Todos
los pueblos tienen una magia especial, que casi siempre duerme en la cocina.
Este no es diferente.
Y es que un
buen día Annancy se cansó de trabajar para poder comer como le gustaba, y
decidió que en adelante viviría a expensas de los criticones; claro, que conociendo a Annancy, no es de
extrañar que para este momento ya hubiese comprometido al Comité Local para que
aprobara una ley que multara a todo aquel que emitiera criticas en contra de
otro y que el ganancioso con todo eso no iba a ser otro que él.
Claro que tampoco les dijo, que como semi-dios tenia el don de escuchar los pensamientos ajenos.
Así que tomada la decisión, nuestro amiguito
cruzó la calle y fue a comprar cuerda para pescar.
Después aprovechando que la noche
anterior había llovido mucho y el hueco que estaba frente a su casa se llenó a
rebalsar, a las seis de la mañana, Annancy echó su cuerda y se puso a
pescar.
Rumbo al trabajo, a esas horas no tardó en
pasar el Hermano Toro...¾Muuuuuuu, Buenos días Annancy, ¿Qué haces?...¾ Buenos días Hermano Toro, aquí pescando...¾¿Y has pescado algo?...¾ No, todavía no, pero me parece que muy pronto lo
haré, jajaja, rió la araña...¾Muuuuuuu, hasta luego hermano Annancy; pero
mientras se alejaba dijo en voz lo suficientemente alto como para que lo oyera
Annancy, ¾¡Qué tonto que es Annancy!, ¿Dónde se ha visto que alguien pesque
en un hueco de la calle?
¾¡Te oí...!, exclamó el
otro. Me debes una caja de cereal, o un mes de trabajo arando mi tierra...¾¡Oh, Annancy y sus tretas! Hablaremos después, dijo el Toro alejándose.
Poco más tarde pasó el Hermano Cerdo, que con particular arrogancia de una vez dijo,¾¿Qué nueva tontería es esta Annancy?...¾ Estoy pescando, Hermano Cerdo, dijo muy cómodo Annancy, por cierto, como eres el presidente del Comité del pueblo, supongo que no habrás olvidado la ley que multa a los criticones...¾Pues yo... dijo el otro contrariado...¾Entonces me debes una caja llena de cocos, o un mes de cultivo en mi granja, pero en tu caso, ya que eres un hombre con tantos recursos, prefiero tres cajas de cocos pelados y listos para consumo y una fanega de arroz...¾¿No pretenderás...¾Oh, sí, dijo la araña con una gran sonrisa. Echando baba por boca y trasero del colerón, el hermano Cerdo se fue finalmente a dar la orden. ¾Jejejejey, mi negocio va de lo mejor dijo, Annancy, sobándose la panza de risa.
Antes del medio día
ya la araña tenía todo lo necesario para siete días, de feliz holganza. En eso, pasó el Hermano Hombre, con tres
piezas de cerdo salvaje y unas cuantas palomas, y como todos no pudo evitar la
tentación de preguntar:¾¿Qué haces Annancy?...¾ Pescando, respondió la
Araña, pensando en cocinar un buen trozo de carne de cerdo salvaje, con
frijoles y cucus...¾¿Cómo se te ocurre que vas a pescar en un hueco de la calle, relleno
con agua de lluvia?...¾Tenemos entre nosotros una ley que castiga a los
criticones, así que creo que es justo decirte que me debes toda tu carga. Y por más que hizo el pobre Hermano Hombre,
tuvo que dejar el trabajo de varios días en manos de Annancy. No tienen ustedes
una idea de lo feliz que estaba nuestra araña que no paraba de reír por lo eficaz
de su ocurrencia. En eso vio venir a la
Hermana Guine’n, con una hermosa canasta llena de huevos. La ambición picó a
Anancy, cuando aquella, con su vestido de puntos blancos y negro, y su cabeza
rapada al estilo de la moda actual entre ellas, pasó prácticamente a su lado
sin mirarlo...¾JeJey, Hermana Guine’n, ¿A dónde con tanta prisa que
ni saludas?...¾Ay Hermano Araña, no te vi, es que iba yo pensando en un nuevo tipo
de corte de cabello que le vi a Hermana Coneja y pensaba en cuantas orquillas
me harían falta para sujetarme el cabello de la misma manera?...
A Annancy se le cayó la caña de pescar,
cuando no pudo contener la risa de solo imaginar a la cabeza pelona de Hermana
Guine’n con horquillas para sujetarse un cabello inexistente...¾¿Te estas burlando de mi Annancy?...¾Es que lo que dices es tan ridículo...¾¡Cómo pescar en un hueco de la calle, relleno de agua de
lluvia! Me debes tus ganancias
Annancy...
Nuestro amigo quedó en una sola pieza
cuando vio llegar a todos los que había timado para exigirle cumplir su palabra...¾No cabe duda de que siempre amanece más temprano para el que duerme
temprano; dijo…
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