domingo, 12 de agosto de 2012

Yo no puedo callar

Fotos de MRProducciones
En medio de una calida participación internacional de especialistas en Literatura Afro-nativa, Franklin, Caroll Britton y yo participamos de organizado por Dorothy Mosby, entre otros. 
Adujnto un resumen de mi ponencia.

Literatura y cultura afro-costarricense

Manuel A y Dlia McDonald
MRProduccione
   La literatura, aunque cierto es que tiene sus matices, senderos y muestras maestras presentes en la suerte de la escribe, nace de cada cosa que vemos; pues no en vano la palabra tiene poder; crea objetos; por eso somos tan pocos los escritores de las etnias, y la vida para nosotros no ha sido fácil…

Yo soy, fui bautizada, me llaman,
me conocen desde siempre,
como Dlia, (yo lo escribo sin la e; pitonisa del oráculo de Delfos)
Adassa, segunda esposa del rey Asuero, la que según la Biblia cristiana
al tratar de salvar a su pueblo cambió su nombre por el de Esther,
Mc Donald (que según la fe irlandesa,
significa el varón y su descendencia COMPRADA
por el hijo de Donald para servir su campo y batalla)
Woolery (del francés, trasquilar, o lugar donde se reúnen los trasquiladores
mismos que ocultaron a los que escapaban de los corta cabezas de la revolución francesa que,
sSegún Obregón Loria llegaron a Costa Rica, con los nobiliarios títulos de condes y
Marqueses de ciertas provincias de Veraguas llamada  La Lajuela… en fin otra historia en investigación...

    Poeta, escritora; desde hace unos años critico literario, una de, sino la primera mujer afro-costarricense nombrada editora del estado, electa en representación de la Asociación de Autores de la que siempre ha sido miembro, investigadora de temas étnicos, con especial relación a la etnia afro- costarricense, aunque por avatares del destino, nací entre costas, en Panamá, donde vi la luz del primer aliento del que habla la sabiduría africana. 


y. Soy también la segunda hija de Amelia, y la tercera de Joseph, ambos costarricenses de padres venidos “en apariencia de Jamaica”, según lo que expuse, pues no sabían mucho de su propia historia; por tanto, afro-costarricense o afro-nativa y no admito que se me identifique de ninguna otra manera; primero, porque como ya quedó dicho, mi historia es parte de la historia de este país y del mundo; segundo porque solo descendemos de los árboles o, de los edificios; un proceso mecánico que se hace observando el camino que voluntariamente hemos decidido seguir, y tercero porque la palabra


DESCENDER, (Del lat. descendĕre):1. tr. bajar (‖ poner bajo)./ 2. intr. bajar (‖ ir desde un lugar a otro más bajo)./ 3. intr. Dicho de una cosa líquida: Caer, fluir, correr./ 4. intr. Proceder, por natural propagación, de un mismo principio o persona común, que es la cabeza de la familia./5. intr. Dicho de una persona o de una cosa: Disminuir en calidad o en cantidad./6. intr. Dicho de una cosa: Derivarse, proceder de otra…

 En mi opinión (y aclaro: no creo en el racismo porque a partir de ciertas vivencias de los últimos años sé que existe y no es necesario hacer más para desmitificarla mediante eliminar una de sus mascaras ocultas, como lo es) la palabra anterior tiene una serie de connotaciones retruqueadas, destinadas a no ver las cosas como mayormente las entendemos y justifican el actuar de quienes no entienden que al decir

DESCENDIENTE

también decimos: Des-precio….des-mebrar…..des-culturalizar…..des-focalizar…..des-contar…..des-calificar….deshilar…..des-naturalizar…..des-tituir…..des-hacer…..des-mentir….o
simplemente destruir, entre muchas otras.  Aceptarlo entonces resulta para mi inapropiado y una forma de borrar mi historia generacional y personal…

 Quizás por eso, hablar de LITERATURA Y CULTURA AFROCOSTARRICENSE, es lo mismo que hablar del Síndrome de la deriva: un ir y venir que hemos permitido al dejarnos llevar, moldear, al gusto de intereses ajenos…primer punto de la siguiente relación de hechos.


MRProducciones; Fotos
     Del mismo modo que no existe una cultura igual a otra, una mujer igual a la otra, un ser humano a otro, no existe un escritor igual a otro; porque al escribir (y eso todos sabemos cómo pues nos fue enseñado en las reducciones educativas de cada quién), es más bien una costumbre, cuando no, un habito social confundido con muchos otros; no sume que no existe una palabra igual a otra: aunque sea la misma no necesariamente significa lo mismo.

   El escritor, es decir quien tiene ese instinto sabe que Hablar, expresarse, sabe que al rotular un trozo de papel transforma la palabra en algo fácilmente comprendidos por quienes quieren comprender lo que tenemos que decir, porque escrita o hablada la palabra, letra a letra, sonido a sonido, frase a frase, es el vínculo más potente de nuestras relaciones de reciprocas; la más perfecta expresión de nuestro pensamiento y lo único cuyo valor psicológico se equipara al semántico, proyectándose, con independencia de su valor gramatical, más allá de efectos y sentimientos completamente opuestos a lo que vivimos; pues no en vano, Jesús nos hizo saber que nuestra boca habla de la abundancia que hay en nuestro corazón (Mat.12:34), y Santiago; uno de los profetas menos leídos, nos presenta la palabra como un poder (Stg. 3:5), del mismo modo que (Prov. 14:24) nos instruye en que la riqueza y la pobreza están en poder de la lengua; pues según Mateo, aun el juicio final será en consecuencia de y por nuestras palabras (Mat. 12:37)… finalmente una de las características más frecuentes de los escritores afro-nativos de cualquier parte del mundo…

 Pero en este, mi pequeño país, constituido por siete provincias, dos costas y una isla patrimonio de la humanidad; Parques y Reservas Nacionales que son el hogar para más de 200 especies de mamíferos, incluyendo seis especies de felinos; jaguar, ocelote, puma, jaguarondi y tigres; 857 especies de aves, 11,000 de insectos y más de 9,000 mil especies de plantas, incluyendo 1,200 bellísimas variedades de orquídeas, playas, todas diferentes; variedad de climas, animales, flores y fauna, una lista sin fin de árboles y 4.5 millones de habitantes; de gran diversidad étnica, cultural y fantástica, país de reformistas y poetas, pioneros y lectores, antagónicos y negados, conocedores, anarquistas y revolucionistas ajenos, ¿Quién sabe cuántos y quienes so/n/mos los escritores de la etnia ni que somos, cuenten conmigo, Prudence Bellamy, Eulalia Bernard, Marcia Reid, Dolores Joseph Quince Duncan (los únicos dos hombres en estas lides), Shirley Campbell, Caroll Britton, y yo, los únicos conocidos como escritores miembros de la etnia? Apenas, que no es lo mismo que con dificultad, podemos repartirnos en medio de un grupo de personas que creen que como poet@s, escritore/as, DEBEMOS SER FIEL COPIA, de lo que instaura el grupo hegemónico como correcto, es decir la igualdad que en términos parecidos a lo que diría Y.O* en su momento, no permite sacar la cabeza por miedo a perderla.


  En materia de cultura, no existe una definición justa ni correcta con respecto a los escritores afros. Agreguemos un entendimiento adecuado. Se cree que todos somos los mismos y con frecuencia nos llaman por nombres ajenos…


MRProduccciones
    Estigmatizados, señalados, concretamente acusados, sentenciados y condenados, los miembros de la cultura negra, al menos la costarricense, al menos yo, somos señalados por no seguir ese adoctrinamiento más que imperialista en muchas cosas, que ocurre simplemente porque no hay, por más que digan que sí, especialistas en nuestra materia.  A veces, cuando la tarde me lo permite, o después de resolver una vicisitud de los de siempre, reflexiono sobre el tema y siempre, ineludiblemente termino comparando el asunto en términos feministas y más específicamente cosmetológicos; porque es lo más parecido que tengo para que me comprendan: el tema seria MAQUILLAJE PARA MUJERES DE LA ETNIA AFRO, necesariamente se impone la pregunta: ¿existe?

 
   Creo, y esto es convicción personal al que se llega por la experiencia propia y de mis amigas, es justo decir que no.  Al entrar en una tienda, de la marca que sea, al solicitar el producto, las vendedoras se nos quedan viendo de arriba abajo, luego a los lados y finalmente un no podemos ayudarla con la más triste de las voces sale de sus corazoncitos.  Eso, cuando tenemos suerte y son honestas. Cuando no,  te atiborran con cuatro kilos por un lado, de polvos faciales, labiales y demás que nada que ver contigo y, por el otro se declaran conocedores de todo lo que hablan las revistas para terminar recetando, e imponiendo sus criterios que; de nuevo te llenan de chunches descocherados que de nuevo, nada que ver con una, nada…

  Culpemos de esto, del desconocimiento de que la cultura afro de cualquier lugar, y en el caso que nos ocupa Costa Rica, esta relacionada con el TODOS SOMOS IGUALES del grupo hegemónico que instaura el uso de la palabra descender como su capa social para “entendernos y asumirnos”, para disfrazar su ignorancia que a su vez es un disfraz del racismo que ya no existe, y que ven como una forma de guiarnos, en la guía por un camino que para nosotros es (des)conocido, que en su mayoría este vedado por el imperialismo bíblico con el que fuimos adoctrinados y que permite explicar(nos) como parte del proceso social, mas no entender los distintos fenómenos que se presentan a nuestro alrededor.


No quiero ser injusta. Tenemos críticos, solo que (muy pocas veces) son nuestros amigos y no viven en nuestro país, y que nunca han aceptado que tenemos la palabra…

MRProducciones
   En nuestro país existen los doctos en Estudios académicos, algunos) escritores mediocres que son incapaces de ser otra cosa que cronistas, arribistas en el más puro sentido de la palabra que te obligan a tener paciencia. A gastar las mejillas más de las siete veces bíblicas. Las rodillas y el corazón sufren igual en la defensa de aquello que deseamos ser, porque buscan OBLIGARTE a pensar que no eres digna de entrar en su templo pero una palabra tuya basta para consolidar el imperio de los que no, no nos entienden y son muchas veces, la séptima plaga con que Moisés castigó a los egipcios por negarse a entender los mandamientos divinos… me es fácil pensar asi, desde que veo que te cuestionan todo lo que haces; diciendo que por no tener un titulo profesional de macramé que sea, estas desequilibrada o, sin juicio propio. Te dicen que todo es tu culpa y que sientes envidia de los logros de otros, pese a que tu trabajo es reconocido y aceptado fuera del país. Descalifican tu trabajo en función de su forma de pensar pero tu obra con todo y que no representa el pensamiento tradicional, es digna de ser incluida en antologías sin pedirte el respectivo permiso, y no tienes por qué quejarte porque en Costa Rica, todos quieren ser publicados, primer lugar, o si te quejas nunca más te tomaran en cuenta en el resto del istmo; porque se ha de agradecer el favor que te hacen, argumentos que se antojan justifican la nueva ley de fotocopiado…

En fin, otra historia en la que no pienso involucrarme...

Para La Coleccionista de Espejos:
                                                      Dlia McDonald Woolery

Nota 1:

Lo anterior son extractos de distintas ponencias sobre el mismo tema

Nota 2:
* Y.O: Yolanda Oreamuno.

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