Durante los días que asistimos a la
Feria Internacional del Libro en Guadalajara, México entre las decenas de
conferencias a escoger fuimos a una sobre la lectura. El especialista señaló que había que rechazar
una serie se mitos que se han ido tejiendo alrededor de la lectura. Entre otras
recalcó que la lectura, como la entendemos hoy, no es para todos; que por sí
sola no hace sabio a nadie y que nuestros jóvenes no leen porque nuestros
sistemas educativos utilizan metodologías equivocadas para enseñar y estimular
hábitos de
la lectura.
Tras la conferencia me puse a
reflexionar sobre el tema. Aquí quisiera compartir algunos de mis pensamientos:
A)
Tanto
el leer como el escribir son destrezas muy difíciles. Tanto así que se duran
años aprendiéndolas y perfeccionándolas.
B)
Ninguna
de las dos es natural ni normal en el ser humanos.
C)
Ambas
destrezas son adquiribles y adquiridas.
D)
La
lectura, entonces, es un hábito adquirible.
E)
El
hábito de leer requiere disciplina.
F)
No
todos estamos en la obligación de tener este hábito.
G)
La
lectura es compleja:se necesita visión, estar concentrado, la conversión de
signos gráficos convencionales en
pensamiento, etc.
H)
Hay
muchas formas de escribir y leer. Antes
de que existieran los alfabetos modernos existieron las señales de humo, el
lenguaje de los tambores, el lenguaje corporal, los jeroglíficos, las señales
de los tiempos. Además también existen hoy, el lenguaje de señas, el braille y
centenares de claves y códigos secretos. Todos tratan de comunicar. Y descifrar
este mensaje es leer.
I)
Hoy
la lectura tiene que vencer una serie de distractores.
J)
Según
se vislumbra la lectura convencional, se irá convirtiendo paulatinamente en un lujo.
Hoy vivimos en un mundo,
en su mayor parte, alfabetizado. La habilidad y la destreza de poder leer de todo individuo, se
da por un hecho. Está de moda decir que la gente no lee, especialmente los
jóvenes. De inmediato culpamos a los sistemas educativos, a la desidia, a los
sistemas audiovisuales, a la rapidez con la que se vive hoy. Empero la acusada
principal es la educación y uno de los mayores errores que le señala es la de
obligar a los jóvenes a leer y que no tenga ninguna ingerencia en la escogencia
de lo que leen ni cómo leen porque hay que tener en cuenta que la lectura
efectiva tiene al menos tres etapas: la prelectura, la lectura propiamente
dicha y la post lectura. Y cada una de ellas tiene sus propias técnicas.
No diría que no haya
cierta razón en esto, pero “obligar” a los jóvenes a leer tanto en la primaria
como en la secundaria no deja de tener
cierta ventaja. Hay que exponer a los muchachos a las grandes obras y maestros
de la literatura universal. En no pocas ocasiones las obras por sí solas se
encargan de grajearse adeptos. Para mi es mejor exponer a los jóvenes a Cervantes,
Shakespeare o Kafka que no hacerlo. Después de todo tarde o temprano van a
encontrarse con alguno de ellos.
Quizás al “obligarlos”, a
alguno lo atrape las pretensiones de La Española Inglesa, las delicias de La Ilustre Fregona, o la fascinante historia
de La Fuerza de la Sangre. Aunque Romeo y Julieta no sea la mejor de las obras
del Renacimiento inglés, muchos jóvenes se pueden identificar con su trama, los
temas, y subtemas, la pasión de los personajes y en el mejor de los casos con
la altísima calidad de la poesía shakespeareana desplegada en la obra. Y qué
decir de lo que les podría acaecer con las dudas, confusiones, desaciertos de
un príncipe renacentista vestido rigurosamente de negro, sometido a los
designios caprichosos de los hados o con el caso peregrino de un burócrata convertido en escarabajo y
para peores caer patas arriba.
Puede ser que se dejen
seducir por un Robinson Crusoe Tico. O de algo de uno de los Cardona, Luis
Dobles Segregada, Francisco Zúñiga, Carlos Gagini, Quince Duncan. Digo
todo eso porque recuerdo que durante mis
años de secundaria odiaba con pasión inusitada a la poesía. Mis profesores no me hicieron caso alguno. Me
sometieron a la tortura de la poesía de Garcilaso de la Vega, con sus hermosas
aguas cristalinas y árboles que estais… Luego me sedujo Rubén Darío con “Lo
Fatal”. Terminé convirtiéndome en
profesor de literatura. La poesía no fue excluida del programa. Hoy, la poesía es una de mis mejores amigas..
En cuanto a la narrativa,
mi hermana Gloria, dos años mayor que yo, aprendió a leer en inglés mucho
antes que yo. Me resistía al inglés porque lo encontraba poco fonético. Mi padre, no sé si intencionalmente llevó a
casa un libro de cuentos en inglés y lo puso por ahí. Traía hermosas
ilustraciones y Gloria leía el libro constantemente con la vista y yo le
suplicaba que leyera en voz alta. A
veces accedía. Eso fue lo que me motivó al aprendizaje de la lectura en inglés
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