaba vías en las “venas” y bolsas de suero que traía de mis internamientos en el hospital; además de vendas que, según yo en mi vivencias de infancia, la hacían sentir mejor. Lógicamente, mi pobre muñeca de trapo quedaba toda manchada y mojada. Luego tenía que colgarla al sol para que se secara.

En esa época los muñecos no eran interactivos. Además,  si lo hubiese habido, no creo que mi papá o mi mamá los hubieran podido comprar.

Como Navidad se acerca, se ven muchos anuncios comerciales de productos infantiles, en especial para las niñas y entre ellos existe uno que en realidad me sorprende de gran manera: muñecos que, tras las vitrinas de grandes y pequeños almances, como en una visión parpadeante se venden enfermos, tirados en cama y siempre, sin faltar uno, hasta en la tele con su infaltable kit de sanación para que la pequeña madre se ocupe de curar a su enfermito de urgencia; sin ponerse a pensar en ¡Qué responsabilidad tan grande le estamos dando a esa pobre niña!  ...

Por mi experiencia de vida, quizá, me quedé viendo la formación de un patrón de comportamiento PARA las niñas en el que todo debe ser visto de tal o cuál manera, es decir de un modo particular; ¿Qué queremos que piensen y sientan nuestros hij@s ante un mensaje tan directo?
 
 
Ya se ha hablado y se han hecho estudios sobre los rolles de género que le estamos enseñando a nuestros niños en la sociedad; además de las zozobras mentales no equitativas porque es un muñeco para niñas.

El eslogan debería ser “el muñeco Münchausen”, con alusión al Síndrome Münchausen por poder, un  trastorno que casi siempre involucra a una madre que abusa de su niño buscándole atención médica. Se trata de un síndrome raro, poco comprendido cuya causa es desconocida. La madre puede simular síntomas de enfermedad en su niño añadiendo sangre a su orina o heces, dejando de alimentarlo, falsificando fiebres, administrando sustancias para inducir vómitos o diarrea.


Así que definitivamente hay que tener cuidado con lo que se regala a nuestros hijos y familiares; no vaya a ser que dentro del juego se la crean y se conviertan en futuras enfermas psiquiátricas queriendo llamar la atención.
  
Con la evolución de los juguetes puede ser que esta visión sea errónea y las madres del futuro sean las mejores: esa respuesta la sabremos más adelante. Por el momento lo mejor es la comunicación con nuestros chicos y chicas.

Espero esta nota sirva para reflexionar y en ningún momento para incomodar a nadie.

 
Para La Coleccionista de Espejos:


                                                                                Laura Contreras C                                                        



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